A pocas horas del inicio oficial de la campaña me asalta el título de la película de Mario Camus, que se ha vuelto viral merced a un artículo del escritor valenciano Alfons Cervera, el cual tiene mucha relación con la memoria democrática de nuestro país y con una asociación a la que pertenezco, Desmemoriados. Aquella Pepa Flores, maestra en Bárcena Mayor, con amores con un guerrillero antifranquista, Antonio Gades, resume y aclara un episodio de nuestra Historia que casi nunca aparece en los libros de texto: la lucha armada contra la dictadura franquista durante veinte años desde el estallido de la guerra. Ya en el momento se disfrazó aquella historia: Los protagonistas eran bandoleros. Hay otras acepciones para los días del pasado.
Ahora mismo las fuerzas políticas que gobiernan, o van a
hacerlo, en la mayoría de las comunidades autónomas españolas, son muy
partidarias de los días del pasado. Del pasado en general. Recientes medidas
adoptadas por esos gobiernos, autonómicos y/o municipales, tienen una virtud:
Ya no se esconden. Censuran lo que pueden y amenazan con derogar lo que
quieran. Puede parecer una broma que en esta España que parecía avanzada en
muchas conquistas sociales, se censuren ahora obras clásicas de autores
nacionales o extranjeros. Hemos empezado al parecer con un terrorista peligroso
como Lope de Vega – No recuerdo que
el franquismo llegase tan lejos- o con una no menos peligrosa Virginia Woolf. A ver por dónde siguen.
El cine parroquial puede estar de vuelta. Aquel que
introducía un lápiz en el celuloide para distorsionar un beso, por casto que
fuera. Si Mogambo consiguió que la moralina
nacionalcatólica distorsionara un adulterio para convertirlo en incesto, hace
ahora setenta años, qué no seremos capaces de inventar para actualizar aquellos
dislates. Nuestra extrema derecha, que ya exhibía a un africano como si fuese “pieza
única” – de hecho no debe haber muchos de esa procedencia con inclinaciones por
Santiabascal- ahora, al calor del
día del orgullo Lgtb, ha presentado a una marifacha.
No soy yo quien pone el apelativo. O sea, tenemos de todo.
Acaba de fallecer un icono del pasado que no se distinguía
por su militancia progresista, pero Carmen
Sevilla creo que ha merecido un respeto transversal. ¿Seremos capaces alguna
vez los nacidos por esta parte del planeta de reconocer méritos artísticos a
intérpretes de conocida adscripción diferente a la de nuestras preferencias?
Philip Kerr, un escritor británico
prematuramente fallecido, deja un legado de novela policiaca mayoritariamente
en el contexto histórico de la Alemania de entreguerras que debería ser de
lectura obligatoria en la enseñanza. Sin la rigidez de la Historia académica su
documentada narración se hace mucho más atractiva. Creo recordar que, aunque colateralmente,
en alguna de sus obras señala la afinidad de algún dirigente franquista con los
altos mandos nazis. La Niña de tus ojos,
de Trueba, se rodó en 1998 y dejaba
muy explícita aquella relación entre nazis y falangistas. ¿Correrán peligro a
partir de ahora algunas de esas obras artísticas? Una vez que se pide la
censura para uno de nuestros mayores clásicos, Lope, ¿quién puede considerarse
a salvo?
Y el programa electoral que dicen que va a ganar no aclara mucho
sobre la reforma laboral, el aumento de la población activa ocupada ni los impuestos
a la banca y empresas eléctricas por sus ganancias extras; la prensa amiga no
señala ni por error la evolución del IPC de aquí en comparación con otros países europeos…, y
es posible que podamos asistir por vez primera a un debate con sillas vacías.
El mantra de las bajadas de impuestos sin señalar qué servicios serán disminuidos en proporción, no
aguanta muchos debates. La primera medida anunciada por la nueva presidenta
popular en Cantabria es la de extender los conciertos educativos para etapas no
obligatorias de la enseñanza. En concreto para el Bachillerato. No creo que se
inste a la inspección educativa a vigilar la voluntariedad de las cuotas que
las familias pagan en esos colegios y que se sitúan sin paliativos al margen de
la ley. Si eso es lo que viene y lo dejamos pasar, será que nos lo merecemos.
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