Los
poco más de 300 kms de esta etapa se cubren en tres horas aproximadamente. No
tengo ningún apunte y me cuesta un esfuerzo enorme recordar donde comimos en
esta jornada. Salimos de Rabat a una hora muy cercana a la de nuestros usos
comunes para el almuerzo. Debió ser en algún lugar de la autopista, como la
primera cena, entre Tanger y Asilah. Nada memorable en cualquier caso.
Recuerdo
mucho mejor como los cielos se iban cubriendo y antes de llegar a la mítica capital del sur,
la lluvia hizo su aparición, en forma de llovizna, esporádica, pero nada que
ver con los cielos radiantes de los dos días anteriores. Al
ser viernes, la animación, ya en los alrededores de un área urbana que supera
el millón y medio de habitantes, se dejaba notar. Desde que se abandona la
autopista de peaje que llega a Agadir, el tramo de carretera de acceso es largo
y en no muy buen estado, sumado a un tráfico intenso… El alojamiento de esta
etapa, previsto para dos noches, es en un camping en la entrada de la ciudad.
Los
servicios están en un estado aceptable, no tanto las habitaciones de alquiler …
Se podría recomendar este camping, por su situación alejada de lo más intenso
del tráfico, si uno viaja en su propia caravana, como decenas de jubilados holandeses
con los que coincidimos y que iban camino de su país en una versión moderna de
las aves migratorias. Pasan el invierno en el antiguo territorio español del
Sahara, o en el extremo sur de Marruecos, y vuelven mediada la primavera a su
país. Ahorran en calefacción lo suficiente como para que todo el periplo sea
rentable.
La plaza Jemaa
el-Fna, el zoco, incluso bajo una fina lluvia, tienen un interés especial. El
minarete iluminado de la Kutubía requiere pellizcarse para convencernos de que
no es en Sevilla donde nos encontramos. Una cena rica y barata y otro paseo por
el zoco rematan la jornada.
Lo peor es que el sábado amanece lloviendo y que la excursión al Atlas deja de tener sentido con las nubes a tan baja altura. Después de un buen desayuno en una gasolinera cercana decidimos que acortamos el viaje en una etapa y que salimos para Essaouira. Es lo bueno de viajar de esta manera, decididamente superior a la organización estricta y rígida.
Al
sur de Marrakech cambian muchas cosas. Mientras mantenemos la altura, unos 500
metros sobre el nivel del mar, la aridez se deja notar de una manera notable,
pero, viniendo de nuestra península… No es fácil impresionarse por la aridez.
Los Monegros, cabo de Gata, otros lugares del interior al final del verano, pueden
presentar paisajes muy similares. Después está la parte humana. Y es claramente
diferente. Paramos a almorzar en Sidi-Moktar. Es como si hubiéramos entrado en
un plató cinematográfico, pero es real. Hay un animado mercado, los jóvenes
salen del Instituto, la algarabía es más que notable para un lugar bastante
pequeño. Las chuletillas de corderito, una docena, nos cuestan el equivalente a
tres euros y mucho menos la bebida y la parrilla donde nos las cocinan. Un
sistema fantástico.
La
temperatura es fresca pero el cielo cada vez está más despejado. Antes de
llegar a Essaouira contacto con una señora, propietaria de un apartamento donde
nos alojaremos. Nos confirma que lo tiene libre y unos jóvenes nos ayudan a
encontrar la dirección exacta.
Queremos
cenar pronto, en unos kioscos cercanos a la plaza en los que el pescado y
marisco es claramente del día, pero cierran al atardecer. Todo ha estado bien
organizado, almuerzo ligero y temprano para enfrentarnos a la primera
parrillada de riquísimo pescado fresco. Pero primero tomamos contacto con la
ciudad. La Mogador (el nombre arabe parece que significa la bien diseñada), de Orson Welles seguramente ha
desaparecido, pero el precioso emplazamiento, paraiso de surferos, el ambiente multicultural de un sábado por la tarde, con
vacaciones escolares en alguna zona de Francia y el puente del 1 de mayo en
España, da muy buena impresión y un gran ambiente a las terrazas cercanas al zoco y la Medina, pese al más
que fresco viento reinante. El nordeste está presente en las proximidades del
paralelo 31º N, a unos 2.000 kms de El Sardinero.
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