Se trata de dos personas diferentes. Dos. No como Ortega y Gasset o Menéndez y Pelayo y tantos otros que aunque parecían dos, eran solo
uno. En este caso son dos, como Marx y
Engels, dos, que tanto citarlos juntos ya hay quien cree que es solo uno. John Little me escribió hace un poco
más de dos años en relación con una casa que una hermana de mi madre me encargó
vender a través de Internet. Supuestamente era un oficial norteamericano
destinado en Afganistán y a punto de jubilarse. Quería instalarse en España
junto a su hija y mi anuncio le pareció un chollo. Nadie más se interesó por
aquella casa en venta. La crisis estaba en su apogeo.
Tan chollo le pareció y tan simpático le había caído yo, que
me ofreció participar en un negocio fantástico. El tipo decía tener algo así
como diez millones de USD en su residencia en Afganistán, procedentes de
negocios petroleros en Irak, no recuerdo si aclaraba el grado de limpieza de
aquellos negocios, y podía hacerlos llegar por valija diplomática a Barajas…
Tampoco recuerdo si acabé de leerlo todo pero se lo reenvié a la brigada de
delitos informáticos de la Guardia Civil. Conocían aquel caso o muy semejantes
y parece que la justicia tiene muy difícil actuar ante estos intentos de #neoestampita. Tiempo antes ya me
habían intentado convencer de que me había tocado la lotería en Nigeria…
Hace unos meses han vuelto a la carga. En el oeste de África
tengo yo un tesoro escondido del que no me hago cargo por mi puñetera
desconfianza. Y hoy recibo la misiva de John
Dudu. Su mensaje se titula HI, las dos en mayúscula, y podía parecer que es
de una de esas virtuosas rusas que quieren un marido formal pero occidental. No.
Mr Dudu es el abogado de un ciudadano español, fallecido sin parientes
próximos, y con una fortuna de 7,5 millones de USD que casualmente tenía mi
mismo apellido, que tampoco es el más frecuente en la guía telefónica.
Y en vez de volver a dar la lata a guardia civil lo cuento por aquí. Tengo sus
direcciones de correo y si alguien quiere relevarme no tiene más que pedírmelas.
Yo no voy a escribir a Dudu como no escribí a Little. Pero estoy por pasarles
una referencia. Y que escriban a José
María Gil Tamayo, secretario general de la Conferencia Episcopal, al que no
deben escribir mucho. El señorito no tiene quien le escriba. Creo yo.
Alguien con un nivel normal de relaciones no necesita decir "Uno
de los dos grandes peligros para la paz está en el laicismo. El laicismo quiere excluir el hecho
religioso de la vida social y pública como si no existiera y reducirlo al
ámbito de lo privado. Por otra parte, están
los fundamentalismos…” Eso tiene que venir de algo muy serio. No digo yo
que dos licenciaturas en la Universidad de Navarra no sea bastante seriedad,
pero que la resaca del viernes 13 en Paris te lleve a decir eso… El cuartel
general del laicismo, Francia, ha sido atacado por el otro enemigo de la paz.
El otro, que debe ser menos importante pues se cita en segundo lugar.
Le propongo a Gil Tamayo que haga una excursión a Charenton, banlieu sudeste de Paris, camino de Euro Disney, y que se lleve en
el viaje a una tal Ana Rosa, que se
pasó por el arco de triunfo un minuto de silencio en memoria de las víctimas.
Eso si, en directo desde la Place de la République. Aquel tremendo asilo en el
que murió Sade ya no existe pero me
dice la Wiki que en esa Comuna sigue existiendo un moderno psiquiátrico. Yo no
descarto acudir si siguen intentando hacerme rico
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