miércoles, 28 de julio de 2021

44

 

El pasado jueves 22 no pude evitar recordar que hace 44 años, en 1977, esa fecha cayó en viernes. No tuve que consultar ningún calendario. Lo sé bien. Y aunque hubo un hecho histórico en aquella fecha: la apertura solemne de las Cortes democráticas después de las primeras elecciones tras la guerra, las que se habían producido el 15 de junio de aquel año, mi recuerdo es más personal. El salto electoral sobre muchas tragedias, desde febrero de 1936, se entrelaza desde entonces con una de las fechas más importantes en mi vida: La de mi cambio de estado civil. Mi boda.

Otra foto histórica de aquel día estaba constituida por las vicepresidencias de la mesa de edad de aquel parlamento: Dolores Ibárruri, la mítica Pasionaria, la dirigente comunista de la guerra y la clandestinidad, había sido elegida diputada al encabezar la lista del PCE por Asturias. Con 81 años, la mitad en el exilio, Dolores era la diputada de más edad. También estaba entre los más mayores de aquella cámara Rafael Alberti, diputado del mismo partido por Cádiz…

Un Camuñas también formaba parte de aquella Cámara. Dirigente del sector liberal de UCD y ministro en aquella primera legislatura democrática. Hasta entonces ese nombre creo que solo se relacionaba con un cuento infantil, sección terror, comeniños, en este caso el que nunca se corta las uñas. Sacamantecas, sacaúntos… Una versión modernizada de esos cuentos infantiles puede incluir la versión sobre el (no) golpe de estado de 1936 y llevar el nombre del comeniños que no se corta las uñas que también fue diputado y ministro. Y además un tanto veleta. Liberal, fundador de VOX, crítico con Casado por empujar al PSOE hacia la izquierda… y ahora esto del 36. Hay octogenarios con la cabeza en su sitio pero es posible que no se pueda decir de todos ellos.

 

En el mismo acto, al otro lado del dirigente popular, otro exministro de UCD y del PP, aparentemente del sector moderado, Arias Salgado, que insulta gravemente al primer ministro de los Países Bajos… Difícil de alcanzar el nivel de ¿? en que se mueven algunos personajes de nuestro conservadurismo. Y sobre todos ellos algunos que ejercen puestos altísimos en la administración de Justicia, a pesar de tener una edad que supera en muchos años a la que en otros sectores de la administración obliga a la jubilación. La señora Roca, vicepresidenta del Tribunal Constitucional, supuestamente del bando progresista, que ha votado con el otro sector sobre la inconstitucionalidad del estado de alarma de marzo de 2020. En otros cuerpos de la administración la señora Roca podría llevar siete, o doce, años jubilada. Incluso 17, de haber recurrido a una jubilación anticipada. Claro que sus ingresos serían cuatro o cinco veces inferiores…

De esa sentencia del Constitucional lo menos que se puede decir es que ha sido muy politizada. Juristas de mucho prestigio lo han denunciado. Incluso algún miembro de ese Tribunal, en votos particulares que podrían sonrojar a juristas con vergüenza, digamos nivel torero. No es moco de pavo la reflexión, al primer bote -15 de julio-, de la ministra de Defensa, Margarita Robles, magistrada en su vida civil. De elucubraciones doctrinales ha tildado la sentencia, votada a favor por seis magistrados y en contra por cinco. El estado de alarma terminó en junio de 2020. La sentencia contraria, trece meses más tarde ¿Qué pretende? Pero es que el resultado podía haber sido peor. Si cada magistrado hubiese respondido al criterio de adscripción ideológica, el presidente y otro magistrado deberían haber votado a favor y la señora Roca en contra. No hay mal que por bien no venga, pero queda claro el interés del PP en no renovar ese y otros órganos básicos de nuestro ordenamiento constitucional. Casado, abrazado a la brocha constitucional, no cuida la escalera.

P.S. Hoy es fiesta en Cantabria. Es posible que en el acto institucional que recuerda la constitución de la provincia, a finales del siglo XVIII, salte alguna chispa derivada de la situación que ha alcanzado la pandemia en nuestra región. Los peores índices en año y medio: Sin mascarilla obligatoria en exteriores, con las fiestas de pequeño formato en la capital… Si alguien recuerda la profecía del presidente Revilla de hace poco más de un mes: “El problema de Cantabria este verano es que no vamos a caber con todos los visitantes que van a venir…” Quizás ayude a explicar sus declaraciones de ayer cuestionando no solo a su consejero de Sanidad. Revilla cuestiona a los técnicos de Salud Pública de la Consejería. También la alcaldesa de Santander se hace portavoz del interés de un gremio. Parece que el interés de ese gremio es más importante que la salud pública. Más que grave.

 

 

 

 

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