domingo, 23 de octubre de 2022

Orsay

 

Igual que el “all iron” se convirtió en alirón, así el “off side” en algún momento fue orsay. En uno de los rincones más especiales de El Sardinero, hubo un bar con ese nombre. No lejos de los Campos de Sport. Y no hace falta referirse al Reino más o menos unido, nadie le disputará de momento la invención del juego más popular del planeta, aunque en Italia… sí, esas dos grandes columnas vertebrales de nuestra civilización se disputan la invención del juego y pasan por momentos extraños. Una portada seria ha abierto esta semana con un Britaly, hermanando desgracias…  No era difícil bromear con la deriva que llevan los conservadores británicos desde que decidieron jugar a la ruleta rusa del Brexit. Berlusconi también juega a la misma ruleta. Quien tenga curiosidad puede ver lo publicado aquí mismo hace poco más de un mes sobre esa nueva ex, la señora Truss.

https://robertoruisanchez.blogspot.com/2022/09/marichiweu.html

“(…) Oiremos mucho su nombre en los próximos meses. Hasta que otra revuelta interna del partido conservador se la lleve por delante o, quién puede saberlo ahora mismo, hasta que los electores se aburran de ese partido (…)” Justo ahí estamos. Pero no era difícil la adivinanza. Lo mejor de la broma británica es que no se descarta el regreso de Boris J.

Después y más cerca tenemos el orsay permanente del Partido Popular. Usando su propio lenguaje, no está lejos del timo popular. Ellos que ahora dicen que no han dicho lo que no han parado de decir, incluido lo del timo ibérico, censurando que, a pesar de la locura de su precio, la electricidad aquí sea más barata que en cualquier otro punto del continente. Tienen el mismo problema que los del Brexit. Navegan con un rumbo imposible. Falla la conexión con Bruselas y el ridículo más espantoso se adueña de los populares hispanos. Se da patada hacia arriba a personajillos incómodos o a otros a quien se quiere premiar con buen sueldo y no mucho trabajo… y después dan el resultado que dan. Un vicio que no solo aqueja a ese partido.

Dolors Montserrat, De Guindos, Pons, recientemente repatriado, aquel exministro de agricultura de la “manteca colorá”, con intereses petroleros en Gibraltar, Arias Cañete…Gente que podría haber entrado en supuestos de la ley de vagos y maleantes si no hubiera sido derogada, deja a su partido en un fuera de juego permanente. Cuando Núñez Feijóo va, Úrsula vuelve y así no hay manera.  Si el paisanaje de por aquí tuviera mejor memoria, el mandarín del CIS se quedaría corto.

Y la nueva ley de memoria democrática ¿chocará otra vez, como la anterior, con los disciplinados discípulos de lo antiguo? ¿Seguirá habiendo vecinos de esta ciudad y de otras, con domicilio en calles de nombres infames? ¿Fachadas de iglesias católicas recordando solo a las víctimas de un bando en una guerra que ya tiene una antigüedad más que venerable? Que nadie se soliviante con lo de Cuelgamuros. Ese era el nombre. La inauguración debió coincidir en el tiempo con la modernizada sede central del Banco de Santander en el Paseo de Pereda de esta ciudad a finales de los años 50 del siglo pasado. Hasta ahí llega ya mi memoria personal. Un chiste que recuerdo de mi propio padre, muy poco sospechoso de izquierdismo, era el paralelismo entre Cuelgamuros y Cuelgaduros, como se intentó denominar al túnel que posibilitó la unión de dos manzanas del paseo citado y que ahora, de nuevo, están remodelando.

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