Esta entrada ha sido publicada en Aqui Diario Cantabria el 28 de noviembre de 2010
Los avances tecnológicos permiten, incluso a los aficionados, realizar lo que hasta hace muy poco hubiera sido considerado imposible. Puedo escribir desde el pie de la Sierra Nevada de Santa Marta, Caribe colombiano, literalmente en la base, en un poblado cuyas casas puede que no tengan buen aspecto, pero tienen agua, electricidad y wi-fi, pronunciado medio bien y no como en España.
He podido ver el triunfo del Barça en Atenas acompañado de dos catalanes, uno de los cuales vive en Nueva York y el otro en Menorca. Sorpresa mayúscula. Son los segundos que en tres días me preguntan por el presidente de mi Comunidad autónoma. El anterior fue un piloto chileno en una playa cercana a Cartagena. Había visto a Revilla en televisión.
Esto es globalización en directo. Cuando se pueda leer esta columna en papel yo estaré descendiendo, si todo ha ido bien como es de esperar, de la ciudad escondida de los tayrona, en el Parque Nacional de la Sierra Nevada de Santa Marta y en Cantabria, afectada por una ola polar, ya habrá abierto la estación de Braña Vieja. Y algunos de nuestros políticos siguen actuando como si las noticias viajaran en la patita de las mensajeras.
Uno puede acercarse a la línea ecuatorial y seguir, casi al minuto, las dosis de perversión de cada cual son la única limitación, las ocurrencias del dirigente de la oposición, hay que llamarlo de alguna manera y algo debe dirigir.
Pero lo que debo reconocer que ha conseguido sobresaltarme y no lo esperaba, es la aventura, no equinoccial, del alcalde capitalino. Una tele a su servicio y encargada a un compañero de partido, al que quizá se le deba algo. Sé que mi originalidad es escasa y que ya he usado el truco en un momento desde junio pasado cuando esta publicación vio la luz. A pesar de que no viajo con mi ordenador de sobremesa recuerdo que voz del diccionario de la RAE añadí a una de mis columnas: Era demagogo, y seguramente dio la casualidad que iba dedicada a alguien del PP.
Ahora voy a copiar y pegar otra. Es alcaldada y en su primera acepción dice: Acción imprudente o inconsiderada que ejecuta un alcalde abusando de la autoridad que ejerce. Íñigo, con el episodio televisivo sigues la estela, nada menos, de Hormaechea. ¿Recuerdas cómo salió de la vida política o eras muy joven? Por cierto, nadie, catalán ni chileno me ha preguntado ni por Diego ni por ti en este viaje.