Sois muchos los que habéis profetizado que en mi nueva vida iba a escribir y voy a ir empezando para no defraudaros.
El 29 de septiembre es, con mucha claridad, un punto de inflexión. Pocos habrán estado tan tibios en torno a la convocatoria como lo he estado yo pero, ya en la víspera, creo que no tengo dudas. Hay que hacer la huelga. Yo la hubiera hecho de estar en activo, como hice todas las que se han convocado desde noviembre de 1976. No contra el gobierno, lamento defraudar a algunos, haría la huelga contra los criptopoderes que van intentando laminar un determinado modo de vida. El modo de vida que me ha permitido cobrar este mes como pensionista y espero poder seguir haciéndolo. El modo de vida que ha asegurado una enseñanza pública de calidad para mi hijo. El modo de vida que ha dado una asistencia sanitaria impecable a mi compañera de más de media vida aunque el final no haya podido ser feliz. El modo de vida que iba a asegurar mejores condiciones para los dependientes y sus cuidadores. El modo de vida europeo que, como la guerra de Troya de Giraudoux, ya no va a tener lugar.
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