miércoles, 29 de abril de 2020

¿Armagedón? No, todavía


Publicado en El Faradio el lunes, 27
He probado a poner en Google: Apocalipsis 16, 16 y sobre el plano de las proximidades de mi casa no lo encuentra: Bien! Si no me alejo mucho cuando me dejen salir, estaré a salvo. He vivido un tiempo suficiente en Barcelona para saber que hoy es la celebración de la Virgen de Montserrat y que, como ella sabe, nunca me gustó esa mezcla de religión y nacionalismo desbocado. Aquí, toda mezcla de religión y nacionalismo es nacionalcatolicismo y yo llegué a Barcelona cuando el nacionalcatolicismo, el otro, todavía tenía fuerza.

La pandemia me está haciendo progresar en el camino del jacobinismo. Cuando haya un balance, y lo habrá, de esta vamos a salir aunque todavía nadie sabe cómo será esa salida –y quien lo sepa que lo diga ya, que no espere a después de- Bueno, pues después de que salgamos, un balance imprescindible en España, en el conjunto de sus territorios diversos, será el de contar con claridad que hemos ganado/perdido los ciudadanos con las competencias en Sanidad repartidas por las 17 comunidades autónomas. No digo que todo hayan sido pérdidas. Hablo de un balance y después ya veremos que advocaciones marianas se pueden salvar.

¿Tendremos nosotros algún aviso de que lo nuestro se acaba? ¿Los tenemos ya y no hacemos caso? Escribe Irene Vallejo, páginas finales de El infinito en un junco, que al final del siglo IV los romanos estaban abandonando la lectura seria. Cita al historiador Amiano Marcelino que se indignaba de que sus compatriotas chapoteasen en la trivialidad más absurda mientras el imperio iba desmoronándose de modo inexorable. Parece que hubo un momento, con los bárbaros a las puertas, en que se reclamaba antes a un cantante que a un filósofo… Nuestra telebasura, nuestra prensa amarillenta, las post verdades –curiosa manera de definir las mentiras de toda la vida- ¿Equivalen al chapoteo trivial de los romanos de los finales del Imperio? ¿Estamos preparados para la caída de nuestro Imperio?

Ignoro si ha habido ayer tanto desmadre, en el primer día de niños un-poco-libres, como se refleja en las redes. He escuchado al presidente valenciano Ximo Puig y alguna alusión ha hecho. Espero con mucha fe que las tentaciones de convertirnos todos en la policía de balcón de los demás, sea efímera. Uno de los recuerdos más ponzoñosos que guardo de mi adolescencia es una conversación de mi madre con un policía de paisano. Mi vecino de enfrente, algo mayor que yo mismo, iba a ir al servicio militar obligatorio. Calculo que era a mitad de los sesenta, con los Beatles paseándose ya por España y los Rolling escuchándose en la radio. La BPS franquista preguntaba a los vecinos por la orientación familiar del que iba a vestir el uniforme. El informe de mi madre fue positivo. Eran una familia de “orden” Algunos años más tarde pudieron hacer lo mismo conmigo en la puerta de enfrente. Si llegamos a algo parecido otra vez… Simplemente espero no alcanzar a verlo.

El confinamiento va cargando. Me lo descubro el jueves 23. La muerte de J.M. Calleja, al que conocí personalmente, del que me gustaba su participación en algunas tertulias, pero sobre todo, muy amigo de amigos muy cercanos, me ha reblandecido. Y es Sant Jordi, a mí la fecha se me incorporó así, en catalán, en 1971. Y ahora este Sant Jordi especial, y también han llevado al hospital en Barcelona a una persona muy cercana, que falleció dos días más tarde y otra, también allí, está muy malita… y ya han muerto los padres de tres amigos, solo uno del virus, pero es en esta situación… todo va cargando. Incluso un homenaje en Santiago de Chile a Luis Sepúlveda, al que también conocí hace un par de años… Supongo que no pasa nada, incluso puede ser bueno descubrirse, casi seis semanas más tarde, un poco blando.

Y como cada vez está más cerca el final, algún final aunque sea transitorio, voy a indagar en un recuento que  hacía Jabois ayer en El País. Por tener claro en qué momento o en cuántos días se pudo retrasar el gobierno en decretar el parón que supuso el estado de alarma. La OMS no declaró la pandemia hasta el miércoles 11 de marzo, dos días antes de que el gobierno nos comunicara a los ciudadanos el inicio del confinamiento para el sábado 14 a mediodía. Dentro de poco todo eso tendrá poco valor o se tratará de disminuir el valor que pueda tener. Los datos se llevan mal con las percepciones impulsadas… ¿Desde el espacio exterior? ¿Se discute por 24 horas o se trataba de adelantarse a la OMS? Esa misma OMS hizo una declaración el 24 de enero a la que algunos se han agarrado como a clavo ardiente para intentar demostrar la indolencia, como mínimo, del gobierno español. Incluso alguno de la profesión médica la ha citado, me temo que sin haberla leído. No es por mantener el suspense es solo que todavía estoy confinado y lo que no escribí sigue en el armario. Pero saldrá.


martes, 21 de abril de 2020

Teodoro y Doroteo

Publicado en EL FARADIO el lunes 20
Esta semana puede ser la última de la normal anormalidad en la que nos ha metido un virus. Los niños van a empezar a salir. Lo necesitan. Lo necesitan más. Pese a mi conjuro interno para no escribir ahora nada de lo que en un futuro pudiera arrepentirme, y voy engordando el borrador de lo que no escribí, me permito hoy un par de excepciones. Una se relaciona con el título. Siendo yo muy pequeño, pero mucho, para cuando cumplí diez años el Plan de Estabilización ya causaba estragos en casa de mis padres y nos debimos apretar el cinturón de lo lindo, pero anteriormente, no puedo precisar con que periodicidad, venía un repartidor de Casa Genaro hasta mi casa con el pedido. Era un exotismo en aquel tiempo y en aquel barrio. Y llevaba un triciclo que podía estar recién llegado de Indochina.

Se llamaba Doro y hoy es el día que no sé si era Teodoro o Doroteo. He consultado a una experta en lenguas clásicas. Parece que no hay diferencia en la traducción, es un regalo de Dios. Si se quiere acentuar el regalo, debe ser Doroteo y viceversa cuando se quiere poner el acento en Dios. Podría ser incluso todo al revés. Es sólo una pista:  Hay un regalo de Dios que circula entre la primera división de nuestros políticos. No puede competir en acento fino con otros compañeros/as, pero él es fino a su manera. Tendrá capítulo en lo que no escribí, al menos por la contabilidad de las víctimas: Ese vicio bochornoso que no conseguimos desterrar y que tiene muchos seguidores entre nosotros, al menos desde alguna de las pinturas de Goya. O sea, que no es un fenómeno reciente. .

La otra excepción de la semana se relaciona con lo que se ha considerado desde el principio como primera necesidad. Estancos abiertos y librerías cerradas empieza a resultar insoportable. Un antiguo alumno acaba de publicar y no he podido adquirir su novela. Otro de mis favoritos, Abad Faciolince, dice que en crisis de creatividad, ha decidido publicar sus diarios y yo aquí, a dieta. Menos mal que un amigo me regaló hace un par de meses, El infinito en un junco, de Irene Vallejo. Autora desconocida para mí. Entusiasmo es poco para describir lo que estoy sintiendo con esta lectura.


No me considero cautivo, ese término exige un enemigo distinto a un virus. Ni bromeo con estar encarcelado. De la cárcel  no se sale a por el periódico o el pan. Me considero en buena situación dentro de lo que cabe. La muerte, se trata de eso y hemos pasado la frontera escalofriante de las 20.000, está provocando duelos impensables hace unas semanas. Quien haya pasado por duelos especialmente dolorosos, seguramente recuerda la fase de estar contra el mundo en general. Muchos miles de españoles están ahora contra el mundo y hay quien no renuncia a aprovecharse. No hablo solo de los políticos que menos aprecian a este gobierno. La situación no es muy manejable y se puede leer que la mafia no para, que hay algo parecido a un tele droga, que lugares como la Cañada Real de Madrid, o una ciudad del tamaño de Algeciras  pueden recordar al Stalingrado  de la guerra. Timos y extorsiones on line tampoco se detienen…Los bulos solo son una parte de los daños colaterales.

Me gustaría pensar que Yuval Harari distingue con precisión entre tiempo y clima. Tengo la impresión de que no  sabe el clima político exacto que tenemos por aquí. Y digo clima. Si solo fuera el tiempo político lo que tenemos aquí como lo tenemos… Pero el israelí tiene adeptos y ojala se pudiera iniciar algún plan con la unidad precisa. Primero entre españoles, a continuación entre europeos y un poquito más allá entre toda la especie. Eso sería estar a la altura del desafío actual. Pero en Italia, ese país tan parecido y querido y que en esto va unos días por delante, ya han tenido su polémica sobre las etapas de salida y su aplicación diferente en la escala territorial. Y no tiene mucha explicación que se pueda levantar el confinamiento a la vez en Fuerteventura y en Fuenlabrada.

Un estudio del CIS de hace 12 años, sobre la memoria de la Guerra Civil, anotaba que casi dos tercios de los encuestados tuvieron a sus familiares durante la guerra en pueblos y solo el 12% en grandes ciudades. Esa estructura y distribución de la población podría haber sido más favorable en la actualidad, pero la modernización ha significado, en primer lugar, apretarnos, y eso, ahora, tiene costes que no habíamos considerado. Y no es un mal específico de España. California y Nueva York no tienen la misma situación ahora mismo. Tampoco van a levantarles el confinamiento a la vez.



martes, 14 de abril de 2020

Una anciana de 89

Publicado en El Faradio ayer, 13
En 1931, cuando la crisis que siguió al crac no había tocado fondo todavía, el 12 de abril fue domingo, como este año. Y en España se celebraron elecciones municipales. Era el inicio de una reconstrucción del sistema democrático después del paréntesis dictatorial de Primo de Rivera. Y de los falseamientos anteriores a 1923. El resultado en la mayoría de los grandes núcleos urbanos precipitó un desenlace bastante inesperado. Dos días más tarde el rey renunció y se proclamó la República.
En la madrugada del miércoles 15, en la cubierta del Príncipe Alfonso, donde hacía la mili, mi padre pudo ver al monarca subir por la escala. No hubo ningún desorden a la puerta del Arsenal de Cartagena. Y el crucero de la Armada navegó hasta Marsella con su ex regia carga. La reina, la de nuestro paseo principal, se fue en tren al día siguiente. La pareja no era pareja desde hacía muchos años. Tradiciones familiares…

Creo que escuché más veces a mi padre que había llevado los palos, como caddie de Alfonso XIII,  y a sus compañeros de juego, en el Golf de Oyambre, en los primeros años veinte, que esa participación que el azar le había dado en un hecho notablemente histórico. Aquel abril mi padre todavía no había cumplido los veinte. Le tocó vivir una época difícil como a toda su generación y aquí estamos los herederos sin acabar de creernos lo que nos está pasando.
La II República cumple este martes 89 años, que es una edad muy respetable, pero lo malo de esa anciana institución es que falleció y no de manera accidental, hace 81. Con esos antecedentes, es posible que nos estemos quejando de puro vicio ahora, cuando el conjunto de nuestros dirigentes políticos pudieran estar por debajo de la estatura media de la ciudadanía.

Yo estoy contento con mis cinco metros de terraza. Me sobran metros para aplaudir a las ocho de la tarde. Esta crisis está trabajando mucho a favor de varias ciencias sociales. Los titulares de Nueva York nos sobresaltan. Hispanos y afroamericanos sufren la pandemia en un grado mucho mayor que los blancos, más o menos anglos. Pero es que la situación en Nou Barris o Vallecas se parece mucho a la del Bronx.
El problema es ser pobre, no el color de tu piel, aunque es cierto que muchas veces la correlación entre una cosa y otra hace saltar las estadísticas por los aires. Confinarte en donde a muchos nos gustaría pasar unas vacaciones no es lo mismo que cuando solo tienes una ventana a un patio interior, o a la pared de la casa del vecino. Es el mundo que hemos o nos han organizado.

Dicen, supongo que los más optimistas, que de esta no se puede salir para seguir con lo mismo, que el neoliberalismo nos ha llevado hasta la puerta del infierno y que ahora lo va a ver todo el mundo. Pero, sin que me haya ganado el pesimismo, escuchar gritos de apoyo de masas enfervorecidas, sin mascarilla protectora, a su bien amado líder, él sí, enmascarado, no da para subir mucho en la escala del optimismo. Ya sé que eso era en Brasil.
Más cerca, otro tonto a las tres, en versión muy chabacana, el Premier británico ha librado. Me alegro por él, de verdad, pero si sigue teniendo en sus manos el gobierno de ese gran país después de lo que dijo cuando la enfermedad ya estaba desembarcando en sus islas…Tampoco es para que nos gane un ataque de optimismo.
El trío culmina en EE.UU y a la vez es donde la prueba del nueve puede verificarse más pronto. Si hay elecciones presidenciales a final del año y Trump es reelegido…podría ser la señal de que seguimos sin aprender nada. Me doy ese margen. Poco más de medio año. Quizá algo antes tengamos una vida menos emparedada.

martes, 7 de abril de 2020

2, 3, 4


Publicado en El Faradio el día 6 

Empezamos la segunda semana después del cumpleaños en el que cambié el dígito de las decenas; la tercera de la primavera, con aires descaradamente veraniegos y la cuarta de encierro. De ese, con suerte, estamos en la mitad. Pero con los miles de conciudadanos que no van a ver el final, no es terreno para frivolidades. En mi opinión, tampoco para quejas. He estado a punto de titular en alemán y me he acordado del 1, 2, 3, de Billy Wilder. Berlín con muro y Coca Cola… Después de cinco años he retomado el estudio de esa lengua. Ha sido un ahora o nunca. El tiempo libre  no es escaso. El lunes pasado tuve que salir al centro de salud y aproveché para comprar en el centro comercial de al lado. Impresionantes ambos lugares pero al fin, en esta casa que no fuimos acaparadores, hemos conseguido rollos de papel del necesario…

Esa noche, o la anterior, tuve un sueño. No suelo recordar lo que sueño, pero en este caso me duraba la risa al despertar. Lo cuento porque me puede leer algún psicólogo y ayudarme a descifrarlo. En escena, un cuerpo de baile vestido como los derviches o aquellos Locomía de los 80. La música era el Resistiré de Manolo y Ramón, que danzaban escoltando a Ana Botella, la primera bailarina. Días más tarde me entero de que, si no es uno de los miles de fakes que circulan, esa letra la escribió el hijo de un preso condenado a 17 años de cárcel por militar en el PCE. Poca broma si es cierto.

Voy engordando la lista de todo lo que me callo porque no me parece momento. Lo que no escribí, puede llegar a ser un libro más gordo que aquel famoso libro gordo. Le debo mucho a la obra de Galbraith sobre el crac del 29. Con 31 años, cierta crisis existencial y un ERTE en mi empresa; con un intento de golpe de estado aquel mes de febrero; con un hijo a punto de cumplir su primer año de edad…hace casi cuarenta años decidí que seguía preparando unas oposiciones a lo que hoy se llama Profesores de Secundaria. Llegué a conocer bien la obra de Galbraith y tuve la suerte de que fuera la opción que me tocó en el ejercicio definitivo.

Ahora que las políticas keynesianas pueden volver a ser apreciadas para salir de agujeros del tamaño del que nos ha excavado el virus del demonio, esa salida no puede estar muy lejos de un nuevo plan Marshall. La traducción que acabará imponiéndose aquí, un nuevo pacto de la Moncloa, no me parece acertada. De esta no salimos solos, o sale Europa entera, o esa vieja construcción inacabada quedará condenada al derribo o al colapso. Nuestra derecha no parece muy dada al pacto. Además, la controversia sobre lo que significaron aquellos pactos puede erosionar la frágil unidad del gobierno de coalición. Curiosamente ahora serían los herederos de quienes empujaron más, desde el lado de la izquierda, los que pudieran aparecer como más críticos, mientras que los herederos del tibio PSOE desnortado del otoño del 77, serían sus máximos defensores.

Si no recordamos la contrapartida política que significaron aquellos pactos. Si nos quedamos en medir IPC,s y otras variables macroeconómicas, olvidamos lo que significó la Constitución del 78 respecto al franquismo. Un nuevo Pacto de la Moncloa, para poder compararse con aquel, debería poner sobre el tapete todo. Incluyendo forma y organización del Estado. Y no creo que haya mucho defensor de esa posibilidad fuera de los grupos parlamentarios nacionalistas y de Unidas Podemos.

Hoy, lunes Santo, debería subir por la Alameda la Virgen de la Esperanza camino de Valdecilla. No va a salir. Otros han sacado ya, en semanas poco santas, la Amargura, las Angustias y la de los Dolores, aunque haya sido en la versión virtual. Las tres muy queridas por el sector triste de este pueblo, que antes de ser de derechas o de izquierdas es, triste. Después, individualmente, además, algunos son muy malos y muy malas. Machado pudo dirigirse a ese sector: Mala gente que camina y va apestando la tierra…