El pasado sábado 25 se cumplieron cuarenta años del
lanzamiento del éxito de Mike Oldfield, recordado
en los medios muy especialmente en relación con la película a la que puso banda
sonora, El exorcista, obra del mismo año. Otra vez nos hemos pasado
cuarenta años en vano. Parece que nuestra Conferencia Episcopal, nuestra ya que
se titula española, será de todos, ha convocado una especie de oposición y ya
tiene preseleccionados ocho aspirantes a exorcistas, que hay mucho trabajo en
estos tiempos.
Después del intento de la ministra del ramo para que el
desempleo lo arregle la Virgen del Rocío, más o menos, y que la televisión
pública recomiende rezar para alguno de los mismos fines, el toque episcopal
encara definitivamente la salida al tema. Y estaba yo en mi confusión habitual,
pensando, eso sí, que no paro, en la curiosa relación que mantienen los dos
personajes de la semana y que me perdone Mike Oldfield. Lo primero que se me ha
ocurrido es que parece que el nivel de acido acético –vinagre- en la vida
nacional está asegurado.
Sí, es cierto, finalmente un ciudadano portugués que ha
personalizado cientos o miles de titulares en los últimos tres años, y no solo
en la prensa deportiva, que podía haber sido lo suyo, nos abandona. ¿Cuántos
minutos de respiro hemos tenido? Como en aquellos límites matemáticos que
tendían a cero. El penúltimo ex presidente del gobierno, ya se habrán dado
cuenta que no pienso nombrar a ninguno de los dos, ha vuelto. Como los viejos
rockeros, que no dudan en iniciar giras pasados los sesenta. Y él ya los ha
cumplido.
¿Tienen algo en común el demonio, el ciudadano portugués del
que hablamos y el penúltimo ex presidente? Ya se que cualquiera puede encontrar
varios elementos de contacto. En dos de ellos a mi se me ocurre que podría
predominar el asunto de la pasta, la pela, la plata, el dinero. Tengo pocos
datos para meter también ahí al demonio. La Iglesia oficial es otra cosa. El
interés por la pela en este caso está históricamente demostrado. En la
actualidad, en Navarra sin ir más lejos, hay abierto un contencioso que podrá
ayudar a clarificar como le ha llegado a la institución una parte notable de
las riquezas que acumula y por las que no paga impuestos como el resto de
sociedades e individuos.
¿Y el demonio? ¿Está interesado el demonio en el dinero? Si
el demonio es el entrenador de fútbol portugués que todavía reside en Madrid, y
lo es para millones de ciudadanos, parece que la respuesta es afirmativa. Y
además ahora se marcha del euro. A partir del verano cobrará en libras
esterlinas. Espero que no sea premonitorio de lo que llega al continente. ¿Y el
otro? También encarna al demonio, o a algo muy cercano, para millones de
ciudadanos, pero ¿está interesado en la pela? En los últimos nueve años ha dado
muchas pruebas de estar muy interesado.
La última, también de esta semana, su fichaje por la empresa
–un lobby de abogados de Washington que parece que medió en la concesión
malograda de la medalla del Congreso de los Estados Unidos- nos costó
alrededor de dos millones de euros. Si llegan a conseguir la medalla… Es muy peculiar, aunque hayan pasado los plazos legales, que te devuelvan,
en forma de asesoramiento impreciso, una parte de la pasta pública que
concediste cuando eras presidente del gobierno de España … Uf!
Y a pesar de todo su demostrado amor por la pasta, ¿quiere
volver? Si su partido y su país lo necesitan… No, por mí que no lo haga. Que
siga en la pasta y mantenga lo más positivo que cualquiera le puede reconocer: la promesa de no estar más de dos mandatos en la presidencia
del gobierno. Si quiere más público que el que tiene ahora, que abra
un puesto de tarot en algún mercado televisivo. Claro que eso le enfrentará a
los exorcistas que Rouco está a punto de lanzar al mismo mercado.
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