Mientras los gallegos votaban, yo estaba terminando la última obra de Saviano, Los valientes están solos. Una lectura que me hacía recordar los murales que abundan hoy en toda la isla. Falcone y Borselino, el primero próximo al PCI y el segundo al posfascista MSI, y sin embargo amigos y empeñados ambos en la lucha contra el crimen organizado. Asesinados los dos por la Mafia con poco tiempo de intervalo en aquel año de nuestros fastos de 1992. En los días posteriores a la cita electoral gallega no he parado de preguntarme ¿Cómo va la cosa –nuestra- por aquí? ¿Crimen organizado? El narcotráfico en el Estrecho, la mafia rusa operando como en el cine, incluyendo asesinatos casi anunciados… y Koldos, koldos hasta en la sopa. Transversales. ¿A cuánto estamos de que la corrupción, que significó un terremoto de la máxima intensidad en Italia, se lleve por delante todo nuestro sistema sociopolítico? Con las etapas intermedias de algún Berlusconi para acabar en una Meloni. Ganas dan de rezar para ver si alguna divinidad nos lo evita.
Y es que las primeras reacciones al
asunto Ábalos –los koldos de turno
solo son peones medianamente espabilados- han sido muy desalentadoras. Hasta el
viernes 23 en que la vicepresidenta Montero
dejó bastante claro lo que ella haría en un caso similar, todo han sido
vacilaciones, pero se pueden tomar por vaciladas.
Vale que no sepas a cuánto asciende la fortuna del peón que te guarda las
espaldas y hasta donde la espalda cambia de nombre, pero que con su grado de
instrucción haya sido consejero de una empresa pública, quizá sí que tiene que
ver con el baranda ¿no? Y el baranda del baranda ¿no sabe nada de nada? ¿Nadie
ha hecho ni un comentario?
Y las apuestas, ¿Cómo van? 2027
parece muy lejano. Es posible que Sánchez
se haya creído su propio manual de subsistencia, pero los bolos no están
pinados para durar tanto. Era difícil al principio. El tema de la Amnistía lo
están dificultando los más interesados; las pleitesías a Marruecos van a seguir
mermando apoyos internos… y además la corrupción. Con eso pueden jugar los
otros: Cuando llegas al gobierno por la corrupción de los otros… Y las facturas
han estado muy claras en Valencia o en Madrid, -absolutamente perdonadas- pero
a la izquierda esa factura le puede costar todo.
Con
la cita vasca ya anunciada oficialmente, la euforia por lo ocurrido en
Galicia el domingo pasado, -una exageración más del estado mayor popular- se
podría empezar a resituar: ¿Qué va a contar el PP en la madrugada del 22 de
abril? En Galicia solo 41.000 votos han separado a los dos bloques -sin que eso
quiera ocultar el fracaso del PSdeG- con un sistema electoral que prima a las
dos provincias menos pobladas. No es en el único lugar en que ocurren esas
distorsiones. No se salvan ni las elecciones generales, sobre todo para el
Senado. En Euskadi hay un ejemplo bastante exagerado con la equiparación de las
tres provincias, -25 diputados cada una al margen de su población- pues ni con
esas suele disfrazar el resultado el PP vasco.
Y dos años después del inicio de la
guerra en Ucrania, dice Biden que a Putin también le gusta la fruta. ¡A
nivel de Isabel!
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