Hoy.
Ese precepto que puede sonar a letanía, el primer martes después del primer
lunes, en noviembre de año bisiesto, eso es lo que se da hoy y al otro lado del
Atlántico, en ese gran país que no deja indiferente a nadie, que levanta
enormes adhesiones y mayores rechazos, hoy, ellos eligen presidente, y muchos
otros cargos que habitualmente olvidamos, y es una elección que no nos puede
dejar indiferentes.
Hace
cuatro años, literalmente sonado, al estilo de un peso pesado caído en la lona
por un terrible golpe recibido recientemente, asistí a un debate radiofónico.
Un amigo periodista me reunió con una entonces concejala socialista del
Ayuntamiento de Santander. Parecía que no teníamos muchas diferencias. Nuestra
preferencia por Obama estaba clara. Al final quedamos en vernos cuatro años más
tarde y ver en que había quedado el primer mandato del primer presidente
norteamericano de piel no muy blanca.
Me
adelanté, producto más de mi estado de ánimo que de mi sabiduría política o
capacidad de profecía en ese terreno, ni en ninguno, me adelanté a relativizar
los cambios que podría protagonizar el recientemente elegido presidente.
La
cita no se va a reproducir. La crisis se ha llevado por delante la emisora de
radio en la que hablamos. La antigua concejala no sé a que se dedica y mi amigo
no da muchas señales de vida. En un par de ocasiones, al menos, he criticado
públicamente actuaciones del presidente Obama. La acción, de alguna manera hay
que denominarla, que parece que se llevó por delante a Bin Laden, y que mereció
el aplauso entusiasta del entonces presidente del gobierno español, me sigue
repugnando año y medio más tarde y como entonces repito, ni una lágrima por el
elemento y todas por el procedimiento. Que además sea premio Nobel de la Paz
sitúa muy bien ese galardón.
Y
así todo hay que elegir y si yo fuera ciudadano norteamericano debidamente
registrado, acabaría acudiendo a mi colegio electoral y no dudaría al escoger
mi papeleta. Con la diferencia horaria, cuando escribo son las cuatro de la madrugada
en la costa este. No han abierto todavía los colegios electorales. Si algún
amigo de allí lee esto a tiempo que lo sepa. Yo, a pesar de todo, votaría a
Obama para que tenga su segundo mandato.
En
los últimos cien años solo tres presidentes no han sido reelegidos. No
considero los casos accidentales, Kennedy, Nixon, … en que los vicepresidentes
han tenido que concluir los mandatos. Es posible que en los EE.UU los
presidentes de un solo mandato sean presidentes menores. Pero los dos últimos
que solo han estado cuatro años en la Casa Blanca, Carter y Bush padre, no
tienen nada que envidiar a los demás.
Señor Barack, si en la próxima madrugada resulta que el otro se ha
llevado el gato al agua … (to be continued)
No hay comentarios:
Publicar un comentario