A menos de 24 horas de la cena de
Nochebuena, del discurso del Rey, al que nunca he prestado atención, con algún
apunte sobre las diversas instancias judiciales, abogacía del Estado y
fiscalía, y los tribunales europeos que forman parte de nuestro ordenamiento
porque libremente lo hemos decidido: Nadie nos lo ha impuesto aunque haya
ciudadanos y grupos políticos que jueguen al
hoy sí y mañana no o todo lo contrario. Debe ser espectacular tener
razón siempre.
Tenía intención de despacharme
contra los que se dedican a inocular desasosiego. Como si hubiera necesidad de
dosis suplementarias, desde Cayetana
a Revilla, pasando por un par o tres
de barones sociatas. Incluso había seleccionado un texto de Leonardo Padura, en Agua por todas partes, sobre el nacimiento
de la nación cubana, que Cayetana con su acento u Ortega Smith con su apellido
materno, no tendrían narices o alguna otra parte de sus anatomías, para
rebatir.
Pero no. El final de otra vida
cercana y querida nos ha visitado en estas vísperas navideñas. Elías, mi tío Elías, vivía ya fuera de
la estadística hace muchos años. Ha estado a punto, le ha faltado solo una
semana, de cumplir los 97 o sea, que no es un desenlace inesperado. Pero al
final es lo mismo. Es la muerte de alguien cercano y querido y nos afecta.
La primera nota biográfica que me
impresionó de mi tío Elías es que hubiera hecho la mili en Larache. Esas cosas
pasaban. Tengo un primo de mi edad que la hizo en Villacisneros, hoy Dajla, y
un amigo un poco mayor en Sidi Ifni… Pero Elías estaba en Larache cuando los
americanos desembarcaron en Casablanca y Argelia. En ese otoño de 1942, Elías
todavía no había cumplido los 20. Le tocó una mili larga. De más de tres años…
Otra nota de su biografía que se
sale de lo común, al menos en el ámbito familiar, es que en el verano del 36,
con trece años, el estallido de la guerra civil le pilló en el pueblo, de
vacaciones, pero con solo una parte de la familia. La otra estaba en Barcelona,
donde Elías llevaba años residiendo. Había ido a la escuela pública de la
Generalitat y escribía correctamente catalán algo que no era frecuente en el
momento al que llegan mis recuerdos.
Mi tío Elías me facilitó mi primer
reloj de pulsera y algún buen bolígrafo. Quizás una pluma estilográfica y, lo
tengo que decir con redoble de tambor, una vez instalado yo en Barcelona, otoño
de 1970, algún domingo por la tarde me prestaba su Renault 8. Eso era pasar a
primera división sin promoción de ascenso. Solo mi hermano y otro de mis tíos, Jesús, están en ese altar de facilitadores
de coches. Y eso, que ahora no será fácil de entender, entonces, desde 1968
cuando obtuve mi permiso de conducir hasta 1973, cuando compré mi primer
turismo, entonces era algo supremo.
Debo ser el único de la familia que ha pasado por la puerta del cuartel del Regimiento de artillería número 31 en Larache. Era la primavera de 2012, en una de las primeras etapas de mi Comillas-Banjul, y ese recuerdo está recogido en este blog.
https://robertoruisanchez.blogspot.com/2012/05/asilah-rabat-sb02.html
Elías y mi tía, los padres de mi primo JJ, han sido los últimos de los diez. Mi madre era la mayor de cuatro hermanas. Ellas cinco y sus maridos formaron algo muy parecido a un clan. Hace unos años publiqué una foto con mis tíos en la puerta de la casa de mis bisabuelos, ahora de mi primo JJ. En unos días Facebook me propondrá compartirla. Era un 28 de diciembre. Los Santos Inocentes. El cumpleaños de mi tío Elías. De facebook la tomo. Es esta. Descansa en paz, Elías.
https://robertoruisanchez.blogspot.com/2012/05/asilah-rabat-sb02.html
Elías y mi tía, los padres de mi primo JJ, han sido los últimos de los diez. Mi madre era la mayor de cuatro hermanas. Ellas cinco y sus maridos formaron algo muy parecido a un clan. Hace unos años publiqué una foto con mis tíos en la puerta de la casa de mis bisabuelos, ahora de mi primo JJ. En unos días Facebook me propondrá compartirla. Era un 28 de diciembre. Los Santos Inocentes. El cumpleaños de mi tío Elías. De facebook la tomo. Es esta. Descansa en paz, Elías.
En su notable libro 'Del Rif al Yebala', Lorenzo Silva rememora a sus ancestros, que lucharon en la guerra de Marruecos. Elías vivió un país más tardío, pero quizá fuera consciente de cómo aquella guerra (y sus generales victoriosos) confluyeron en el rigor mortis de la II República. Elías contaría muchas cosas de esas que se van deshilachando entre las vaporosas generaciones hodiernas.
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