miércoles, 15 de mayo de 2024

Creta (y 3)

 

Ítaca es otra isla griega. Todavía no he visitado la isla de Penélope y Ulises y no descarto poder hacerlo pronto. Hay que fijarse metas. Creta fue durante mucho tiempo una meta a la que no había llegado. Ya no puedo decirlo. La vida me ha alcanzado para conseguir esa meta. En mi primer viaje a Grecia, la música que sonaba mayoritariamente era la de Theodorakis. Tenían la democracia recién reestrenada, como aquí. Era el verano de 1977. Alguien nos gastó una broma en el museo Arqueológico de Atenas a cuenta de la reina Sofía… No suena ahora Theodorakis en Creta. Supongo que es lo mismo que quien no haya vuelto a España en 47 años ¿Qué sonaba por aquí aquel verano? Me costaría casi el mismo esfuerzo determinar qué suena aquí ahora. Mi emisora de referencia musical está especializada en éxitos de los 70, 80 y 90…

En esta tercera entrega que cierra el viaje finalizado hace poco más de una semana, tengo que destacar, quiero hacerlo aunque ya ha habido una referencia anterior, el extremo oriental de la isla. La ciudad de Agios Nicolaos, su emplazamiento costero con varias ensenadas y la laguna que podría parecer una albufera urbanizada pero que parece que tiene origen volcánico, hacen muy especial todo el conjunto. Llegamos sin mucha determinación, casi porque era paso obligado para el palmeral de Vai. Y es una de las joyas del viaje. Y un recuerdo temporal de los que permanecen. Ya está comentado también que este año la Pascua ortodoxa era extraordinariamente tardía.

A los días de diferencia entre los calendarios juliano y gregoriano –esa nimiedad que hace que la famosa revolución de octubre fuera en noviembre, un engaño de inicio que no podía terminar bien- se ha sumado este año alguna peculiaridad del calendario lunar, más el deseo de no coincidencia con la Pascua judía, que parece que se ha alargado más que  nunca. Soy consciente de que la explicación flojea, pero la realidad es que su Pascua en 2024 ha sido el primer domingo de mayo. Y que como ese era el día de nuestra vuelta, no hemos podido ver la quema del Judas de Agios Nicolaos. Otra coincidencia de este viaje. Ver algo que podía parecer un espantapájaros en mitad de la laguna y recordar que esa tradición –quemar al “malo” para celebrar la Resurrección- subsiste en algunos pueblos de este país nuestro... Nos fue confirmado rápidamente. Es la misma tradición que vendrá de antes del cisma de oriente.

Tampoco quiero acabar este recorrido virtual por la isla sin comentar el buen rollo con el que los isleños se manifiestan ante el visitante y lo que agradecen la media docena de palabras en griego que somos capaces de pronunciar; o la facilidad con la que comparten alguna información de ayuda… La red de carreteras es bastante mejor de lo que podíamos imaginar, no solo la principal de la costa norte. El viaje, a poco que se pueda, debería evitar los meses del verano. Lo comentamos con el recepcionista del hotel de Heraklion. En la costa sur en los primeros días de este mes ya se superaban los 30ºC. No le costó confesar que julio y agosto eran muy incómodos para la vida del turista. Ese mismo empleado se sorprendió mucho –surgió en una larga conversación con él en la espera para irnos al aeropuerto- de que conociéramos la mera existencia de Varoufakis y mucho más saber de los problemas que había tenido recientemente en Alemania. El exministro griego es ahora candidato al Parlamento europeo y se le ha prohibido participar en un congreso en Berlín para hablar de Palestina…

Como recomendación final, el viaje a la isla debería ir acompañado de lecturas previas para disfrutarla más y mejor. Es posible conocer con alguna extensión la cultura clásica y sus distintos periodos relativos a la Grecia continental y a buena parte del territorio actualmente turco, pero ignoramos mucho de la cultura propia de la isla, la minoica, cronológicamente muy anterior. El viaje me ha situado ante lo poco que recordaba o que nunca había sabido…

domingo, 12 de mayo de 2024

Rica y plena

 

¿Se ha movilizado el electorado progresista? Empiezo a escribir sin borrador previo, no pensaba hacerlo –escribir hoy- una hora antes de que cierren los colegios electorales en Catalunya. Voté allí unas cuantas veces, todas las convocatorias entre 1977 y 1986. No falté a ninguna. Ya me habían robado diez años, no pensaba regalar ninguno más. Así he seguido Y escribo hoy, fundamentalmente, recordando a un compañero que no ha podido votar, que no votará nunca más. El viernes puso proa al otro lado. Poco mayor que yo. Durante años estuvimos metidos en los mismos fregados, en una de las plazas mayores en las que se jugó la Transición a la Democracia. Una empresa de Barcelona con más de 30.000 trabajadores… Compañero Montesinos, espero de corazón que a los que hubieras votado hoy, sé bastante seguro todo lo que no hubieras votado, les salgan las cuentas. Para que en esa querida parte del territorio se empiece de nuevo y mejor, para que torni a ser rica i plena, como dice el himno oficial…

Supongo que afortunadamente, me he perdido gran parte de la campaña. Viajar al extranjero fuera de temporada es un privilegio doble. Algunos ecos me han llegado. No sé bien la razón pero alguno me ha hecho recordar aquello de la “Zapatones” Por poner un ejemplo, Aznar hablando de farsantes, sentenciando que Sánchez es el gran farsante, que miente más que habla. ¿Se ha olvidado Aznar de la “Zapatones” y de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein? Más madera, Charlotín, como le bautizó Hormaechea, hizo esa declaración el mismo día en el que a su vicepresidente Rato le pedían 63 años de cárcel y 40 millones de multa por algunas de sus fechorías. Farsantes, ya.

Y Alberto, el de la foto con su amigo el narco, también en esta campaña dando sus soluciones. Todo se arreglará cuando la presidencia del gobierno la ocupe él y los extranjeros, delincuentes en su mayoría, ya no te quitarán la casa mientras bajas a comprar el pan. Puede que no estemos locos pero algo trastornados sí. De otra manera no habría ninguna posibilidad de que el señor de esa foto fuera aspirante a lo que dice que aspira. No sé bien dónde es la intersección entre la farsa y el cinismo, pero que con la tabarrita que durante meses  -y lo que falte- hemos tenido con la ley de amnistía, no se haya mencionado en la campaña catalana pone de relieve la consideración que algunos dirigentes tienen del electorado, del suyo.

La no renovación del Consejo General del Poder Judicial, el mayor escándalo institucional ocurrido en España desde 1978, hace posible que algunos jueces se vean investidos de una total impunidad.  La Audiencia de Málaga, por ejemplo, ¿ha tenido alguna inspección por poner en libertad a un mafioso que había amenazado nada menos que a una princesa de los Países Bajos? Hay otras inspecciones que tampoco se sabe bien en qué emplean su tiempo, por ejemplo las educativas. Ahora que es oficial, real ha sido hace decenios, y admitido, que la enseñanza concertada cobra cuotas ilegales, ¿se conoce algún acta en alguna Comunidad autónoma contra algún colegio?

En vísperas de esta campaña electoral, un periódico serio, Le Monde, publicó un mapa sobre el  momento en que las mujeres accedieron al derecho al voto en el conjunto del planeta. Un error tan grave como ignorar la Constitución española de 1931 no ha tenido, que yo haya percibido, ningún eco. Así, el color con el que aparece España en el mapa, es el mismo de Libia, Sudán o Angola… cuando debería ser el mismo que el de los Estados Unidos. Por no citar el color otorgado a los territorios de la antigua Unión Soviética. Derecho a voto a las mujeres, sí, pero ¿a quién se podía votar?

Tampoco me ha parecido que el tirón de orejas de la ONU al PP a causa de su involución en las leyes autonómicas de Memoria, haya tenido la repercusión que merece. A ver a partir de mañana.

viernes, 10 de mayo de 2024

Creta (2)

 

Mucha Memoria en las lecturas con las que se cerraba la primera parte de esta crónica de un viaje a Creta. Kallifatides solo tenía tres años cuando los alemanes invadieron su país. Su padre, maestro comunista, fue encarcelado y torturado por los nazis y no tuvo una vida fácil después del final de la guerra, en la continuación de esa guerra en forma de guerra civil. Al final de esa, el escritor ya tenía once años. Seguramente sus recuerdos ya son más personales. Psychoundakis escribe sobre su propia vida. No tenía más que veinte años cuando los alemanes invadieron Creta y su obra se publicó en 1955, con los recuerdos bastante frescos. Emociona su descripción del paisaje cretense -al que hay que volver- y se entiende bien el poderío físico que tanto le ayudó en sus misiones en la resistencia. Henry Miller rozaba los cincuenta y llevaba una vida bohemia, a ratos de vagabundo, cuando recaló en Corfú para visitar a los Durrell, poco antes del estallido de la guerra en septiembre de 1939. No dedica mucho espacio a Creta en su obra “El Coloso de Marusi”, pero sin esa lectura probablemente se nos hubiera escapado el yacimiento de Phaestos y la playa de Matala.

Hemos recorrido la isla en sentido contrario al de las agujas de los relojes. Primero hacia el oeste. Hay dos poblaciones interesantes, con huellas notables de la influencia italiana -genovesa y fundamentalmente veneciana- en Rétino y La Canea. Puertecitos recoletos y faros destacables. El Greco está muy vivo en su isla natal. Hemos dormido en dos hoteles diferentes con su nombre y pudimos hacerlo en alguno más. Es decir, hay mucho hotel El Greco en Creta. Las calas de Seitan Limani, próximas a Souda, invitan al baño pero el atardecer en la costa norte es fresco.

La primera visita de la mañana siguiente es la playa de Balos. Ya está dicho que ella sola puede merecer el viaje a la isla. Una maravilla natural, un día espléndido este último del mes de abril y primer baño de la temporada. La siguiente etapa nos lleva a Elafonisi. Quizás haya que matizar lo del timo de la entrada anterior. La playa no está nada mal, pero es mediodía, hay mucha gente, la arena no es rosa… Comemos en unas rocas. El 1 de mayo –Protomaia- empezamos visitando un monasterio ortodoxo, Arkadi, con unos alrededores muy destacables desde el punto de vista geológico. El cretácico tiene menos prensa que el jurásico, Hollywood no le ha dedicado la misma atención, pero los fundamentos de la isla tienen mucho que ver con la era secundaria –mesozoica- que incluye ambos periodos junto al triásico, al que pertenecen la mayoría de los suelos de la isla, con unos 200 millones de años de antigüedad. La jornada continuó con la visita a los restos del Palacio de Phaestos, la playa de Matala, puesta de moda por el movimiento hippy que usó sus cuevas como alojamiento desde mitad de los años 60 y que hoy, en un día festivo, puede parecer un hormiguero y alcanzamos con la tarde ya muy avanzada Ierápetra para dormir.

Si la geología depara mucha riqueza en la isla, también en el aspecto humano es destacable lo temprano de la civilización minoica, del rey Minos, uno de los pilares de la mitología griega. En el museo arqueológico de Heraklion se comprueba de manera muy didáctica esa antigüedad. Hay pruebas de cerámicas y otros utensilios con más de 7.000 años. Ese museo es otro de los imperdibles de la isla. Lo mismo que los restos del palacio de Knossos, a donde es posible llegar en alguna línea del autobús urbano de Heraklion.

Como tantas veces, una joya del viaje resultó una visita que no estaba estrictamente programada. Agios Nicolaos, la capital de la provincia oriental, con un emplazamiento espectacular, y a donde llegamos bastante pronto, lo que dio lugar a una buena tarde de paseos por la ciudad. La jornada había empezado con la visita al palmeral de Vai y al monasterio de Toplou. En el hotel de Agios Nicolaos uno de los empleados de recepción nos hizo partícipes de un “secreto” que a él, como nativo de Atenas, le había costado seis años descubrir. Se trata de una cueva y una minicala, junto a una playa más concurrida, donde tomamos el último baño a primera hora del viernes. Y ciertamente, no parece que el lugar sea muy conocido a pesar de tener la terraza de un bar prácticamente encima. Y queda Creta para una tercera entrega. Llegará aunque se cruce por medio la jornada electoral de Catalunya. El aspecto humano, el gastronómico, la Pascua ortodoxa, algún otro recuerdo que no ha encontrado todavía hueco, puede que aparezcan por aquí antes de que acabe el mes. Mientras esos recuerdos estén vivos. 


martes, 7 de mayo de 2024

Creta (1)

 

Podía haber llegado hace 47 años. En agosto de 1977, con unos días libres después de un circuito por Grecia nos pareció que no merecía la pena, pasar solo un par de días en una isla de ese tamaño. Visitamos otras, más pequeñas y más cercanas al puerto del Pireo, - he vuelto a ver algunos clips de Nunca en Domingo, con Melina Mercouri cantando y/o bailando a los niños de aquel puerto, Ta Pedia to Pirea. He vuelto a Grecia.  He vuelto, y en una revuelta del calendario, hemos vivido la Pascua ortodoxa. Hoy es un día festivo allí. Mucho para contar pero, de entrada, una religiosidad popular aparentemente más profunda y extensa que lo que acostumbramos a ver en nuestro ámbito católico.

Si hoy es festivo en Grecia, mañana muchos países europeos celebran sin trabajar el aniversario del final de la II Guerra Mundial. Hace nueve años, en el 75 aniversario de ese final, dejé escrito en alemán, en una exposición en Berlín, el poco excusable olvido de la participación de españoles, griegos y yugoslavos en aquel conflicto. De nuevo, la Memoria entrecruzándose con la Historia. De nuevo, Historia y Memoria batiéndose en la actualidad. De vuelta a casa una de las primeras noticias que me sorprenden –ha habido muchas desde la última entrada a este blog- es la ralentización por parte del PP, para disgusto de VOX, de las denominadas leyes autonómicas de concordia. El trileo se ha apoderado de la política con más ahínco del que a veces somos conscientes. ¿Y después de las elecciones al Parlamento europeo? Volveremos a la carga. 

Pero esta entrada quiere dedicarse al viaje. Hay un vuelo directo a Atenas desde Bilbao, con una compañía española. Y otro de la misma compañía de Atenas a Heraklion. Y otro de esa misma compañía de Heraklion a Burdeos. La capital de Aquitania está a la misma distancia de la nuestra que Madrid, y es mucho más manejable. Y las estaciones del tranvía tienen nombres transversales: Chaban Delmas y Miterrand. O Stalingrad y Saint Jean…

Y la isla vale mucho la pena. Incluso si aterrizas en el mismo momento en que tu presidente de gobierno anuncia que sí, que vale la pena intentarlo. Supongo que se refiere a que va a intentar secar el barro. Quien no se haya preguntado alguna vez si nuestros sacrificios valen la pena, no entiendo qué tipo de vida tiene o ha tenido. Acostumbrados al “Una hora menos en Canarias”, allí estamos a una hora más que en la Península.

Hay dos atractivos fundamentales en Creta: la Naturaleza y el legado Minoico. Una isla de buen tamaño en la escala mediterránea, con altitudes que hacen que se conserve la nieve a finales de abril, mientras te bañas con una temperatura del agua bastante aceptable. Y todos los contrastes posibles en un lugar que ya hace unos seis mil años aprovechó su situación de encrucijada entre Europa y África, entre el oriente mediterráneo y la Península italiana. Contrastes internos Norte/Sur, con varios grados de diferencia en la temperatura entre una costa y la opuesta. El paisaje del oeste, a una cierta altura, parece más atlántico que mediterráneo. El este no engaña, la aridez se asoma sin disimulo. La playa de Vai dice contar con el palmeral natural más extenso de Europa. Claro que es una Europa que mira de cerca a Libia.

Las otras dos playas de referencia, Balos y Elafonisi, nos han merecido puntuaciones muy diversas. La primera justificaría un viaje a la isla. Si ahora alguien me pregunta qué hacer con unas pocas horas en Creta, una imprescindible es la visita a Balos. Con un peaje mínimo de 1€ por persona, pero con una pista de siete kilómetros que hay que recorrer con bastante prudencia y, digamos, fuera de la ley si se maneja un coche alquilado. El remate es una caminata final de aproximadamente media hora que a la vuelta, cuesta arriba, podría rozar lo infernal en verano. Y contando con todo, hay que ir. Elafonisi tiene el acceso mejor, el aparcamiento más caro y más propaganda que realidad en cuanto a sus arenas rosas. Coloquialmente se puede denominar playa Timo. Ambas están en el extremo occidental, una muy al norte y la otra todo lo contrario.

Una manera de alimentar el autoengaño, cuando nos reclamamos viajeros y no turistas, tiene buena base en las lecturas previas. Muchos años después de 1977 leí “The Cretan runner” de George Psychoundakis, traducida por el oficial británico que coordinaba a los grupos de resistentes contra la invasión nazi, Patrick L Fermor. Más recientemente, sabiendo ya que iba a viajar a la isla, Henry Miller y su “Coloso de Marusi” han hecho que visitara el parque arqueológico de Phaestos. Terminé la lectura de “Lo pasado no es un sueño” de Theodor Kallifatides, en la edición e-biblio de la Biblioteca Central de Cantabria, poco antes de aterrizar en Atenas el domingo 28 de abril.

(Continuará, espero)