Ivannia

De lunes en lunes, mientras la primavera avanza y se pueden encontrar 18ºC o solo  la mitad al salir por la mañana a la calle, lluvia o viento seco, noticias de defunciones sonadas o de piratas de diversas modalidades. Lunes. Ese día que tiene tantas canciones dedicadas. Monday, Monday… El lunes pasado, después del atardecer tropical de la víspera, con un arco iris que me pareció el más nítido de toda mi vida, amaneció fresco y desapacible, solo que para mí era un amanecer muy especial. Era como si volviera a amanecer de una manera que no había sentido en mucho tiempo.

Me atreví a decir en la primera entrada de 2016 en este blog “(…) Este año he amanecido en casa y sin la maleta preparada pero espero un año cojonudo (…)” pero con toda sinceridad no esperaba tanto para un momento en que solo ha pasado la cuarta parte del año. De momento confirmo que está siendo un año muy por encima de lo que me tenían acostumbrado los últimos.

Todo mientras Carlos Tena ya no cantará más, ni la enorme Chus Lampreave nos volverá a hacer reír con la soltura con que ella lo hacía. Espero estar en Bilbao el día de los centenarios de los grandes escritores, Cervantes y Shakespeare, el día del libro y de la rosa, el día de Aragón y de Castilla y León, y lo que ya es casi seguro es que no tendremos ese día un nuevo gobierno, pese a mi esperanza de enero.

Habrá más lunes en los que saltarán papeles de Panamá o de Ginebra, con una hermana y tía del rey, Almodóvar, o el ministro Soria, y personajes que suenan a vidas anteriores, Mario Conde y los Albertos,  más o menos implicados. La corrupción transversal no es motivo suficiente para que los partidos que pueden le firmen el finiquito al gobierno caduco y caducado del caduco y caducado Rajoy.

En once de abril a mi me resulta imposible no acudir a la intrahistoria familiar. Hace 76 años, en tal día como hoy, mis padres se casaron en la iglesia de El Tejo. Me parece de enorme valor que su descendencia lo siga celebrando año tras año de diversas maneras. Mañana, que recibo a unos amigos para comer en casa, también es un aniversario de lujo en la Historia de España aunque no se suele recordar mucho. El 12 de abril de 1931, 85 años de nada, era domingo y unas elecciones municipales facilitaron la salida del rey y la proclamación algunas horas más tarde de la II República. Mi padre, en la mili entonces, era tripulante del Príncipe Alfonso, el barco que llevó a Alfonso XIII de Cartagena a Marsella.

Mis compromisos solidarios me están dando más satisfacciones que nunca. El que mantengo hace 30 años con Amnistía Internacional, el que me lleva a Bilbao el día 23, me facilitó un encuentro con Ivannia López. Ivannia es hondureña. Abogada. Trabajó en la fiscalía de Honduras hasta que las condiciones políticas lo desaconsejaron. Nació el año en que yo me casé, o sea que es muy joven. Tiene tres hijos. Ahora vive en Sant Cugat, Barcelona, con el padre de su hija pequeña y sus dos hijos mayores. Está en España gracias al programa de Amnistía que trata de dar seguridad a defensores de derechos humanos en riesgo en sus países de origen.

¿Cuál es el problema de Ivannia? Consiguió, como abogada, la condena de un poderoso cirujano que había asesinado a una enfermera con la que mantenía una relación. Ivannia, refugiada en el Vallés. Dos de sus hermanos y un testigo de cargo asesinados. Las amenazas sobre su propia vida, una de ellas con pistola de sicario en la sien, aconsejaron la salida de su país. Utilizando su libertad condicional el cirujano está en paradero desconocido… Honduras, menos de nueve millones de habitantes. El femicidio, presente como tal en su ordenamiento legal, produce un asesinato de una mujer cada 16 horas…

Esa lacra afecta en todas partes, pero tiene en ese país centroamericano un sangriento record. Ivannia tiene que decidir que hace a partir de octubre. El programa del que disfruta estos meses solo dura un año… todas las razones para seguir en la brecha. Hemos nacido y crecido en un lugar en que, incluso sin gobierno, somos privilegiados. Es una cuestión de aplicar criterios de relatividad. Muchas razones para seguir. Todas las razones para seguir.