Hay jueves muy oscuros, casi negros, aunque los mercados de valores – ¿de qué valores?- no se desplomen. No he querido titular “Capos (3)” esta entrada, pero en este blog ya se ha reflejado que hay filtraciones que no merecen investigaciones. Otras ponen en la picota instituciones muy altas de este Reino. Un Estado que celebra, que debería celebrar en una fecha como la de hoy, no solo los cuarenta años de pertenencia a la Unión Europea, también las cuatro docenas de años de aquellas primeras elecciones libres que empezaron a enterrar la dictadura. Y es que titular “Capos (3)”, podría aburrir y no salir de un empeño hasta ahora vano. Pero lo conocido este jueves negro, rematado además por la derrota del Racing en Miranda de Ebro, da para considerar la posibilidad de emigrar. El mayor problema es: ¿a dónde?
Está
escrito aquí hace dos semanas a propósito del presidente
del gobierno “(…) pero parece imposible que todo lo que le ahoga sea
un montaje (…)” Quién puede poner la mano en el fuego, hoy, sin quemarse, por
nada ni nadie. Incluso con la cultura del “silbar-y-mirar-al-techo” en su
apogeo. El presidente que toleró/organizó/no-se-enteró de los GAL. El
presidente con buena parte de su consejo de ministros con estancias más o menos
largas en prisión. El presidente que todavía no sabe si es él el famoso
eme-punto… Pero es que jugar a eso, medio siglo después de enterrar al dictador
–corrupción en estado puro desde el golpe de estado traidor-, jugar a ver el
tanteador, a ver quién gana a más corrupto o menos, dando por descontado que el
patrimonio de todos, los impuestos más de unos que de otros, están destinados
en parte a satisfacer indignidades de los pillos… Es cerrar el círculo y ceder
la administración de todos a los herederos del golpismo. Ahí estamos cincuenta
años más tarde. Y de los corruptores ni palabra.
Aquel
15 de junio de 1977, jueves creo recordar, yo fui interventor en mi mesa
electoral, enfrente del portal de mi domicilio barcelonés, el de una mis
hermanas y su familia. Interventor del único partido al que he pertenecido.
Unos nueve años. Cuatro de ellos en la clandestinidad. He conocido de cerca a
más de un secretario de organización. Con el riesgo de las generalizaciones, no
son, no suelen ser, buena gente. Como los ministros del Interior, como los perros
pastores, como los jefes de estudios… Alguien tiene que poner orden para que el
rebaño circule con propiedad. ¿Se puede poner orden sin agredir? La respuesta
queda abierta y quede claro que yo no he sido perro pastor, ni secretario de
organización, pero jefe de estudios, sí.
No
puedo mostrar ningún aprecio por personas como Cayetana Ávarez, que pide a los contrarios lo que no se le ocurre
pedir a Mazón –declarar
voluntariamente y no escudarse en el aforamiento-. O, un caso patológico como
el de Belarra, que ha debido olvidar
que ella era ministra cuando Ábalos
dejó de ser vecino de asiento en la
Moncloa. Pedir aclaraciones ahora podría considerarse fuera de juego.
Con un grupo de antiguos compañeros y permanentemente amigos, estamos dando las últimas vueltas a una narración que puede estar publicada dentro de poco tiempo. Hubo una empresa en Barcelona, con más de 30.000 trabajadores directos, que anticipó casi todo lo que fue ocurriendo en la España del Tardofranquismo y la Transición. Desde la heroica resistencia, con obrero asesinado por la Policía en 1971, a la abrumadora victoria de la organización clandestina en las últimas elecciones sindicales del franquismo -1975- y la autovoladura de esas estructuras sociopolíticas unitarias por confusos intereses/miedos de los aparatos del variopinto mosaico de una sopa de siglas que iba surgiendo: La vida de Brian antes de los Monty Python. También hubo corrupción temprana en aquella empresa. Pocos meses después de las primeras elecciones municipales -1979- un trabajador, concejal del Ayuntamiento de L’Hospitalet, tuvo que dimitir por haber adjudicado a su esposa… Y, bendito Blas de Otero, –“Aquí no se salva ni Dios, lo asesinaron”. Aquel combate no se libró para llegar a lo que hemos llegado.
Y Gaza. Otra vez. Siempre. Ayer hubo una protesta bastante nutrida a la que acudí. Se está poniendo el mundo muy patas arriba pero lo del Estado de Israel no es nuevo. Hace tiempo que ha rebasado cualquier medida. Y nuestro próximo gobierno tiene casi todos los números para estar integrado por quienes jalean a ese Estado. La derrota ya está aquí al margen de cualquier conejo que pueda salir de cualquier chistera. Queda muy poco espacio para el optimismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario