Es la parte más clara. El Gobierno de España ha sufrido una derrota parlamentaria. No tiene mayoría suficiente y no está claro que en esta ocasión la haya buscado. Se hartan de hablar de geometría variable, que es una contradicción en sus propios términos, salvo que el terraplanismo haya alcanzado la Moncloa. El círculo, la circunferencia, la superficie de un triángulo o de un cuadrado van a seguir midiendo lo mismo que nos enseñaron en el colegio. La pregunta de la semana es ¿quién ha ganado con la derrota parlamentaria del gobierno?
Además de los bancos en donde está depositado el dinero ahorrado por los ayuntamientos y por el que, además de no pagar intereses, cobran sus tasas correspondientes, además de esos bancos, ¿quién ha ganado algo? Se ha visto muy contentos a los altos dirigentes populares. En una de sus más negras semanas, con otro caso de partido-banda de malhechores pillados in fraganti, la derrota parlamentaria del gobierno, en un país de poca memoria, les ha podido salvar unas horas del oprobio. Pero hasta que no limpien fondos como los barcos, los populares van a seguir atrapados en sus cloacas. Es así de sencillo.
Tampoco parece que vaya a ser el momento de revisar una estructura territorial de más de ocho mil municipios de los que menos de un 10% tienen posibilidades reales de prestar servicios a sus ciudadanos. El desequilibrio es de campeonato. En las áreas urbanas articuladas en torno a unos 150 municipios, de al menos 50.000 habitantes, vive el 70% de la población española. La superficie en la que viven esos españoles es inferior al 10% del total del territorio. La España vacía o vaciada merece atención. Sin duda. Pero esa otra España que lo concentra casi todo, también. ¿Podría ser el momento en el que un determinado Ministerio tuviera como interlocutores a los 25 alcaldes de los 25 núcleos más importantes de 25 grandes áreas urbanas? En ellas vive la mitad de la población española. Puede ser más fácil entenderse con 25 que con 8.000
Me refería a la memoria, escasa, de nuestra sociedad. Hay una parte importante de la misma que no recuerda que la ley orgánica aprobada en 2012, que ha impedido a los ayuntamientos gastar sus ahorros ayudando a sus vecinos a salir del agujero negro en el que el virus nos ha colocado, repito, aquella ley, fue aprobada por la mayoría absoluta del PP, con Rajoy, ahora en el trapecio sin red, de presidente del gobierno y Cristóbal Montoro, ahora comentarista radiofónico, de ministro de los dineros. Y el PP de Casado quiere aparentar que no tiene relación con el lío creado por aquella ley. No intento decir que el gobierno actual lo haya hecho ni medio bien. Solo que no entiendo algunos regocijos de la oposición. Parece que sigue habiendo quien prefiere quedar ciego si el enemigo al menos queda tuerto.
No he visto, y seguro que es mi falta, mucha publicidad de cuál ha sido el voto del diputado que pretende representar, él solito, a toda esta región. Por exclusión, si el gobierno no ha conseguido sumar ningún apoyo, el PRC habrá votado en contra. No apoyó la investidura y no parece que importe mucho el sentido de su voto en otras cuestiones. Amarrado el gobierno regional con unos o con otros, los regionalistas parece que han decidido que pueden hacer capas de sus sayos. Gobernar con acierto es diferente. Tenían ganas de gestionar la educación en Cantabria, no han tenido suerte con el estreno. La dimisión de la consejera ya ha pasado por las portadas. El inicio de un curso tan especial, descansa mucho más en el buen hacer y la buena voluntad de los equipos docentes, que en la acción del gobierno regional.
En este mismo difícil verano, el presidente de la Autoridad Portuaria, el consejero Martín y el propio presidente Revilla no han dudado en gastar dinero de todos en colorear un hito de nuestro paisaje. La fotografía con Okuda y con su mentada obra del faro de Ajo, debe parecerles señuelo suficiente para ocultar otras carencias. Ayer domingo la foto era un, al parecer imprescindible, triatlón que dejará alguna secuela salvo acción milagrosa que pueda mediar en tanto dislate. Sigo esperando la foto en la que el consejero y el presidente presenten una tarjeta de transporte realmente integral, la actual dista mucho de la que tienen casi todas las demás comunidades autónomas.
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