Entre los aniversarios que están llegando en el año recién
estrenado y que comentaba en la anterior entrada, no me atreví a reseñar uno de
carácter personal. El 25 de abril se cumplirán diez años de mi viaje a Gambia.
Un viaje bastante singular. Conduciendo desde casa,
Las desgracias en el agua no terminan al llegar, quienes lo
consiguen, a las costas canarias o peninsulares. Una noticia tan aterradora
como la anterior se la escucho a varios testigos residentes en las proximidades
de la frontera en Irún y al propio responsable institucional del gobierno vasco
encargado de las Migraciones. El Bidasoa también se cobra sus víctimas. Parece
una broma que personas que han caminado centenares o miles de kilómetros antes
de embarcar, que han seguido arriesgando sus vidas en una patera más que
insegura, que han conseguido llegar a territorio europeo… se tengan que
enfrentar a controles racistas de la policía francesa, -solo identifican a los
no blancos-, y a devoluciones en caliente como las que censuramos cuando se
producen en Ceuta o Melilla y no nos enteramos que también ocurren entre
Hendaya e Irún. Aquí al lado.
La otra noticia que me ha alterado el inicio del año tiene relación con la educación, el sector que ha ocupado tres cuartas partes de mi vida activa. No trato de clamar en el desierto, está establecida y ampliamente aceptada la doble red de centros educativos sostenidos con fondos públicos. La noticia que recibí el domingo tenía relación con el coste para las arcas públicas de la supuesta libertad de elección de los padres. Ni una letra más sin añadir que no tengo absolutamente nada en contra de la enseñanza privada. Quienes no quieran lo común y se lo puedan permitir… Pero derivar más de 6.000 millones de euros de todos, a la red de centros concertados… por poner contexto a la cifra: Los presupuestos de Cantabria suman para este año 3.340 millones y los de la Rioja, 1.900. Dado que una buena parte de esos 6.000 millones entran por diversos portales de la Iglesia católica, no está de más recordar que esa institución recibe otros 300 millones más, en directo, desde las declaraciones del IRPF de quienes así lo deciden.
Del mismo modo que empezamos el año tratando de blanquear la energía nuclear, los receptores de esa millonada de euros pagados por todos tratan de decir día sí y día también que viven perseguidos por los defensores de la escuela pública. ¿Recuerdan los lazos naranjas de hace más o menos un año? ¿Y las manifestaciones en coches de alta gama? Al menos deberíamos pedir a los receptores de esa pasta gansa muestras claras de agradecimiento.
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