El señor Núñez sigue feijoleando. No para de feijolear. Esto antes era morder y sorber, o estar en misa y repicando, o ser la novia en la boda y la viuda en el entierro aunque te hubieras quedado soltera. Pero Núñez feijolea mucho más de lo que se apuntaba en la entrada anterior. Dos temas de la semana le han hecho feijolear como si no hubiera un mañana. Voy y vuelvo y vuelvo a ir, con el tema de los menores extranjeros y la capacidad de albergue desbordada en Canarias. Hoy mismo el presidente de Ceuta, popular con el problema en casa, no se ha cortado casi nada al reclamar una solución equitativa. Es muy difícil llegar en patera a muchas comunidades españolas. A Madrid casi imposible. Como a Suecia o a los Países Bajos.
Lo que nos sirve de argumento en
Bruselas lo olvidamos en casa, o en Camargo, donde al alcalde popular le faltó
tiempo- el verano del año pasado- para cepillarse un centro de acogida con una
inversión del gobierno central equivalente al presupuesto municipal de un
término con más de 30.000 habitantes… El nuevo gobierno regional apoyó al alcalde aunque la presidenta y él habían militado en distintas familias populares en los tiempos de Casado. Por la paz un avemaría. Pero ahora, quizá la capacidad de acogida de Cantabria no esté muy holgada.
Falta por ver si el órdago de Abascal es real y si acongoja o no en
la calle Génova. Desprenderse de varios gobiernos autonómicos sería muy
doloroso, en términos variados, para los dos partidos que gobiernan cinco
CC.AA. si mis cuentas no son erróneas. Y la solución no puede hacerse esperar
salvo que nos parezca que las condiciones de vida que han mostrado las imágenes
de algún centro en Canarias nos parezcan dignas, que no nos importe que
nuestros hijos puedan vivir en esas condiciones.
Un signo de la “moderación” de la dirección popular es haber ascendido a Torrente a portavoz mayor en el
Congreso. Ya se vio el contagio con Cuca,
-hay que recordar que a Cayetana la
fulminaron por radical- pero lo de Tellado
sería de Juzgado de Guardia en el caso de que la Justicia española no estuviera
pasando por tan malos momentos, con muchos jueces estrella cagándose
literalmente en el convento…
Cuando uno de esos jueces estrella se jubile, ya es mayorcito, o alguien ¿el nuevo CGPJ? le meta un puro –voy a seguir cultivando mi ingenuidad mientras me aguante el cuerpo- ¿Le pedirá alguna disculpa Tellado a las dianas, a la diana mayor, de sus escandalosas invectivas?
Esto necesita salir antes del partido
de esta noche. El sistema de doble vuelta ha permitido, de nuevo, un susto sin
muerte. La portada de hoy de L’Equipe tenía un significado en 1936 en Madrid, y
otro, casi igual, el domingo en Francia. Lo de hoy es un juego: si gana el
mejor España ya está en la final de esta edición de la Eurocopa, pero a lo que íbamos con el feijoleo ¿Es
posible imaginar aquí, a sectores del PP votando a candidatos de Sumar para
bloquear el triunfo de uno de VOX? Y a votantes de Podemos o del PSOE eligiendo
la papeleta del PP con la misma finalidad? Mi imaginación no alcanza para tanto, pero plañideras/os locales, se supone que muy de izquierdas, han reaccionado en
minutos. Solo ven posible un gobierno que no se sustente en una mayoría en la
Asamblea Nacional, lo cual es cerrar el círculo de lo imposible y, de paso, cargan
contra el mal menor –socialdemócratas y centroderechistas antifascistas- parece
que solo les vale el mal mayor ¿Conocen la historia del siglo XX? ¿Y la de los
galgos y los podencos? ¿ Y la de que viene el lobo? Es que el lobo ya está
aquí, y en Italia, y en Hungría y en los Países Bajos, … con millones de votos
detrás. La mayoría de franceses sigue siendo antifascista. Demostrado en las
urnas hace 48 horas. Enhorabuena.
¡Ah! Y Feijóo, sin mirar a Valladolid, ni a Valencia, ni a Palma, ni a Mérida, ni a Zaragoza, …calladín toda la semana respecto a cómo se desarrollaba la campaña para la segunda vuelta entre los vecinos del norte, ahora se descuelga con que no quiere extremos, ni de un lado –Le Pen- ni del otro –Mélenchon- Nunca la equidistancia fue más falsa. Según Núñez F, Abascal y Le Pen juegan en equipos muy distintos
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