lunes, 2 de noviembre de 2020

La ciudad sin barrer

 

Queridos nietos: El jueves 29, por primera vez en mi vida, conecté en directo el video del Ayuntamiento. Había un Pleno municipal que me pareció importante. Hubo una votación prometedora muy al principio y más tarde, yo ya estaba a mis cosas, entre el teniente de alcalde de Cs, Ceruti y el portavoz del PRC, Fuentes Pila, la ciudad, sus ciudadanos, no los otros, nos quedaremos sin saber las razones por las que Santander está menos limpia de lo que acostumbraba. Tengo mi propia opinión, no es muy nueva, está reflejada aquí hace siete años. Para quien vaya con mucha prisa:  “(…) La ciudad puede jugar a ser todo lo “smart” que quiera y pueda. Pero quienes son listos de verdad son el alcalde y el equipo de gobierno. Yo pago más del doble y a la empresa se le paga un 20% menos(…)” El conjunto, variado, se encuentra en

https://robertoruisanchez.blogspot.com/2013/11/guinea.html

Y he visto hace semanas al propietario de la empresa concesionaria en una rueda de prensa muy difundida en los medios. Me parece que tiene bastante más credibilidad que el equipo de gobierno. Hoy no voy a ganar muchos amigos.

Porque tampoco me gusta la reacción de la inmensa mayoría de mis colegas de profesión. La operación de la consejera de Educación con el calendario escolar es impresentable. Ya lo había sido al volver a un calendario escolar muy cercano al tradicional sin la más mínima respuesta sindical, que yo recuerde. Supongo que hasta ahí, más o menos de acuerdo, pero a continuación… ¿Convocar huelga en solitario los mismos días que tenían que haber sido no lectivos?  Me duele ese sindicato convocante y sus decisiones más que cualquier otro. Y después del foco, la marcha atrás. Puro folklore. Fue mi sindicato durante mucho tiempo. Mucho antes de que fuera un sindicato convencional. Cuando pretendía ser algo diferente. Y después. Y no solo en la federación de enseñanza…

Tengo que decir explícitamente que no ligo los hechos pero escribo esta entrada después de dos noches de disturbios en una ciudad que no había conocido muchos episodios de violencia callejera. Ha ocurrido también en otras ciudades que no estaban en la geografía del conflicto. Las cotas de tolerancia a la frustración de una parte de la población están muy bajas. Tanto que el toque de queda o tener que ir a clase un lunes anunciado como vacacional, puede ayudar a quemar contenedores de basura el viernes y el sábado. Hace años, en medio de la crisis desencadenada por la reconversión del sector de la construcción naval, un vehículo policial fue arrojado a las aguas de la bahía cuando llegaba un ferry. No recuerdo tantos detenidos ni policías heridos. Pero me pareció bastante menos violento que quemar contenedores en la noche de Halloween porque hay que retirarse a casa temprano…

Un 3 de noviembre esta ciudad tuvo uno de sus episodios más negros. Tenemos monumento y nombre de una calle para que no se nos olvide. Sé que no está fácil,  pero deseo de todo corazón que los EE.UU. no sumen un 3 de noviembre a su lista de fechas en negro. Ya tienen muchas y parece que salvo una mayoría clarísima y en la mayoría de estados a favor de los demócratas, el lío está garantizado. Y los líos se sabe cómo empiezan. Nada más.

He dejado para el final una buena noticia. Hace un par de semanas me quedé a medias con algo que escuché en la radio. Pero hace unos días el juzgado de lo penal número 18 de Madrid me ha comunicado que, como perjudicado por la huelga de los controladores aéreos de diciembre de 2010, -abandono ilegal de un servicio público esencial- tengo derecho a una compensación económica en concepto de daños morales. Justo lo que pedía en mi denuncia. Este blog estaba recién estrenado pero tiene una entrada dedicada al asunto. Diez años…

https://robertoruisanchez.blogspot.com/2010/12/por-la-carcel-la-calle.html

La mitad de lo que en los tangos no son nada. Y ahora habrá recursos y demoras… No me importa. En la sentencia hay asuntos muy jugosos para desarrollar. No me resisto a comentar en esta primera entrega que con un salario medio, no es una exageración, consta en una sentencia judicial de 144 páginas, “(…) de 250.000 euros anuales alcanzando algunos los 800.000, (…)” aquellos trabajadores, algunos/as de ellos/ellas, creían trabajar en condiciones de esclavitud, consta en la misma sentencia, en grabaciones autorizadas como prueba. Cuando nos encerramos en burbujas de irrealidad los seres humanos podemos dar risa o pena. Controladores aéreos, reclamantes de libertades individuales condicionadas por el bien común para tratar de frenar la pandemia, frustrados por no poder disfrazarse de zombi más allá de medianoche… Muy pocos motivos para iniciar con optimismo un mes tradicionalmente oscuro.

 

 

 

 

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