martes, 29 de mayo de 2012

Estreno



Necesitamos con urgencia estrenar un nuevo sistema. La insoportable sensación de un turno dinástico, como el de hace un siglo, hace imperiosa la renovación radical del sistema. Yo, que he discutido con algún amigo que sostiene que el PSOE y el PP, el PP y el PSOE, son iguales, sigo pensando que no son iguales, pero cada vez se parecen más. Y no son iguales.

Tampoco el partido de Sagasta y Canalejas era igual que el de Cánovas y Maura, pero eran el “sistema”, un sistema que por corrupto e injusto entró en crisis y nos llevó a medio siglo de convulsiones en España, dictaduras y guerra civil por medio. Y el sufragio universal- masculino- y el servicio militar obligatorio y meter en vereda, en cierta vereda a las instituciones ligadas a la Iglesia y cierta apuesta por la enseñanza pública… y muchas cosas más, vinieron de la mano de los liberales, nunca de los conservadores. No eran iguales, aunque muy parecidos.

La parte progresista de la sociedad, la parte de la sociedad que estando aburrida de la gestión socialista de la segunda legislatura de ZP no se entregó a las promesas vacías de los conservadores, más una parte nada desdeñable de quienes creyeron las no promesas o que ganados por el cabreo monumental entregaron la mayoría absoluta al equipo de Rajoy, están empezando a decir basta.

Entre decenas de casos que asquean a los ciudadanos cumplidores, muchos ya sin un salario fijo, quiero destacar dos en que la confusión entre las dos opciones políticas con posibilidades de gobernar esta esquina de Europa, va a ir haciendo que ambas se invaliden a la vez.

Una figura que el protocolo del estado sitúa en lugares de cabeza, siempre entre los diez primeros puestos,  el presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, se gasta el dinero de los contribuyentes de manera oscura y muy sospechosa, en hoteles de lujo en Marbella, en fines de semana muy largos, no una, ni dos, ni tres veces. Alrededor de veinte, con miles de euros de fondos públicos sin duda derrochados… Se sabe, que no es poco, y, hasta este momento, ha corrido más peligro el denunciante que el denunciado. 

Un señor, por otro lado, que llegó al puesto como apuesta personal del último presidente socialista, pese a su confeso estado civil que vulgarmente se conoce como meapilas. ¿Cuál es la coherencia de los beatos del siglo XXI? También algún consejero autonómico comparte ese estado civil y, curiosamente, también actúan de forma tremendamente sospechosa en la administración de los dineros públicos.

El otro caso, el del rescate de Bankia, el buque insignia de las finanzas conservadoras, con un peso pesado del PP al frente, Rodrigo Rato, una especie de antiMidas que ya se apeó del FMI en marcha poco antes de todo el vendaval actual. Un rescate que si alguna vez nos enteramos de los detalles nos va salir por un huevo de la cara que decía alguien con más caché que un servidor. Personalmente, los 500 euros que me tocan, en vez de ponerlos en el bolsillo de los que se lo han llevado crudito de la antigua Caja Madrid, más la valenciana, más alguna menor, preferiría pulirlos a mi bola y sin dar ninguna explicación, aunque luego me digan que vivo por encima de mis posibilidades.

Y son asuntos no menores en los que la diferencia de actuación entre los dos partidos debería ser nítida. Y no lo es. Lamentablemente. Lo que algunos denominaron alguna vez clase política, se comporta cada vez más como un estamento, más privilegiado que ninguno. Echar el perro a otro estamento, la Iglesia, no deja de ser un recurso, pero es inevitable pensar, después de siete años y pico de gobierno del PSOE, cuál puede ser la razón para no haber planteado antes alguno de los privilegios estamentales, IBI u otros.

Necesitamos un 14 de julio con urgencia. No sé dónde estará nuestra Bastilla pero todo apesta a Antiguo Régimen.

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