El relevo en la cúpula del PP nos ha dejado un parado de
lujo en la escala local. El anterior alcalde de Santander, el anterior ministro
de Fomento, el anterior jefe de gabinete de la consejería de Medio Ambiente…tiene que buscar empleo. No tiene gran experiencia
en la empresa privada pero, a la vez, estoy bastante seguro que sus problemas para
encontrar despacho y nómina van a ser poco comparables con los que tiene la
mayoría de la población en situación de desempleo.
La sucursal regional del grupo Vocento ha hecho un
despliegue bastante inaudito, en dos días consecutivos, en fin de semana, para
informar de este hecho. Personalmente le deseo lo mejor y que no vuelva a la
política. No voy a ser tan sectario como para negar sus posibles éxitos como alcalde. No es fácil no
hacer nada en diez años. Se equivocan, en mi opinión, los que toman esa vía. Ha
hecho cosas. Muchas o pocas. Buenas, regulares o malas. Pero la exageración, en
cualquier campo, conduce a la
incredulidad. Como mínimo.
Las dificultades mayores que están teniendo sus herederos en
el Ayuntamiento, transporte urbano y escolleras en la Magdalena, son proyectos
acunados en su tiempo. Con él agarrado a la vara de mando, se vivieron fracasos
importantes. Esta ciudad no pasó el primer corte en la carrera por la
capitalidad europea de la cultura de 2016. Esta ciudad tiene anulado por el
Tribunal Supremo su Plan general de ordenación urbana. Inversiones importantes
se van a rescatar con el dinero de todos, con el aparcamiento de Mendicouague
en cabeza. La privatización del servicio municipal de aguas no ha mejorado de
manera visible el servicio y la enorme cantidad de dinero que conllevó se
esfumó con muy poca trasparencia. Y, en el caso del enfrentamiento del
ayuntamiento con una anciana que defendía su casa, se ganó una notable
impopularidad.
Hay viviendas de titularidad municipal- no había y no está
de más recordarlo- y más km de carril
bici. Muchas más escaleras mecánicas
y rampas que ayudan a salvar una orografía urbana complicada. Claro que se han
hecho cosas pero se pueden contar en muchas menos páginas que las que le ha
dedicado el Diario Montañés. La alcaldesa sucesora ya ha corrido a negar cualquier
responsabilidad del ayuntamiento en un nuevo escándalo musical. Reconozco que
no había escuchado el nombre del señor Guetta
hasta estos días. Una prueba más de que la edad nos va divorciando del entorno.
Y algo que coloco entre lo que menos me gusta de la ciudad
en la que nací. La alcaldesa sucesora se ha hecho la foto con señores que no conozco
y una gran bandera de España a la puerta del Club Marítimo para celebrar el 90 aniversario de la regata New
York-Santander. En el subtítulo del Diario más diario de todos nuestros diarios,
un innecesario recordatorio del patrocinio de Alfonso XIII. En 1928 ese rey ya
hacía cinco años que cohabitaba con el dictador Primo de Rivera. A ese rey se
le sigue rindiendo tributo en esta ciudad cada vez que hay ocasión y muchas más
veces. ¿No es suficiente? Ahora que cada vez se habla con más claridad de las
fechorías de su nieto, ¿en qué altar hemos dejado al patrocinador de la
dictablanda? Compitiendo en directo con de la Serna?
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