Elegir entre los centenarios que se llevarán el Oscar del año no va a ser fácil. Mi apuesta se mueve entre la gripe, española, en muchos lugares menos en España, y el final de la Gran Guerra. La última con fecha precisa, San Martin, 11 de noviembre.
Muy difícil seleccionar la foto del mes. Al final son 24 |
Unas elecciones generales dieron la presidencia del Consejo de Ministros a Maura pero los grandes partidos dinásticos se desangraban ya en los estertores del sistema ideado por Cánovas del Castillo. Nada parecido a lo de ahora. O un poco. Y una de las primeras secuelas de la revolución bolchevique, la eliminación física de los Romanov.
El año me va a resultar mucho más familiar en los cincuentenarios. En 1968 ya pude examinarme para obtener el permiso de conducir. Era la única mayoría de edad que permitía el franquismo. Mi memoria sigue bastante bien, por lo que recuerdo que hacía cuando me enteré de los dos asesinatos mediáticos del año: Martin Luther King en abril y Bob Kennedy en junio. Ese mes vivió el final de lo que se etiqueta como el Mayo francés que acabó arruinando el prestigio de De Gaulle aunque no hubo un cambio de rumbo en la política francesa hasta la llegada a la presidencia de Mitterrand en 1981. Ese mayo me pilló en Madrid, que si bien no era París, tampoco se podía comparar a Santander.
En el verano me veo charlando en el pueblo, en casa de mis abuelos, con un primo residente en Barcelona que ya estaba en la Universidad. Eso era en agosto. En julio mi familia se había enterado de mis inclinaciones políticas y, digamos, no las apreciaron en su justa medida. Ambos, mi primo y yo, lamentamos todo lo que pudimos la intervención soviética que ahogó la primavera de Praga. Massiel y Eurovisión, la matanza de Tlatelolco en vísperas de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, los primeros crímenes de ETA y su primera baja, Txabi Etxebarrieta. Fraga en Santa Isabel, hoy Malabo, en la ceremonia de acceso a la independencia de Guinea Ecuatorial. Un Mao que ya había asombrado al mundo con su habilidad para la natación a una edad avanzada, todavía tuvo arrestos para reeducar a los estudiantes y mandarlos a trabajar al campo, lo que secretamente le envidiaron millones de padres en todo el mundo... Pero 1968 fue, ante todo, el año en que la guerra en Vietnam alcanzó cotas de horror poco imaginables.
La matanza de My Lai dejó al descubierto que los Estados Unidos, en su acción militar en el exterior, no tenían nada que aprender de la otra, demonizada, gran potencia. La contestación a esa guerra, fuera y dentro del país agresor, se hizo progresivamente más y más notable. La presidencia de Nixon, elegido ese noviembre, elevó las cotas de la intervención e hizo insoportable el número de víctimas... hasta acabar como la única gran derrota sufrida por los EE.UU. en toda su historia.
En el verano me veo charlando en el pueblo, en casa de mis abuelos, con un primo residente en Barcelona que ya estaba en la Universidad. Eso era en agosto. En julio mi familia se había enterado de mis inclinaciones políticas y, digamos, no las apreciaron en su justa medida. Ambos, mi primo y yo, lamentamos todo lo que pudimos la intervención soviética que ahogó la primavera de Praga. Massiel y Eurovisión, la matanza de Tlatelolco en vísperas de los Juegos Olímpicos de Ciudad de México, los primeros crímenes de ETA y su primera baja, Txabi Etxebarrieta. Fraga en Santa Isabel, hoy Malabo, en la ceremonia de acceso a la independencia de Guinea Ecuatorial. Un Mao que ya había asombrado al mundo con su habilidad para la natación a una edad avanzada, todavía tuvo arrestos para reeducar a los estudiantes y mandarlos a trabajar al campo, lo que secretamente le envidiaron millones de padres en todo el mundo... Pero 1968 fue, ante todo, el año en que la guerra en Vietnam alcanzó cotas de horror poco imaginables.
La matanza de My Lai dejó al descubierto que los Estados Unidos, en su acción militar en el exterior, no tenían nada que aprender de la otra, demonizada, gran potencia. La contestación a esa guerra, fuera y dentro del país agresor, se hizo progresivamente más y más notable. La presidencia de Nixon, elegido ese noviembre, elevó las cotas de la intervención e hizo insoportable el número de víctimas... hasta acabar como la única gran derrota sufrida por los EE.UU. en toda su historia.
De todo eso se hablará, en mayor o menor medida, en las próximas semanas, pero hoy y los días próximos lo que toca, y debemos hacer que no sea, solo, un convencionalismo, es desearnos lo mejor. Si nos alcanza la generosidad, para todos. Así, a todos/as quienes leáis esto, os deseo lo mejor en ese año que ya está a la vista:
Feliz Año Nuevo/ Feliç Any Nou/ Feliz Ani Novo/ Urte Berri On / Bonne Année 2018 / Ein glückliches neu Jahr / Gott nytt ar/ Happy New Year/ Sana Saida
Montaña, mar. Marruecos. Norte de Europa. Gaitero q no llega. SIRIA. Caribe. Mudanza. Bahía. Familia. Familias. Y FAMILIAS. Chicas, adultas y bebé. ABU. MUCHO ABU. De 5 pasamos a 6. Pinar en latitudes castellanas. Y sumando. Y siguiendo
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