lunes, 2 de septiembre de 2013

100 gavines (gaviotas)

Duncan Dhu fue uno de los primeros grupos que conocí gracias a mi hijo. No me gustaba especialmente su música, pero reconozco que era pegadiza y con casi todos los ingredientes de los éxitos comerciales. Uno de esos productos que salían del País Vasco, tan lejos de los cantautores anteriores como de la música borroka coetánea.

Erentxun tuvo algún éxito en solitario y el grupo ha vuelto a sonar mucho este verano. Al fin y al cabo, sobre todo en música, 20 años no es nada. No pienso escribir ni una línea más sin declarar que las otras 99 gaviotas, gavines dada la cercanía del 11 de septiembre, no me importan mucho. Ni dónde han llegado o si se han perdido. Pero la gaviota restante, ya saben a cual me refiero, esa que ha vuelto menos relajada que nunca de sus vacaciones veraniegas, estoy seguro que es la que estuvo a punto de arruinarme la fiesta del indiano del pasado sábado 31 en Comillas.

Esa puntería para atizarme su cagada en la manga derecha de mi camisa blanca, solo puede venir de haber hecho muchas cagadas certeras en los últimos tiempos. Ahora que el caso Bárcenas ya es el caso Cospedal y Rajoy y Arenas y no sé cuántos más, la gaviota pepera tiene auténtica diarrea y no hará falta que termine el mes recién comenzado para que su enfermedad se parezca mucho al cólera.

Como acababa de salir de casa cuando vi el estado de mi manga, la cosa tuvo remedio. Pero la impresión es que me estaba esperando. Estas fiestas relativamente nuevas, como el desembarco romano en Santander camino de Los Corrales o el del emperador Carlos V en Laredo, han calado entre la gente y algunas contribuyen a alargar la temporada, aunque la noticia del día siguiente es que ya se aparca en la villa arzobispal sin problemas.

Se han ido casi todos los de fuera y han venido unos pocos más. Los que se han ido ahora se libran mucho de hablar de aquel síndrome post vacacional-y-no-se-que-más. Quienes pese a todo lo que ha hecho el gobierno actual, el anterior, el FMI y la Unión Europea y muchos grandes bancos, conservan el puesto de trabajo no están para síndromes.

No he querido seguir con asuntos de banderas pero podía haberlo hecho. Al fin y al cabo el ministro de Exteriores abre el curso con Gibraltar en el mástil de proa. La situación del Racing me ha apartado de casi todo lo que se relaciona con el fútbol, he tardado dos semanas en saber que había empatado el primer partido. Sin embargo, al estar por aquí cerca, la noticia del segundo empate me ha llegado muy pronto. Creo que salvo desgraciadas excepciones, las banderas menos ensangrentadas son las futboleras. Aunque un amigo me cuenta cosas de la Real y el Athletic y un sobrino incidentes menores en una barbacoa de esas en que se lía el número de asistentes. Tu cuñado conoce a uno, que conoce a otros, que … resultan ser de la fracción facha del equipo rival y cantan el #caralsol como fin de fiesta… y no se lía por un punto.

Pero algún regocijo hay que confesar. Quienes nos declaramos en su momento profundamente antimouriñistas lo pasamos realmente bien con el resultado, y la administración de los tiempos de ese resultado, prórroga incluida, en la final de la supercopa de Europa. A ver si va a ser el Bayern de Guardiola quien me ponga otra vez atento al fútbol! Sería como volver a fumar…


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