domingo, 10 de mayo de 2015

Berlín (4)


Ha sido en el Museo de Historia de Alemania y ha sido el viernes pasado, el 8 de mayo, cuando varios países europeos celebran el final de la Segunda Guerra Mundial en Europa. Fue una guerra tan terrible que por lo menos tiene tres fechas conmemorativas del final. El 8. Ayer día 9, la celebración de los rusos. Y habrá que esperar a mitad de agosto para que con el aniversario de la firma de la rendición de Japón podamos cerrar este 70 aniversario.

Pero ha sido el viernes, visitando la exposición 1945, derrota, liberación y nuevo comienzo, en traducción libre, y que en el subtítulo aclara que se trata de doce países europeos en ese marco de la II GM, cuando se me han saltado las lágrimas. Motivos seguramente hay muchos. A mi la llorera me la ha provocado un hecho del que no puedo asegurar que no conociera alguna parte.

El lugar se llama Oradour sur Glane, en Normandía. Cuatro días después del desembarco, o sea, el 10 de junio de 1944, los nazis encerraron a la mayoría de la población en la iglesia y le prendieron fuego. Un panel de la exposición recoge el hecho. Roger Godfrin, nacido en 1936, con siete años en el momento de los hechos, fue el único superviviente de su familia. Allí dentro murieron sus padres sus dos hermanas y su único hermano. La liberación para él fue ese traumático nuevo comienzo. Probablemente en mis lágrimas influyó el tamaño de su familia. Exactamente igual que la mía.

Con 17 años, en 1953, la vida le dio la oportunidad de poder testificar en un juicio contra los miembros de las SS que habían provocado la masacre. Algunos no eran alemanes … eran alsacianos. La historia de Roger ha hecho que se me salten las lágrimas, pero hay muchas más. Esa guerra dejó 60 millones de víctimas, con una proporción de ciudadanos soviéticos que los rusos actuales, con sus banderas zaristas, reivindicaban ayer en Berlín. Se olvida a menudo en occidente y alguien debe recordarlo.

Esa guerra, como todas, como cualquier otro episodio notable de la historia, no es una esfera perfecta y pulida, es una figura geométrica irregular, llena de aristas e interpretaciones, en la que las historias individuales encuentran muy difícil acomodo. Ayer he ido a Treptower Park. El monumento al ejército soviético contó con miles de visitantes y cientos de miles de flores. Todavía tuve tiempo de acercarme al lugar histórico de la capitulación. La casa en la que el mariscal Keitel firmó la rendición incondicional de Alemania, es hoy el Museo Germano-Ruso. Curiosamente la gran fiesta también había sido la víspera, el 8. Yo a partir de este año me voy a fijar mucho en el 9.
En el libro de visitas de la exposición que he citado he encontrado quejas de ciudadanos franceses y rusos. Los textos de la exhibición están sólo en alemán e inglés. Y también de ciudadanos griegos y de otros países del área balcánica. Ellos directamente no están. Entre los doce están Noruega y Dinamarca que los propios textos reconocen que sufrieron una guerra un tanto ligera en comparación con otros lugares. O Luxemburgo, que no es cuestión de tamaños … Pero la ausencia de Grecia, o de Hungría y Rumanía, estando Austria y la República Checa … Bueno yo también escribí en ese libro.

Las fotos que he visto hoy, del ministro Margallo rodeado de banderas tricolores en el aniversario de la liberación de Mathausen, corrobora mi queja. España oficialmente fue neutral pero miles de españoles combatieron en esa guerra, en los dos bandos, miles murieron, y no han tenido todavía el reconocimiento debido. Ha habido cosas más ligeras en los últimos días. He visto perder al Real Madrid, por la mínima, en un pub de Pankow en el que todos parecían italianos. Y he visto ganar al Barça en un lugar en el que algunos no tenían ninguna alegría … Pese a una huelga anunciada, eso son guerras aceptables.


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