lunes, 23 de junio de 2025

Bajando la cuesta

 

Es la noche de San Juan. No creo que haya fiesta en mi barrio. No está el horno para bollos. Se acabó la fiesta. Hay un patán con gorra roja que todavía no ha descubierto la boina requeté pero se comporta como aquellos. Ahora parece que ya todo depende de quién sea el agresor para condenar o jalear la agresión. Se ha puesto muy poco simpático el planeta. Dentro y fuera de los límites naturales de esta Península. Viene a ser lo mismo con la corrupción o con las probabilidades de fabricar armas nucleares.

El PP tiene sentencias, sentencias firmes, con todos los recursos agotados, en las que el partido es calificado de banda criminal. Ellos se lo arrojan a los contrarios en las primeras escaramuzas, mucho antes de que haya la primera sentencia. Ya está todo juzgado y agotados todos los posibles/probables recursos. Los bolos, otra vez, están pinados al gusto de…

Impresentables del PSOE – ninguna necesidad tienen en ese partido de ataques exteriores- con una carga en la espalda como la que lleva Felipe González. Nunca un tal Lambán llegará a la milésima parte de la de aquel one, aquel dios de Txiki Benegas. Olvidados aquellos tiempos de quien-se-mueva-no-sale-en-la-foto, la guinda de la conjura, también otra vez, de la mano de la Conferencia Episcopal.

¿Qué hay que hacer? Desde fuera, retratarse con un poco de valor: moción de censura, programa alternativo y con quién se cuenta para llevarlo adelante, aunque sea con camisas viejas. Dar la cara viene denominándose desde hace siglos. Pero hay que tener lo que hay que tener.

Desde dentro, moción de confianza, con lo mismo que puede faltar enfrente, lo que hay que tener. Pensar que se puede seguir dos años de esta manera, esperando ver realidades o ficciones o medias de cualquiera de las dos, es pensar que el país, la sociedad que lo habita, es de plastilina. Y no. Quebradas muchas cosas, se trata de ver qué queda de la confianza y si no queda…

Seguramente es otro resto de ingenuidad que me queda por algún recoveco de algún bolsillo. Pero la ciudadanía, supongo que mayoritariamente honrada, apreciaría un pacto contra la corrupción, con blindajes contra corruptos y corruptores, de los dos grandes partidos, los que han gobernado y previsiblemente continuarán haciéndolo. Curiosamente o no tanto, los que han protagonizado los grandes casos de corrupción, que, como la risa, va por barrios. Un problema de cierto tamaño es el tema de la memoria. No la otra, la de las leyes que unos aprueban y otros intentan derogar.

Memoria, acordarse de… Navarra. ¿Cuánto hace que el primer presidente de la Comunidad Foral pasó por la cárcel? ¿Quién recuerda a un tal Urralburu, sacerdote –otra vez la curiosidad- en una vida anterior? No es el único caso en una Comunidad rica y plena, soberana fiscalmente, en cierta contradicción con algún artículo de la Constitución que habla de igualdad entre todos los españoles… ¿Y un tal Santiago Cervera, del otro equipo, detenido unos años más tarde cuando iba a recoger un sobre relleno de pasta a un hueco en la muralla de Pamplona?

¿Es más fácil o más difícil el chanchullo en las administraciones autonómicas que en la central? ¿Cuántos presidentes de Baleares han pasado por el banquillo? ¿Cuántos han dado un paso más? Cañellas, Matas, túnel de Sóller, Palma Arena. Aquel puticlub de Moscú, de nombre histórico, Rasputín… Los EREs de Andalucía, rellenos o vacíos, el 3 per cent de los Pujol… La trama de carreteras que se llevó por delante a un consejero regionalista en Cantabria, donde debe hacer un mínimo de diez años que un joven socialista –Raúl Gil- publicó “Con tinta roja” y algún desmán de la primera legislatura de la coalición PSOE-PRC -2003-2007- quedaba al descubierto sin que parece que le haya interesado a nadie…

Y todo lo que se me olvidará en este repaso rápido, escrito muy deprisa, en una tarde que debería ser de preparativo de fiesta y que me parece casi tan triste como aquella noche de San Juan, a los pocos días del atentado en el Hipercor de la Meridiana barcelonesa. 1987, mi primera noche de San Juan fuera de aquella tierra después de muchos años de celebrarlo allí, al estilo de allí. Hoy no está la tarde ni para el baño ritual. Sánchez y Núñez F deberían pactar una tarde de catecismo. Ya no será un recuerdo muy general pero había dos vías para llegar al perdón, por arrepentimiento profundo, o por temor al castigo divino. Contrición y atrición. Una pena que los obispos se dediquen ahora a pedir adelantos electorales cuando tenían mucho más fácil que yo mismo hacer un recuerdo de este tipo. Pena, penita, pena.

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