Las protestas desatadas en Catalunya como respuesta a la
sentencia del Tribunal Supremo contra los líderes soberanistas lo han ocupado
casi todo en los últimos diez días, pero hay más. Todo lo demás. La situación
en Chile, o en Líbano y asuntos mucho más cercanos que se escapan como el humo
de los contenedores incendiados en Barcelona, a más de mil euros cada uno.
Una organización como Cáritas, que no está ligada a ningún Comité
Central de ningún partido bolchevique, acaba de publicar un informe demoledor
sobre nuestra actual situación social.
Pobreza, exclusión, acceso a la vivienda o a la posibilidad de calentarla en
invierno muy difícil, con tendencia a lo imposible, para amplias capas de la
población… Divorcio, como nunca en el último medio siglo, de la cualidad de
trabajador con la realidad de pobre de
solemnidad…
Pobres, más que pobres, quienes han tenido que abandonar sus
países por distintas causas, muchas ligadas a la pobreza y el hambre, y en
otros casos a la guerra. Nuestra ciudad, aparentemente tan tranquila, tiene la
posibilidad de encontrar de todo en cuanto se rasca un poco. Siempre ha sido
una ciudad con enorme contraste entre el escaparate y la trastienda. Pues a
escasos metros de una de las cumbres del escaparate, la sede del banco local y
global, en los Jardines de Pereda, no es difícil trabar conversación con
excluidos de todo. Mi experiencia avala que son gente tranquila, pacífica y
preparada.
En el templete, donde alguna vez actuaba la Banda Municipal
de Música, se refugian jóvenes albaneses que tratan de alcanzar el Reino Unido.
Nuestra ciudad es frontera exterior y lo va a ser más después del Brexit.
Nuestra ciudad está muy cerca de la guerra. En catorce meses, desde marzo del
año pasado a mayo del presente, ocho buques saudíes han cargado armas y
explosivos que se emplean en la guerra de Yemen. No somos ajenos a nada aunque
a veces nos quieran convencer de que muchas de esas cosas no tienen relación
con nosotros.
A la vez, con horas de diferencia respecto al informe de
Cáritas, el Credit Suisse nos informa de que nuestros ricos son más y más ricos.
Tenemos casi un millón de millonarios. Más de cincuenta son milmillonarios en
euros. Somos una potencia mundial en millonarios. La décima potencia. Dos caras
de lo mismo. En el número 15 del ranking nacional de millonarios figura Ana,la
presidenta del banco local y global, y en el 30, el tío Jaime, juntos
escalarían hasta el #8. Probablemente, algún día del año, no saben qué hacer con
tanto dinero. Otras dos caras: Concentración de pensionistas en Madrid. Parece
que el aporte de Bilbao es unas veinte veces mayor que el de Barcelona. No hay
ninguna correlación con el volumen de población de cada uno de esos lugares.
Otra dimensión del procès.
Y el traidor, lo hemos dicho poco, hay que repetirlo, hay
que llamar por su nombre al dictador, el general traidor, ha sido finalmente
desalojado de un lugar que no le correspondía, un lugar que compartía con miles
de sus víctimas ¿Tarde? Mucho. Pero siempre hemos dicho que mejor tarde que nunca.
Tras la aprobación de la Constitución, hace casi 41 años, no tenía ningún
sentido que el traidor, sus restos, reposaran allí. Hemos tardado demasiado y
el jueves 24 de octubre ha visto algo parecido a un aquelarre fascista. Muy minoritario, pero aquelarre. Menos
mal que no ha habido ningún accidente. El mayor de ellos, que una familia que
debería vivir en el exilio y de sus trabajos, se ha colado de nuevo en nuestras
vidas. Una prueba aritmética de todo lo que nos falta para la normalización. Sí, ochenta años después.
Y todo el espectáculo en precampaña electoral ¿A favor de
quién? La factura por la responsabilidad mayor de la nueva cita electoral no
vamos a conocerla hasta el 10 de noviembre. Paciencia.
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