Citaba la última semana la proximidad de la fecha del cumpleaños de mi padre, y que la descendencia lo seguimos celebrando. Ha sido, de lejos, lo mejor de la semana. Acompaño prueba gráfica. Los tránsitos entre Valencia y Bruselas, pasando por Rio de Janeiro, me han resultado tremendamente descorazonadores y no me olvido de Bakú, ni de Gaza y Líbano, ni de Ucrania. No está nada claro cuáles van a ser los límites en esta etapa final de la vida de un jubilado. Y no tiene ninguna importancia personal. Ya solo me preocupan los más pequeños de la familia, mis nietos, los de mis hermanos… Los de todos los demás, que van a ver zarandeada su infancia…
La polarización ha alcanzado esta
semana una cota muy alta. No sé si un 8.000, pero muy cerca. Alguien le ha
preguntado al rey por Pedro Sánchez,
al parecer sin mentar a la madre del presidente del gobierno. Debía ser un
moderado. Y el rey esta vez se sabía la respuesta: “Está donde tiene que estar”. Además de ser un país de merengues
contra culés y de rojos contra fachas, ahora somos del Hormiguero o de la
Resistencia. No veo la televisión. No he visto ni un minuto de Broncano. Muy pocos y hace muchos años
de Pablo Motos. Pero claro, tomo
partido: Resistir es vencer y
enfrente, una retirada a tiempo es una
victoria. Y el cínico y/o cómico, de
victoria en victoria hasta la derrota final. Sinceramente, no sé a cuál de
ellos se ha encomendado el gobierno. El empate, la X del titular, a mi me deja
muchas dudas. Si los menos espabilados del PP español, triunvirato bobo: González Pons-Montserrat- Núñez F, no
se hubieran dejado liar por Weber…
¿Hubiesen boicoteado los socialistas europeos al fachablando Fitto? Cómo
está Europa, señoras y caballeros.
Una imagen desconcertante de la
semana –Ojalá hubiera sido la única- En un árbol de Navidad, en Vigo, quizás en
el árbol de Navidad de Vigo, el que dice su alcalde que es más alto que el
Everest, he visto un letrero que decía “ForZa Valencia” Así, con Z, en italiano
y creo que sin tilde en la e, o sea, que no estaba escrito ni en catalán ni en
valenciano. Los populismos, aunque pretendidamente sean de izquierdas, no se
paran en esas menudencias. No me importa que se vean mis pocas simpatías por
los populismos –ninguna- ni por los nacionalismos y/o regionalismos
periféricos. Del otro nacionalismo, como en el chiste de quien no quería
bailar, ni hablamos. Varios ejemplos esta semana.
Nacionalistas moderados,
centro-derecha más o menos, de Euskadi y Catalunya mostrando afinidades con
grandes energéticas o bancos, ajenas al pudor mínimo exigible. Nacionalismo
valenciano tratando de repartir golpes casi por igual entre gobierno autonómico
y central. Imposible no pensar en cálculos electoralistas. Personalidades con
cargos en uno de los partidos del gobierno de España –Rodríguez Palop- afilando navaja contra el socio…
Y la versión local. El partido socialista dividido con bisectriz geométrica sin explicar a la ciudadanía la razón de tan exacta división. Quizá después de Sevilla el próximo fin de semana se sepa algo más. Del ex presidente Revilla es difícil no pensar en que ya haya perdido definitivamente el oremus y cualquier otro latinajo que se nos ocurra. De hacer el oso en el Hormiguero a reclamar una adhesión a la búlgara en el próximo congreso regionalista para…seguir cortando el bacalao. Su PRC, como un pollo sin cabeza, dispuesto a apoyar los presupuestos del PP que fijen los desmanes en Educación y Sanidad. Exhibiendo los diputados populares su amor por la enseñanza concertada y dispuestos, en sintonía con VOX, a ampliar los conciertos educativos a las etapas no obligatorias. Mientras, se niega un aumento razonable en los sueldos en la Pública y el conflicto no se ha hecho esperar. Miembros de la Junta de Personal llevan días encerrados en la sede del Gobierno regional… y sigue el desmadre sanitario. La presidenta Buruaga ha perdido definitivamente los nervios en un debate parlamentario insultando a Zuloaga, el líder socialista… todo ello antes de que empiecen las matanzas de pavos en los EE.UU.
Si no fuera porque el Señor le hizo
caso y se lo llevó, me apetecería recordar a un amigo que, en tono de broma y
ante situaciones un tanto conflictivas exclamaba: “Señor, llévame pronto”