Una ventaja, seguramente la mayor, o la única, de no salir
de puente,
es que no hay que regresar. Así, en esta primera hora de lunes festivo me
dedico a lo que me he dedicado durante la mayor parte de los lunes del año. Además,
aunque no parezca muy creíble, un tercio de mis lectores no me leen desde
España. Casi la mitad de ese tercio lo hace desde los Estados Unidos. Si
alguien tiene una explicación y me quiere un poco, que empiece a tratar de
compartirla. Gracias.
Antes de que este blog sea etiquetado como un recordatorio
de efemérides más o menos históricas, va una confesión. El pasado sábado, en el
aniversario del referéndum que sancionó la constitución que nos rige, uno de
los primeros recuerdos que me asaltó no fue nuestro paseo por la trasera de la
feria de muestras de Barcelona, calle Méjico, camino del colegio electoral. Ni
que voté esa constitución con un adhesivo en el pecho de un partido en el que
entonces militaba y que pedía el si porque esa constitución abolía la pena de muerte.
No.
Mi primer recuerdo del 6 de diciembre no se remontó 36 años.
Solo la mitad. Adopto durante un par de líneas un estilo que no me gusta nada
pero que ha hecho que el autor sea académico y, supongo, millonario, gracias
precisamente a ese estilo. Mi primer recuerdo del pasado sábado fue para el
gilipollas que hace 18 años, la mitad de 36 curiosamente, era portavoz del
gobierno de Aznar. La
constitución se ponía de largo y tal… Hasta aquí hemos llegado. Y ahora
que si necesita reformas o derribo. Cuántos llevan en su casa más de 36 años y
no han cambiado ni la caldera, o alguna ventana, algún pavimento… alguna
remodelación más seria, tirar un tabique, cerrar una terraza… Seguramente la
mayoría ha hecho algo de eso.
Que la constitución del 78 sea intocable en este momento
para los que menos confiaron en ella hace 36 años, está en la misma onda de
gracias diversas que nos acompañan últimamente a los españoles. Que no se
precise el alcance de la necesaria reforma tampoco deja de ser gracioso. A mi
no se me hubiera ocurrido dejarle libertad total al contratista para la reforma
de mi casa. Bastante se disparaban los precios de obras ajustadas. ¿Es más
barato una vivienda nueva que reformar la antigua? Hay casos en que eso ocurre.
Lo que se ha hecho hasta ahora con la constitución, en comparación con lo que
falta, es como cambiar la goma de la olla a presión. La mía tiene dos años más
que la constitución. Y no pienso tirarla. Pero le cambio lo que hace falta
cuando hace falta. Y eso ha incluido la válvula, varias gomas, asas, cierre...
No se cuántas veces iré al cine antes de que termine este
año. Pero una curiosidad tremenda es que una de las primeras películas que he
visto en 2014, y la que hasta ahora es la última, tenían parte del argumento
común. Hacerse mayor, envejecer, llegar a la ancianidad. Gloria, chilena, abordaba diversos aspectos de la vida a edades muy maduras incluyendo, sin tapujos, aspectos de la vida sexual. Engaños
incluidos. Su última carrera, alemana, otros aspectos de la vida
individual y de pareja en edades todavía más avanzadas. Las residencias de
ancianos, la pérdida de la compañera de toda la vida…alguna ventana a la
necesaria esperanza en la ola de vejez que lo inunda todo. Constitución del 78
incluida.
Me queda otro lunes pero a modo de compromiso va este aviso
final. En diciembre de 1964 yo era un adolescente con el pantalón largo recién
estrenado. Se cumplen 50 años de tres
hechos que me golpearon con dureza. Dos son de intrahistoria familiar. Pero el
miércoles 17 es el 50 aniversario del naufragio del Saint Patrick, un
mercante liberiano con mayoría de tripulación española. Ocurrió en las islas
Aleutianas y yo conocía a uno de los marinos desaparecidos. (Continuará)
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