sábado, 30 de abril de 2016

Abril

Si tengo algún seguidor interesado por mis críticas políticas que sepa desde ahora que esta no es su entrada. Tenemos unos dirigentes que dirigen poco, incluso mal y hemos gastado demasiado tiempo en ellos y si ninguna providencia lo remedia a partir de la semana próxima empezarán, otra vez, a decirnos que cada uno de ellos lava más blanco que los demás juntos. Compraré matasuegras para todos. En Lisboa. Yo el 26 de junio amaneceré en Lisboa y me da una pereza enorme votar por correo. Solo lo hice una vez y el resultado fue tremendo. Efecto 2000. Pocas ganas de repetir.

También podría esta entrada extra estar dedicada a queridísimos personajes del mundo de la comunicación, medianamente agitado por la última operación del señorito. El señorito es Cebrián y el título creo que se lo otorgó mi admirada Maruja Torres. Antes de caer en desgracia o después, ahora no me importa. Antes de saberse que el señorito cobraba un millón al mes en una empresa que se desvanecía entre otras cosas por su salario. Ahora ya sabemos a que dedicaba el ahorro. A Maruja le precedió alguno y alguna y le han seguido muchos y muchas más. En el futuro contará en el currículo profesional como mérito: Despedida/o de PRISA. Esa empresa que alguna vez se relacionó con nuestra tierra en forma de Fundación Santillana.

A mi me despidieron en una ocasión de un cargo de confianza en la Consejería de Educación. Era en la época en que voté por correo. Efecto 2000. Hay personas muy importantes en mi vida que lo consideran un mérito. Algunos serán despedidos un poco tarde. Estoy lejos y con poca conexión. Bueno, hay conexión. Es mi interés el que anda escaso. Pero yo diría que ni Angels, ni Pino, ni Francino, ni Gemma ni Pepa han sido despedidos. Al menos no me he enterado. No es un reproche. Cada uno es libre. Lo peor será si un día les ocurre, el despido, y piden solidaridad o algo parecido.

Es que me acaba de ocurrir. Un amigo de los de toda la vida, una amistad que roza el medio siglo, nadie me escuchará nunca nada que le pueda perjudicar, me acaba de etiquetar en Facebook para una acción de protesta por el despido, si es un despido, de Nacho Escolar de la cadena SER. Junto a profesionales muy queridos y algunos desconocidos, hay una persona con la que, así lo dicen en mi pueblo yo no voy ni a apañar duros. He declarado recientemente que no me quedaba sectarismo, o que me quedaba muy poco. Voy a gastar ese poco en no acompañar en una protesta por la libertad de expresión a la mujer del cerrajero. Ver alguna entrada anterior. Recuerden el aniversario del 22 de abril de 2013. La supresión del programa radiofónico Buenos Días Cantabria…

Y a mi nadie me ha robado el mes. No recuerdo bien lo que le ocurrió a Sabina o a su señora madre. El es un poco mayor que yo, admirado fundamentalmente por la generación siguiente y por muchos de la nuestra. En una ocasión estuve a punto de escucharle en directo en una cueva de Madrid. Muchos años más tarde lo conseguí en el campo de fútbol de Laredo. Acompañado de Serrat. Noche mágica de tiempos muy dolorosos en la intrahistoria familiar.

En el verano de 1972, gente fundamental en mi vida se lo encontró por Londres. De no haber sido por el servicio militar obligatorio yo podría haberme encontrado en Londres con Sabina. Una patria, entonces militarizada, hizo que yo pasara aquel verano en Burgos. Y los meses que siguieron hasta la puerta del verano siguiente. Y nadie me ha robado este mes de abril.

Por eso, antes de que acabe y faltan pocas horas, me debo a mi mismo echar estas líneas del alma o de la cabeza que son lugares, algunas veces, distantes.


Como en tantos momentos de la historia/Historia y con turbulencias tan cerca, pocas veces hay tranquilidad alrededor, algunos individuos encuentran su lugar en el planeta. Este abril me ha devuelto la creencia de que todo es posible, que todo está permitido, que era algo que, al menos desde 1968, se había apropiado mayo. 

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