De nuevo Paris en todas las portadas. Una cuenta más en el
largo rosario iniciado en Ginebra en 1979, o finalmente encauzar la defensa del
planeta como si fuera un ataque marciano de esos que nos ha regalado la
literatura, el cine, la radio…Yo lucía pantalón corto cuando empezaron a medir
las emisiones de CO2, 1958, y la comunidad científica empezó a alarmarse.
Las cumbres de Río en 1992 y Kyoto cinco años más tarde, ya
han cumplido la mayoría de edad. ¿Y? Pues que todo está más grave. Johannesburgo,
Copenhague, Cancún, Durban han ido añadiendo fracasos, mayores o menores. Y el
planeta corre riesgos de tal calibre que es posible que ahora empiecen los
acuerdos.
No me fío mucho de una cumbre en la que nuestro
representante principal y todavía presidente del gobierno, no es que sea negacionista respecto al cambio
climático, eso se lo deja a su mentor ideológico, Aznar y su tinglado de la FAES, pero Rajoy no hace mucho confundió el clima con el tiempo atmosférico. Ese
error se basa principalmente en las
muchas veces en que periodistas de especialización deportiva confunden ambos
términos. Se oye demasiadas veces climatología
adversa en vez de mal tiempo. Ninguna
ciencia es adversa, ni la que estudia el
clima. El clima es algo estructural, duradero, que necesita un mínimo de 30
años de observaciones, mientras el tiempo (atmosférico) es por definición
coyuntural. Un día concreto, en una etapa del Tour, por ejemplo, puede hacer
mal tiempo pero nunca una climatología adversa.
Los cambios de tiempo son normales y benéficos. El cambio
climático es el mayor enemigo del planeta en este momento. Debe hacer unos
cincuenta años de los primeros avisos serios sobre los límites del crecimiento y después
la herencia del informe Meadows. La variable ecológica no ha ocupado la porción
debida. Se temía más el agotamiento de los recursos que la voladura poco
controlada de nuestro planeta. Con la excepción de Alemania las opciones políticas más comprometidas con la conservación del mismo no han tenido mucho eco.
El consenso empieza a ser más amplio. Obama, los chinos… aunque el primer ministro indio, Modi, ha reclamado ejemplos más
contundentes de occidente. También cuentan mucho en este caso, las
actitudes individuales. Aquel viejo anuncio, que advertía de que aunque
nosotros pudiéramos pagarlo –el petróleo- España no podía, iba bien enfocado Son
órbitas de diferente responsabilidad. El gobierno debe favorecer el uso de
energías alternativas, exactamente lo contrario de lo que ha hecho el que rinde
cuentas dentro de tres semanas, pero los ciudadanos podemos ahorrar mucha energía.
Usar la bicicleta y el transporte público, además de ir
caminando todo lo que nos resulte posible, tiene que incentivarse. El
predominio del automóvil, con incentivos por cuestiones de empleo, debe someterse
a una revisión más que crítica. La calefacción o el aire acondicionado pueden
moderar su uso… El papel de quienes en la calle Génova de Madrid o en Florida y
el senado de los EE.UU todavía no se dan por enterados, me atrevo a pensar que
será juzgado no con severidad, más bien con absoluto cachondeo.
Hace pocas jornadas ha fallecido José María Mendiluce. Sus opciones políticas se
movieron entre la extrema izquierda, de la época de la clandestinidad y la
socialdemocracia clásica, llegando a ser eurodiputado en las listas del PSOE
aunque finalmente abrazó la causa verde y estuvo a punto de presidir
Greenpeace. En una cena que un grupo de amigos le organizó en Santander, en una
de sus campañas europeas, me impresionó su tratamiento del conflicto en los
Balcanes. Frente a elementos agresivos y totalmente belicistas como Milosevic, la respuesta pacifista
clásica se quedaba corta y coja. Seguir
promocionando combustibles fósiles requiere hoy una respuesta muy activa que no tiene que pasar necesariamente por bombardear a nadie.
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