domingo, 27 de septiembre de 2020

Diez años

 

Son los que hoy cumple este blog. En la primera entrada, que se titulaba así, la primera, el primer recuerdo no estricta y dolorosamente personal era para esa fecha de 1975.

https://robertoruisanchez.blogspot.com/2010/09/la-primera.html

Fue la última vez que la dictadura ejecutó cinco penas de muerte. Cuarenta y cinco años pues, sin esa lacra. ¿Cómo estaba el patio hace diez años? Movido. El gobierno socialista de ZP que acababa de modificar la Constitución al diktat de Berlín, se enfrentó a una huelga general no muy lucida, pero una HG al fin y al cabo. El terreno se iba poniendo  muy favorable a la mayoría absoluta del PP en 2011…

¿Cómo está el patio hoy, diez años más tarde y lo que me parece más sorprendente, más de 140.000 lecturas a este blog más tarde? Movido ¿Ha estado tranquilo el patio alguna vez? Seguramente en calma chicha no ha estado nunca, pero ahora parece bastante más movido de lo que se puede considerar medio normal. Si no tuviéramos bastante con siete meses de pandemia, que se ha cobrado miles de víctimas y nos ha aproximado al colapso económico, la situación institucional del reino de España es francamente delicada.

El gobierno de coalición, heredero del que pudo echar del ejecutivo a un partido condenado por corrupción, no tiene gran estabilidad interna pero desde fuera llueven chuzos cada vez mayores. El poder legislativo recoge una fragmentación ideológica y territorial como nunca desde 1939. Pero es el poder más legítimo, en el sentido de recoger directamente la voluntad popular. La tercera pata, el poder judicial, se permite un auténtico estado de excepción y se puede considerar que mayoritariamente se encuentra en rumbo de colisión con el poder ejecutivo, a todas luces más responsable ante la soberanía popular. Y finalmente, la Corona…

La familia del rey no está en la media de respetabilidad que suponemos a las familias normales. Un cuñado en la cárcel, una hermana que ha librado por los pelillos, un padre con toda la pinta de haberse esfumado… y Él… Nacido para heredar un trono que debía devolver la normalidad institucional a España después de casi un siglo de convulsiones con la Corona en el centro del ruedo. O no da más o no está bien asesorado, pero no es difícil asegurar que en estos últimos días, seguramente antes y entonces hay que pensar que Él es así, se ha enrocado con los afanes de una minoría parlamentaria que incluye a la derecha y a la extrema derecha ¿Sacaba buenas notas en Historia cuando era Príncipe de Asturias?

Llegados a esta situación, al gobierno, muy especialmente a su presidente, solo le quedan dos opciones: Retirarse, pedir una oración por la paz y dejar que ganen los que ganan siempre o meter en cintura a un poder judicial ilegítimo por caduco y no facilitar ni una, ni media, de las medidas que ese poder ilegítimo reclame. Y puestos a meter en cintura, alguna comunidad autónoma –voy en estilo Gila- debería asumir que el artículo 155 de la C.E de 1978 no es sólo para las comunidades con lengua propia. El gobierno de España, a mi juicio, puede ganar legitimidad si se niega a seguir mirando para otro lado en relación con la auténtica política de apartheid que se practica en Madrid. Los bantustanes del sur lo agradecerían. No sé si los gobiernos sudafricanos anteriores al de Mandela también se hacían llamar liberales.

Una reflexión final.  Cristina, de Zaragoza, es la brillante número uno de la promoción de jueces a la que el rey no pudo visitar el viernes. Parece ser que por imposición del gobierno. Con 27 años, hasta ahora no ha parado de estudiar. Le deseo éxito y aciertos a Cristina y que en los ratos libres repase derecho constitucional. Estoy seguro de que no encontrará nada parecido en las monarquías de nuestro entorno. Un rey echando un pulso a un gobierno en pleno siglo XXI.

Somos cientos de miles los funcionarios públicos del grupo A, como los jueces, que no hemos visto al rey más que en fotografía. Y mi título administrativo creo que lo recogí en un entresuelo de la calle Caspe, muy cerca de Radio Barcelona.  

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