Pasado el día de Acción de Gracias, con el pato cojo (Trump) más cojo y más pato que nunca, los pavos de Thanksgiving parece que se han consumido en la misma proporción de siempre. O casi. Los aeropuertos han recuperado un ritmo casi normal y aquí, Fomento tiene índices de seguimiento de la pandemia mejores, o casi, que los de Sanidad y nos encaminamos hacia uno de los puentes festivos más preciados del año. La Inmaculada Constitución puede ser solo el aviso de lo que llegue en Navidad, porque muchos nos recomiendan, salvar la Navidad. Y este mes que hoy termina parece que ha sido mucho mejor para la Bolsa que para las vidas.
La proximidad del cincuentenario del fallecimiento de mi abuela me aproxima al diciembre de 1970. En Madrid, en el Teatro María Guerrero, una actriz ya fallecida puso en aprietos al gobierno de la Dictadura. Recogido el hecho por la prensa extranjera, fue la primera noticia de que el Consejo de Guerra que se iniciaba en Burgos iba a tener repercusión internacional. En esas murió mi abuela y yo la recuerdo. Y ahora, ya finiquitada ETA, hay quienes la recuerdan a diario si les conviene para el orden del día. A mí no me gusta Bildu. Nunca les votaría, pero la democracia es eso. Más de un cuarto de millón de votos, en cuatro provincias, avalan su representación parlamentaria y esa representación es tan legítima como todas las demás. Ya vale de fustigarse en un país con tantos problemas de memoria.
El Ayuntamiento de Santander ha aprobado una declaración institucional contra la ruptura del alto el fuego en el Sahara occidental. En su momento lo hizo con aquel lema manoseado del bienvenidos refugiados. Son declaraciones de dudoso valor práctico, como la del tráfico de armas en el puerto de Santander aprobada en el Parlamento de Cantabria y a pesar de todo, me parece importante que nuestros representantes cercanos se pronuncien sobre asuntos que nos preocupan a muchos ciudadanos. Mejor sería que nuestro Ayuntamiento hubiese ofrecido al de Mogán, en Gran Canaria, cierto número de plazas para que los seres humanos que han vivido en condiciones infrahumanas en el muelle de Arguineguín, hubieran salido de esa situación antes de la intervención del Defensor del Pueblo. Muy positiva pero un tanto lenta. A menudo solicitamos a los socios europeos lo que no damos a nuestros compatriotas del sur.
También en el Ayuntamiento de la capital se ha debatido una moción sobre la nueva reforma educativa. Tampoco es política local pero… Lo bueno en este caso es que la concejala encargada del área en el equipo de gobierno no ha dudado en airear que la ley de 2013 la hizo en solitario y sin contar con nadie el PP porque tenía mayoría absoluta. Bueno, señora, pues la Ley Celáa de momento también ha recogido mayoría absoluta que parece de más valor, ya que viene de varios partidos y no solo de uno.
Reseñable me ha parecido que un almirante de la Armada española le haya recordado a VOX que en la mar hay ciertos deberes insoslayables y que su ignorancia o mala fe respecto al asunto es lamentable. También un marinero de reemplazo, algo más joven que Abascal, le ha recordado al líder extremista que de haber cumplido el servicio militar, del que presumiblemente se escaqueó, se hubiera enterado de lo que le recordaba el almirante.
Más asuntos de memoria esta semana. Uno: He podido ver, y hacía meses que no iba al cine, el documental de David Trueba sobre Chicho Sánchez Ferlosio. En mi opinión, canela en rama. Otro ejemplar de ese género, bastante maldito, costoso, del que no acaba de popularizarse su visión. A ver si hay suerte en este caso. Y dos: Si la Historia hubiera tenido mejor consideración entre los nuestros, probablemente el subdirector del ABC no se hubiera atrevido a polemizar con un historiador de prestigio como Álvarez Junco.
Yo también creo, con Álvarez Junco, y no solo es una creencia, que hace 500 años, cuando la expedición de Magallanes y Elcano, España no existía como tal. Los propios reyes de la Casa de Austria hablaban en plural de sus reinos, y para abreviar, de las Españas, también en plural. Yo no me atrevo a decir cuánto va a durar el estado que conocemos como España. Ese no es asunto de historiadores. Pero antes de los Borbones y de los decretos de Nueva Planta, nuestra organización jurídico-política no era la de un estado unitario. Eso es mucho más fácil de argumentar.