No he conseguido escribir un extra. La vida jubilada no es
lo que parece. Y/o somos definitivamente más lentos. De algún recuento de los
resultados del último domingo de abril proyectados hacia el último domingo de
mayo, solo es prudente afirmar que está todo abierto. Modelo andaluz y modelo
portugués. Para el conjunto de España la
primera opción quedó neutralizada afortunadamente. La ciudadanía española debería ser estudiada con alguna atención mayor. A veces
he tenido, y tengo, la sensación de que no se respeta mucho, en comentarios
políticos, la decisión electoral de esa ciudadanía.
Gobierno de coalición o acuerdo de legislatura, lo que sea
finalmente, es bastante lógico que no se adelante hasta que finalice el proceso
de elecciones locales y europeas. Habrá paquetes de negociación: Alcaldías
importantes, gobiernos regionales y el gobierno de España. Me parece bastante normal
pero hay ya mucho lamento en columnas de opinión y redes sociales.
Soy el hermano pequeño en mi familia. Algo he aprendido a lo
largo de decenios sobre el comportamiento de pequeños y mayores si se quiere
mantener o restaurar alguna armonía. Que los choques sean pasajeros o duraderos
depende de todos, naturalmente, pero en política, donde voluntariamente me he
situado en posiciones minoritarias, en algún tiempo con compromiso militante y
más tarde como simple votante, he observado cierta falta de respeto por parte del
hermano pequeño.
En la izquierda española, y con catorce resultados de
elecciones al Congreso desde 1977, solo en diciembre de 2015 hubo uno que
aproximaba a socialistas y a las confluencias a su izquierda, articuladas por
Podemos, en un plano de cercanía en votos, no tanto en escaños (90 a 71) Como en el interior
de cualquier familia, es necesario el respeto mutuo, disfrutar del momento, que
no hay tantos, y olvidarse de la tentación de que sea el pequeño el que dé
lecciones al que ha convencido a más votantes. Y lo planteo en términos de
respeto. De igualdad con proporcionalidad.
En el colegio electoral el domingo pasado tuve dos
aldabonazos que me han llevado a la reflexión de esta semana. Para señalar mi
elección al Senado, sin importunar al presidente de la mesa y para abreviar la
fila que había en la cabina, le pedí un bolígrafo a un interventor. Era el del
PSOE. Al devolvérselo y darle las gracias, apreció algún guiño de mi parte que
le hizo confesarme que tenía 84 años y que ahí seguía, sin resignarse, fiel a
lo de siempre y esperando que parásemos el tirón del neofascismo…
Al salir, el choque con la luz primaveral casi me impidió
ver a un antiguo alumno. Tenemos buena relación y las redes sociales la favorecen.
Nos seguimos. Salía de votar con su familia. Una niña algo mayor que mi nieta.
La crisis le ha dirigido, dentro de su empresa, a convertirse en un sindicalista
bastante activo. Su comentario me escalofrió. Nos podíamos estar jugando el
pase a la clandestinidad…Le dije que yo no estaba para trotes pero que recordaba la situación, que para mi no sería nueva…
Y todo, o casi todo lo demás, es cierto. En la noche
electoral de junio de 1993, Felipe
González declaró que había captado el mensaje para a continuación desdeñar
a Izquierda Unida y pactar la legislatura con los nacionalistas catalanes. Jordi Pujol… En marzo de 2004, tras la
convulsión del atentado, a Rodríguez
Zapatero los jóvenes le pidieron que no les defraudara… Si la burra vuelve
al trigo ¿Todo el mérito o culpa es de una parte? Nuestra derecha a veces da
miedo a la mayoría y hay sectores de la izquierda que, supuestamente, todo lo
hacen bien, pero no consiguen convencer a esa mayoría ¿No falla algo en ese análisis?
En la Europa actual, y así parece que lo ven desde todas
esas atalayas, lo ocurrido en España hace ocho días es una especie de prodigio.
La mayoría social, en un país como el nuestro, de los grandes de la Unión, ha
optado por opciones progresistas para tratar de enmendar los muchos rotos y
descosidos de los últimos diez años. Se está recuperando el volumen de empleo
de 2008 pero ese empleo tiene una calidad infinitamente peor. La desigualdad ha
aumentado hasta límites poco soportables. El consumo no se ha recuperado… Me
encuentro en la mayoría social que ganó el domingo y me/nos felicitamos. De
momento. Tiempo habrá para maldecir si hubiera que hacerlo. En pocas semanas las
primeras decisiones.
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