Entrada publicada en Aquí Diario Cantabria hoy
Según nos vayamos acercando a mayo se irán acentuando, lógicamente, pero hay ya unos aromas inconfundibles. No hablo de mimosas ya florecidas ni del nuevo batacazo invernal, absolutamente normal, de los últimos días. Hablo de las noticias que desde Sevilla, o desde la calle Gamazo, saltan hoy a los diarios. Elecciones a la vista.
Y a la semana le ha dado por llenarse de olor a Senado y la caverna se ha indigestado con la España plural y ahora ya no se habla catalán en la intimidad. Con lo fácil que resulta ser radical en esto ¿Lenguas plurales en el Senado? ¿Para qué? Para qué el Senado. Si se trata de ahorrar, ahorremos en serio. Es una metáfora de lo raro que se pone de vez en cuando este país nuestro.
Parece que varios han pensado a la vez, no quiero ni imaginarme que Mariano sea imitador, que “ésto”, lo de las lenguas y el Senado, no pasaría en un país “normal”
Mariano, Mariano, no deberías apostar por un país normal. Se acaba de publicar en un estudio demoscópico con fama de serio, que un 70 % de los encuestados cree que el PP hace una oposición irresponsable; un 56% dice no fiarse de sus planes económicos o un 52% cree que el recorte de derechos sociales será mayor si gana el PP En un país normal quizá el partido de la oposición no debería estar tan contento ni tan seguro de ganar.
Hay una victoria que ya nadie le va a quitar al PP y una parte de los otros ha colaborado de forma inestimable. La antigua creencia de que los políticos son todos iguales que tanto daño ha hecho a España. Viene de la época de la Restauración y la democracia falseada, gracias a aquel insigne Cánovas del Castillo, al que nuestros conservadores tanto veneran, con la colaboración de Sagasta, claro. Y a pesar de todo, no eran tan iguales.
Y esa es la batalla que le queda al PSOE en donde esté en condiciones de darla. Hay lugares en donde ya la ha perdido antes de empezar, pongamos que hablo de Madrid. El PP ha conseguido que cale la idea de que todos los políticos son iguales. Es su interés, claro está. Pero habiendo corrupción en los dos, que la hay, en uno es bastante más amplia. El otro debería, a la vez, comparar los casos y realizar cirugía radical con su parte.
Las pancartas enormes –parece que ilegales también- con Nacho Diego prometiendo una autonomía austera remiten, al menos a mi, a la pregunta ¿Cómo en Valencia? ¿Cómo en Madrid?
¿Llegarán los hospitales públicos de nuestra región a amontonar tres enfermos por habitación? En Madrid eso ya no es un supuesto
¿Volverá Barcenas a ser senador por Cantabria como Camps aspira a seguir en la presidencia valenciana?
La Restauración tuvo una grave crisis cuando el Regeneracionismo saltó de las élites a ciertos sectores populares. Hace un siglo, Canalejas hizo ya políticas más arriesgadas que Sagasta. También es cierto que en noviembre del año próximo se cumple el centenario de su asesinato ¿País normal?
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