No me importa demasiado empezar diciendo que a mí, Pablo Echenique no me cae bien. Tampoco es que me caiga mal, pero no me cae bien ¿Entendido? Es un especialista en amarguras diversas. La última, bastante sonada, esta misma semana. El día en que cualquiera que no sea muy forofo de los partidos de las derechas variadas podría celebrar la aprobación de un proyecto de Presupuestos Generales del Estado que parece bastante favorable para la mayoría social, el señor Echenique bombardea, y se auto bombardea, horas después, y todavía no tengo claro a quién ha dejado en peor lugar con el asunto del presupuesto de Defensa.
Es otra porción del lío de siempre entre el Frente Judaico Popular y el Frente Popular de Judea. Las evoluciones en el pensamiento no son censurables en sí mismas pero a veces hay giros vertiginosos. No estaba seguro de si era cierto que Echenique había probado fortuna política en Ciudadanos y me he encontrado con que no solo eso es cierto. Es que además reconoce que en esa etapa ya se estaba moderando… Venía de más lejos y está reconocido por él mismo. Ahí va el enlace. Pues eso, de vértigo:
Durante mis estudios universitarios no conocí a nadie, no me relacioné con nadie que residiera en un Colegio Mayor. Los colegiales siempre me parecieron aves raras que anidan fundamentalmente en Madrid. Seguro que es una visión parcial e injusta, pero es la que tengo debido a mi experiencia. Y ahora mismo ya conozco a varias personas aparentemente normales que pasaron por esas instituciones parauniversitarias. Esta semana me he interesado por el curriculum de Elías Ahuja, por saber quién era la persona que le presta el nombre al Colegio Mayor que el domingo pasado protagonizó una página bastante vergonzosa de nuestra vida nacional. Pues don Elías sería el primero, si no llevara setenta años en el más allá, en avergonzarse de los colegiales del colegio que lleva su nombre.
Un filántropo a la americana que no pudo soportar el virreinato que los generales traidores, con Franco a la cabeza – hay que decirlo cada vez que haya ocasión: Trai-do-res- le habían entregado en el sur de España a Queipo de Llano. Así, don Elías tuvo que huir al exilio por Gibraltar. Y nunca volvió. Murió en Nueva York. Desde hace unos días le he incorporado a mis santos laicos de la tercera España. Allí, a la derecha del sevillano Chaves Nogales, que murió en Londres, tiene sitial el gaditano. También Pablo Casado pasó por ese colegio y escribió barbaridades del mismo tono que los gritos del domingo pasado, pero nadie juzgó importante que se supiera mientras dijo ser el jefe de los populares… Otro caso más
Otro acontecimiento grueso de la semana parece que tiene por prota a Macron. Que no sé si dispara contra pies propios o ajenos. Del gasoducto MID-CAT no parece muy dispuesto a hablar pero una futura Comunidad Política Europea le llevaría como padrino. No entiendo ya la diferencia con aquellos anatemas recibidos por una Europa a varias velocidades. Hay una Unión de 27, de los cuales no todos tienen la misma moneda y ahora vamos a 17 más. Hay cuatro que ya están, en parte. Como miembros del espacio económico: Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein. Después de no haber querido entrar hasta veinte años más tarde de la fundación y de haberse ido hace poco, con nosotros, de nuevo, el Reino Unido. Redobles de tambor.
Completamos los 44 con Turquía, las tres repúblicas del Cáucaso- alguna en pie de guerra con alguna-, Moldavia y Ucrania y los seis estados balcánicos que quedan fuera de la Unión. Incluyendo, como un despropósito visto desde aquí, a uno que España, y otros más, no reconocen: Kosovo.
La contraofensiva para ocupar primeras planas ha llevado a una crisis al govern de la Generalitat. Me gustaría vivir lo suficiente para ver cómo se tratan en el futuro los dislates que la herencia de aquel partido que se denominó Convergencia Democrática, ha ido acumulando y que ha logrado que, ahora mismo, ya haga diez años que en Catalunya no se gobierna. No se abordan los temas reales que afectan a la población. Un récord enorme.
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