domingo, 18 de julio de 2021

Dolor insular

 

La Ciencia Política define el estado totalitario y marca las diferencias, a veces sutiles, con el simplemente autoritario. La dictadura del proletariado se encuentra en textos clásicos marxistas. Ha habido momentos en que algunos regímenes encontraron insoportables sus títulos y añadieron adjetivos: democracia popular, pero también democracia orgánica. Un jurista de prestigio como Pablo Casado, ¿qué quiere cuando quiere que el presidente del gobierno diga que Cuba es una dictadura?

Cuba es lo que es. Ocupa el puesto 141 en una lista de calidad democrática bastante prestigiosa. No es buena nota. La frontera, un 3, entre el insuficiente y el muy deficiente. También es cierto que Rusia, China, Arabia, Irán, los Emiratos Árabes Unidos… no alcanzan esa nota birria y no parece que haya tantas ganas de calificar sus sistemas políticos. (*) En Cuba se mantiene un entusiasmo realmente singular en sectores populares numerosos, 62 años después y muchas privaciones después y no puede ser que todos sean de la nomenklatura y “resuelvan” con ayuda del Partido. Lo cual no justifica que salgan a la calle a apalear opositores… Me importa Cuba porque me importan los cubanos.

Mi historia familiar tiene una pieza vinculada a la isla. Mi tío Pepe, hermano de mi abuela materna, trabajó en la isla casi cuarenta años. Volvió en 1958, viudo y jubilado, y yo era un niño de pantalón corto que esperaba en el muelle, junto a la escala del Guadalupe. Venía con unos baúles, algunos muebles valiosos, y su pensión de jubilación y las rentas de tres apartamentos que dejó alquilados en Lawton, La Habana. La Nochevieja de aquel año, en casa de mis padres se brindó con cava, abandonando la sidra El Gaitero por primera vez. El motivo: Los rebeldes estaban ganando. Faltaban horas para su entrada triunfal en La Habana. Mi tío Pepe era el ejemplo de que en la Cuba anterior a la revolución existían sectores sociales, que a fuerza de trabajo, tenían un bienestar desconocido en la España de la época. Ese bienestar no le quita un gramo de brutalidad a la dictadura que se derrumbaba aquellas Navidades y que no era apoyada por la mayoría de esas capas medias.

No entiendo a quienes aman mucho a España pero les importa aproximadamente medio pimiento lo que les ocurra a los españoles. Es muy difícil que en Cuba no se produzca una transición, en un tiempo relativamente corto. Transitar hacia dónde es la pregunta adecuada. ¿A quién reclamar grandeza de miras en la transición? Si esa transición se retrasa mucho el riesgo de llevarse por delante el recuerdo del  Escambray y Sierra Maestra, de Castro y del Ché, de su sistema educativo… aumenta.

Desde un cómodo sofá en el Norte, con calefacción o aire acondicionado, se puede seguir apostando por la miseria del pueblo cubano para salvar la idea revolucionaria, pero los protagonistas no se lo merecen. Si yo hubiera nacido cubano no recordaría la dictadura de Batista más que por lo escuchado en casa. Si yo hubiera nacido cubano, mis nietos tendrían, al menos, diez años más que mis nietos reales; allí ese tema va con prisas tropicales, y estarían empezando a no ver nada claro su futuro. La pensión de jubilación y las rentas le duraron a mi tío Pepe menos de dos años. Y recibía noticias de amigos cubanos que le pedían paciencia con Fidel. Y le justificaban todo cuando él se había quedado sin nada. Absolutamente nada.

Pero mi ruptura con el castrismo no llegó hasta 1989. El general Ochoa fue fusilado junto a otros tres dirigentes, supuestamente por narcotráfico. La pena de muerte en sí misma me parece intolerable, en cualquier rincón del planeta. Y cancelé la idea de ir aquellas Navidades a Cuba con unos amigos – ellos fueron- Y he podido seguir cantando hits revolucionarios como concesiones al folclore o algo más… y, finalmente, visité la isla. Dos veces. Convencido de que el bloqueo, mi bloqueo, como el de los EE.UU, solo sirve para que la población lo pase todavía peor. Que es lo que ocurre ahora que no puede ir casi nadie.

 

(*) España ocupa a pesar de muchos pesares, el puesto número 19 de esa lista, con una nota de 8. Con un Consejo General del Poder Judicial y un Tribunal Constitucional renovados, esa nota podría mejorar. El Constitucionalazo de esta semana todavía no conoce la explicación oficial. Mejor esperar y ver la justificación de la sentencia sobre el estado de alarma. Además trataré de averiguar si en los suculentos sueldos de sus miembros se incluye el complemento de productividad…

 Plaza de la Catedral 31.12.2009

 Cocinando la cena de Nochevieja. Habana Vieja. 31.12. 2009

 

 

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