Solo una vez hablé con Rubalcaba,
no como tantos otros y otras que en las últimas horas han aparecido como
confidentes diarios del desaparecido dirigente socialista. Fue en un hotel de
Santander, en un acto de su partido, en el momento en que ocupaba la cartera de
Educación o quizá todavía era secretario de Estado del mismo ramo.
Probablemente ya se había aprobado la LOGSE, o estaba a punto, y había aspectos
que se podían mejorar. Habló muy distendido, creo que casi cariñosamente, con
los miembros de mi sindicato, que no era el suyo, que habíamos acudido al acto.
Me caía globalmente bien y eso no quiere decir aprobar
totalmente su gestión, en mi opinión más brillante en todo lo relacionado con
el ministerio del Interior que su paso por otras dependencias gubernamentales.
En todo caso, si el PSOE ha administrado España más tiempo que el PP,
probablemente Rubalcaba tiene mayor cuota que otros colegas, en los aciertos y
fallos de su partido en tareas gubernamentales. Pienso sinceramente que demoró
su salida de la política activa aunque fuera con su mejor intención. Ganar a Carme Chacón por 22 votos, en febrero de 2012, supuso una agonía
del socialismo español durante seis años. Al menos ha fallecido dejando a su
partido en mejor posición que la que había arrastrado desde el inicio de las
turbulencias financieras de 2008.
Será declarado hijo predilecto de esta su tierra natal. Me
parece correcto. No somos muchos por aquí. Hay poca masa crítica para casi
todo. No hay que rebuscar mucho para conceder a Alfredo Pérez Rubalcaba la
distinción de mejor político cántabro de los 40 años de democracia. El gobierno
regional actual que puede ser casi igual
que el próximo, parece que ya tiene
tomado el acuerdo. Me gustaría que tomase también otro. Estaría dispuesto, por
mi parte, a que se declare hijo predilecto a quien lo logre, aunque no haya
fallecido todavía.
En abril del año pasado nuestro parlamento regional aprobó, sin
ningún voto en contra, y eso roza lo milagroso, una moción para manifestar el
rechazo a que en el Puerto de Santander se hicieran las tareas de carga, a
buques de la naviera saudí Bahri, de armas y
municiones que Arabia destina a su guerra en Yemen, contraviniendo
acuerdos y disposiciones de orden internacional que prohíben ese tipo de tráficos.
La movilización ciudadana había expulsado esos tráficos del puerto de Bilbao. Después
de esa moción parlamentaria ha habido no
menos de seis escalas de esos buques, la última hoy mismo. Qué ha hecho el Gobierno
de Cantabria para que ese acuerdo del Parlamento no sea papel mojado? Nada. Es
así de terrible.
Estamos en campaña para las elecciones al Parlamento
regional. Algún partido lleva en su
programa la prohibición de ese tráfico en nuestro puerto? Todavía no he
podido comprobarlo pero espero tener tiempo de hacerlo antes de depositar mi papeleta.
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