sábado, 2 de mayo de 2015

Berlin (3)

Escribir puede ser descansar. Sin ánimo de irritar a quien se gane la vida con este medio y a quien le pueda parecer que todos los trabajos cansan. En mi caso, en esta mañana de 2 de mayo, escribir es descansar, ya que ayer me he cansado mucho. Muchas horas fuera de casa, que ya cansa sin más y mucho pateo de la ciudad. Por la mañana relativamente temprano, me he encontrado con la celebración oficial del 1 de mayo, la que organizaba la gran central sindical alemana, DGB

Mucha organización, muy encuadrados los distintos grupos, poco margen para la confusión, y mucha variedad. Desde afiliados aislados del SPD, con banderas y globos rojos, no he podido ver una pancarta de ninguna organización del partido como tal, a grupos de extranjeros con sus propias señas de identidad. Enorme mayoría de turcos, presencia de griegos, dos grupos diferentes de ciudadanos españoles, con símbolos de IU, unos, y de LAB e ikurriñas los otros… istas de varios modelos. Los más sonoros, los anarquistas. Kein Chef, kein Gott, keine Arbeitlos compone una rima fácil de reconocer y de recordar, en el supuesto de que mi transcripción sea correcta.

Mucha música, bastante festivo todo.  Muy cerca del final de la marcha, junto a la Puerta de Brandemburg, una orquestilla con sus miembros vestidos de verde toca todas las “rojadas” que se pueden saber, del “Bella Ciao”, al “Inesina Inés“ (tres hojitas madres tiene el arbole...), pasando por una popular griega que en su momento me llegó vía Theodorakis y que desconozco de que va la letra, que nadie cantaba.

Por la tarde, en Kreuzberg, la fiesta debió desbordar algún marco. Eso me ha parecido escuchar esta mañana en la radio, aunque nada fuera de lo común en los últimos años. Una anécdota de la semana, como para compartir, me ocurrió el lunes. Llovía. No tenía mucho que hacer antes de la hora de clase y en un alarde, que parte de mi familia va a entender en cuanto lea esto, me dije: “Sobre la marcha” Tenía una referencia de la primera vez que vine a Berlín. Un periodista catalán que había estado años viviendo aquí, a través de una de sus compañeras, mi amiga Ana que ahora está en Jerusalem, me pasó una guía de imprescindibles de esta ciudad.

Confiando solo en la memoria me subí al tranvía que recorre la Landsberger Allee. Esa era la clave. Llegar al final y buscar la primera casa de la ciudad que ocupó el ejército soviético en su ofensiva de hace 70 años. No le pregunté al conductor y ello me llevó a tener que preguntar a varios de los pocos peatones con los que me encontré. Un ejercicio muy notable, me van entendiendo aunque no entiendan para que busco esa casa. A mi vez yo les voy entendiendo a ellos. Fantástico. Eso me llevó a buscar un veterinario que me habían indicado que está en la vecindad y que se supone que sabe …Nadie sabe donde esta esa casa. Al final un conductor de mi edad aproximada, en una gasolinera, ante el asombro del cajero, me da las indicaciones correctas… Bingo!

No ha sido mi única vinculación esta semana a aquella guía del periodista catalán. Con consulta previa de la dirección, ayer he buscado el Café Einstein de la Kurfürstenstrasse, 58. Y allí está. Y parecía que no. La calle llega un momento que adquiere un aspecto… raro en muchos sentidos. Dicen que Berlín es el mayor burdel de Europa. Ayer he comprobado que también existe la versión callejera del negocio. Y más allá, cuando estaba a punto de darme la vuelta, me pareció que los toldos de un chalet podían ser una buena indicación. Allí estaba. Decadente, muy decadente. Pero los postres son frescos, y el chocolate. Si se tiene buena relación con las manzanas, y yo la tengo, recomendado el apfelstrudel. Y no es barato, la merienda en el Einstein me costó más que la comida en un turco disfrazado de francés, La Femme, pero si un día tiene el obrero, ese era el día de ayer.

2 comentarios:

  1. Auf der linken Seite
    No me extraña que permanezcas ahí, viendo que básicamente deambulas por Kreutzberg y los dominios del hormigón soviético. Quizá si te explayas por Charlottenburg, con su adorable señorío decimonónico, acabes más "recht". Aspecto juvenil no te falta, pero quizá ya vas teniendo edad para conservador.

    Ich möchte einen Kaffee trinken. Danach...
    Apetecería revisitar el museo de la Bauhaus. Hay pocos tipos a los que les cuadre legítimamente el adjetivo "genial" y Gropius debía de ser uno de ellos. Luego, otro paseíto hacia la Wilhelmkaiserkirchen y la hermosa capilla contemporánea donde las vidrieras azules, de un azul casi doloroso, hacen creer que Dios puede estar agazapado en alguna parte.

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    1. Tienes que estar atento al capítulo de Dresde. Si Dios está agazapado por aquí va a ser en Sajonia...

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