Horas me ha llevado volver a disponer de mi cuenta de correo electrónico. Llevaban tiempo avisándome de que excedía, mucho, la capacidad otorgada a una cuenta gratuita y yo pensando que me querían colocar una de pago. Todo va así últimamente y quienes dicen saber de eso de la inteligencia artificial aseguran que se pondrá todo peor. Con lo bien que nos iría con un poco más de inteligencia de la de siempre, más o menos natural pero cultivada, sin pesticidas añadidos, ni noticias falsas, ni todo eso que se lleva tanto: Exclusivas en papel cuché, programas televisivos catalogados de basura cuando son pura mierda…
Cuando te pones a eliminar correos recibidos o enviados hace
quince años, muchos ya estaban eliminados sobre la marcha o sea que piensas que
si han llegado hasta aquí a lo mejor es porque en un momento pensaste que había
que guardarlos. Y los que más pesan son los que llevan anexos, fotos la mayor
parte de las veces o documentos… Uf! Buenos momentos y de los otros y abrir una
carpeta nueva para salvar algo de esas antigüedades hasta que le das matarile a
todos los mensajes con clip…
De todas formas, y un poco en modo zen, emplear todo ese
tiempo en limpiar y recuperar mi cuenta de correo, que era verdad, que el
viernes fui a enviar uno y me hizo un gesto parecido a uno que parece que ha
hecho el presidente de Castilla y León por lo bajini, por la espaldilla, digo
que usar el tiempo en la limpieza me ha evitado enterarme demasiado de que el
Racing vuelve a perder; que las izquierdas puras son ya más virginales que ayer
pero menos que mañana; que alguna reina del Glam no se sabe bien si ha sido
madre o abuela; que Santiabascal ha
pasado por el Palacio de Festivales y no ha conseguido llenar –menos mal- y
supongo que alguna cosa más.
Lo que tenía anotado antes de que me reventara la cuenta de correo era un panel publicitario donde hace meses mis nietos se enamoraron de un oso azul que creo que anunciaba alguna telefonía y ahora ese mismo panel luce con un joven que aspira a ser alcalde de esta ciudad. Normal. No es el único y mientras no se pida explícitamente el voto, no es ilegal.
Pero hoy domingo, con mi cuenta de correo en marcha de nuevo
y mientras cocinaba un arroz he escuchado las noticias de las 14.30. Mucho
polideportivo Magariños, mucho Sumar. Vale, es la noticia del día pero pocas
noticias se mantienen más de un día. A saber que nos traen mañana. En el reposo
de después de comer me ha dado por consultar un poquito la única red social con
la que todavía trabajo un poco.
Debería haberme tirado a dormir en directo. En el muro de
una amiga que hoy estaba en el Magariños, otra persona se permitía,
textualmente, decir “Otra como Carmena” y no parece que su alusión fuera en
positivo. Pues a mí, si Yolanda Díaz
consiguiera en la próxima legislatura lo que consiguió Carmena en Madrid entre 2015 y 2019, me parecería muy bueno para
casi todos y todas.
Pero está esa parte de la izquierda que ha estado siempre,
ahora solo ha cambiado de nombre, que le importa más el purismo y el tener
razón siempre, que el resultado que pueda beneficiar a las mayorías. Y después
está el temita de los purismos. ¿Quién reparte las credenciales de
“verdaderamente de izquierdas”?
Entre los correos que no he borrado definitivamente había
una ristra –primavera de 2008- que terminaba con uno en el que solicitaba la
baja en mi sindicato de entonces. Nunca pertenecí a otro. Ni antes ni después.
Voy a buscarlo de nuevo. Les decía algo que se les podría decir hoy, y de aquí
al 28 de mayo, y hasta las legislativas de diciembre, a los que hoy han mirado
por encima del hombro a todos los demás. Ofendiditos y ofendiditas porque la
designada digitalmente por el gran timonel en su ¿despedida? ha conseguido
armar un proyecto que puede que no sea más que una nube de verano pero que
podría resultar esencial para que en la próxima legislatura no gobierne el PP,
necesariamente abrazado a VOX.
El correo con el que me despedía de mi sindicato decía,
entre otras cosas: “(…) ¿No estáis hartos de tener razón y quedaros
solos? ¿De decirles siempre a los demás cómo se debe hacer bien casi todo? ¿Y
si probamos a ir un poco con los demás? incluso con los afiliados. ¿Aumentan
los delegados en las elecciones sindicales tras años de tener razón? Aumentan
los afiliados? Entonces adelante. Decidnos a algunos lo equivocados que estamos
siempre, en todo. Quedaros unos pocos y tendréis más razón si cabe (…)
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