A veces parece funcionar lo de expresar los deseos en alta
voz. El final de la última entrada expresaba un deseo sobre Siria. No parecía
entonces muy probable. Hace ya unos días que se puede ser ligeramente más
optimista en ese tema. Sin poner ninguna mano en ningún fuego, el principio de
entendimiento entre Rusia y Estados Unidos sólo puede ser calificado de
positivo. Positivo, en primer lugar, para el futuro de la mayoría de la
población siria.
También ha sido la semana de alguno de los aniversarios
comentados anteriormente. El sábado acudí al cementerio del pueblo, puse unas
flores en la tumba de mi abuelo, y me bañé en el mismo rincón de la playa en la
que me enseñó a pescar pulpos. Él, nacido en San Vicente, al otro lado del
cabo, decía pulpes. Ir a pulpes, era ir a pescar pulpos.
Inmediatamente después había que majarlos. Que te majo como a un pulpe, era la
peor de las amenazas que un adulto dirigía a un niño cuando el comportamiento
de éste no era todo lo correcto que el adulto deseaba.
Mi abuelo tenía otra expresión entrañable, deja
al mozuquín! Siempre de abogado defensor de sus nietos ante su esposa e
hijas. Un marino conviviendo con seis mujeres cuando estaba en tierra, tuvo que
desarrollar estrategias domésticas distintas a las del barco. Lo del sábado, y
reflejarlo por escrito aquí, es parte de mi idea de la inmortalidad. La
memoria, el rescate del olvido. Han pasado cincuenta años desde su
fallecimiento. Tengo muertes más cercanas y dolorosas, en lo cronológico y en
lo afectivo, pero no olvido a mi abuelo Julio. Al otro, Ángel, no lo conocí.
Julio me enseñó dos cosas básicas que no practico mucho, la ya citada de ir a
pulpes y a jugar al tute. Seguramente tuvo una cuota importante en el intento, fallido alguna vez, de ser buena persona.
Finalmente agradecer a alguna de las providencias que
circulan por el planeta, o más allá, que haya sido posible volver a despertar
con una sintonía radiofónica familiar. Alguien, no quiero nombrar, quiero
olvidar rápido, no voy a perdonar, cometió el pasado 22 de abril un grave atentado contra la libertad de expresión
pensando que de esa manera evitaría que se hablase de temas incómodos para él o
sus amigos políticos. Aquel mismo día la entrada a este blog titulada franquismo
sociológico tuvo su record histórico de visitas, casi 500. El mismo
asunto fue tendencia nacional en alguna red social. Hoy aquel paréntesis se ha cerrado.
Como siempre, los reflejos autoritarios tienen una duración
limitada. Es cierto que a veces mucho más larga de lo deseable. El cambio de
cerradura en la emisora desde donde se emitía Buenos Días Cantabria ha causado daños económicos perfectamente cuantificables
a los dos periodistas promotores y daños morales mucho más difíciles de
cuantificar a ellos y a su entorno en el que me encuentro. Pero ha clarificado
mucho. Ha puesto a muchos en su sitio. Eso al final puede ser, pese a los daños colaterales, positivo.
El buen hacer me consta desde hace mucho tiempo. El entorno
de colaboradores garantiza una pluralidad bastante inédita en Cantabria. Oscar
y Guillem, Guillem y Oscar, os deseo toda la suerte del mundo en vuestro
proyecto que espero sea el de muchos.
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