Qué pena, por Dios. En un día de alegría, por la victoria en el estadio olímpico de Berlín, -aquel en el que Hitler se comió los puños al ver cómo un atleta de piel muy oscura ganaba a los arios rubios-, de la selección masculina de fútbol, que ya se había llevado por delante a Italia, Alemania y Francia y ayer a Inglaterra… justo hoy tengo que enterarme de que un apreciado intelectual -aunque muy veleta en los últimos tiempos- ha llegado a insultar de manera muy poco elegante a la mitad del Consejo de Ministros/as, curiosamente a las ministras. Parece que con los ministros, el intelectual no se ha atrevido. Otro apunte para la nota final.
Esta entrada podía haber llevado por
título “Feijolear III” pero, a la vez, podría haber parecido un abuso. Ganas me
han dado y no me importa confesarlo. A pocas horas de haber expresado la
necesidad de que la Armada española
vuelva a comportarse como la de una potencia imperial del siglo XIX, como si la
experiencia de Méndez Núñez no hubiera
sido suficiente, ahora se trataba de enviarla contra los cayucos que salen de
las costas del oeste africano rumbo a Canarias. Es verdad que no llegaron a
decir, ni Núñez Feijóo ni Tellado, que hubiera que disparar
contra las pateras. Quizá solo embestirlas… En fin, que pocas horas después de
todo eso Vox ha roto con el PP con un motivo aparente muy flojo –dado el número
de menores, sí, menores con sus derechos de menores, que habría que trasladar
desde una Comunidad saturada hasta todas las demás- un motivo más bien
peregrino…
La cuestión ahora es si también romperá
el PP con Vox. Hay un par de cuestiones muy poco menores, la de la Memoria
democrática y la de la ley de extranjería, en las que VOX ha abducido a un PP
que se quiere centrista y moderado. Si el divorcio es completo, -unos ya han
roto- ahora falta que rompan los otros, y pronto se puede ver traducido en hechos, en
leyes aprobadas en el Congreso o de proposiciones de ley que pueden retirarse
ya de muchos Parlamentos autonómicos. Si es por ahí, bienvenidos.
Si no fuera por el parto del
intelectual del principio, el temita de Nacho
Cano y Díaz Ayuso podría dar
para intentar algún comentario jugoso. Lo siento. No hay lugar para segundones.
Jon Juaristi tiene currículo
importante en muchas facetas de su vida. Antes de cualquier otra cosa debería
decir que he apreciado bastante lo que he leído de su producción. También
confieso que hace tiempo que le bajé de mi altar si es que alguna vez había
ocupado ese sitio. Con un año menos que yo, siempre me había parecido un tipo
notable, a pesar de su deriva ideológica que le hizo pasar de ETA a donde
quiera que esté ahora, con escala en el PCE, en el PSE-EE, y con carnet o sin
él, en el PP de Aznar. No sé si ya
ha llegado a VOX a través de la fundación primigenia, DANAES, pero amistad
personal con Abascal sí que ha
confesado. Con su trayectoria, puede estar ahora tentado por Alvise.
Me sigue pareciendo increíble que el
autor de “El bucle melancólico” o “El linaje de Aitor”, el desmitificador de la
batalla de Arrigorriaga… haya caído tan bajo. Hacer un potente discurso
antinacionalista, vasco, para pasar a intentar un potente discurso nacionalista
español. No veo la ganancia, pero veo ahora con regocijo que sus obras no me
acompañan en la minibiblioteca que me ha quedado después de las mudanzas, cuatro,
de los último ocho años. Jon, te he visto venir, pero ni así trago con que
hayas podido insultar a las adversarias ¿Dónde ha quedado tu aura de
intelectual? Incluso se ha permitido imitar nada menos que a Milei, atacando a Sánchez a través de sus ministras. Le ha faltado lo de la pollera…
Pasarse de listo. En el pueblo de
mis padres había dos tontos oficiales, pero con distinciones entre ellos. Uno,
se decía que había sido tonto de nacimiento, también se decía que el tonto
cantaba algo así: “Me llaman el tonto, el tonto de mi lugar. Todos comen
trabajando y yo, como sin trabajar. El otro tonto tenía un reconocimiento y
estudios, este simplemente “se había pasado de listo”. Pasarse de listo ¿Es lo
que le ha ocurrido a Juaristi? Tampoco es novedoso que gente con algún
reconocimiento previo acabe por endiosarse. Pero de Juaristi, simplemente, no
esperaba que se faltase al respeto de esa manera. Llamar “perrillas sanchistas”
a las ministras... quien no es capaz de respetarse a sí mismo, no puede
reclamar el respeto ajeno: Jon, te estás bañando en el puto fango.
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