No usamos demasiado, al menos yo, el término lustro. Puede ser como cuando los mayores hablaban en duros, o en reales. Pero han pasado cinco años del estado de alarma y eso es un lustro. Puede parecer una vida entera. Millones la perdieron en todo el mundo. Más de cien mil vidas extra se quemaron en España. Cantabria tiene el registro más favorable y Madrid el peor: ¡Ay! A quién le puede importar lo que nos ocurrió a cada uno. Pero en grueso, más de cien mil muertes extra, además de un alivio para la tesorería de la Seguridad Social, nos ha dejado una variante del covid persistente: La polarización. Aunque creo que ya estábamos polarizados por encima de nuestras posibilidades… Ahora, esa contabilidad de Madrid, el documental estrenado en TVE y que todavía no he visto; la resaca de la dana en víspera de Fallas; ese ex presidente graciosillo, que se pasó meses sin acudir al Congreso por aquello de estar en funciones y ahora trata de poner allí una sucursal del Club de la Comedia…
De Vox a Podemos, y tiro porque me
toca, la nueva situación creada en la geopolítica universal que hay quien
quiere ignorar y no salir del cómodo burladero. Tienen que venir de fuera a
iluminarnos sobre lo que realmente significa hoy ser español, europeo; y vivir
en España, Europa; y si vale la pena defender esos modos de vida, con todas sus
imperfecciones. Y me ha ocurrido el jueves pasado.
Alberto Amaro es un periodista mejicano que lleva unos meses residiendo aquí cerca, en Asturias, con su familia, acogido a un programa de la sección española de Amnistía Internacional que durante un año saca de la situación de peligro inminente a defensores de derechos humanos en cualquier parte del sur global. Ha pasado por Santander. Varios actos públicos, algunos de sumo interés por estar protagonizados por jóvenes estudiantes de Secundaria y Universidad. Los Estados Unidos de México tienen muchas peculiaridades. No es la menor el hecho, insólito en su marco geográfico y cultural, de haber mantenido durante cerca ya de un siglo, la regularidad en las convocatorias electorales y cada seis años eligen presidente. Es también cierto que en la mayoría de esas ocasiones el partido vencedor ha sido el mismo, desde Lázaro Cárdenas en 1934 hasta el año 2000 sin ninguna alternancia. Ahí siguieron dos mandatos, doce años, de los derechistas de la Acción Nacional, un nuevo mandato del PRI, con Peña Nieto desde 2012 a 2018 y las dos últimas victorias de López Obrador y Sheinbaum y su confuso progresismo. Nada de dictaduras militares en más de un siglo. Récord absoluto en aquel ámbito y en muchos otros. ¿Para qué, si el sistema ofrece casi las mismas ventajas para quienes las obtienen de esos tipos de regímenes?
México, un ejemplo preclaro de la
peligrosidad del periodismo de lejos de los frentes bélicos. El periodismo
local, el que denuncia la corrupción cercana, cuando la denuncia y no ejerce
con la rodilla flexionada. Un periodista de referencia entre los que trabajan
con casco y chaleco antibalas, Gervasio
Sánchez, lo tiene claro. Lo ha afirmado más de una vez. Es más peligroso
informar de los chanchullos en el Ayuntamiento, en el gobierno autonómico, que
en el frente bélico. El estado de Tlaxcala, donde residía Alberto, es algo más
pequeño que Cantabria pero nos dobla la población; Méjico, el décimo país más
poblado del mundo y el mayor con la
misma lengua oficial surgida de Castilla. Con tantos puntos de encuentro y
alguno de desencuentro. Aquel presidente Cárdenas
que acogió a miles de exiliados del bando perdedor al final de nuestra guerra e
inauguró un raro periodo con el no reconocimiento del régimen franquista….
Padre de Cuauhtemoc, que intentó
regenerar el sistema en varias ocasiones pero solo triunfó en el D.F.
Méjico, aldabonazos de alcance mundial como la matanza de 1968 en vísperas de la inauguración de los JJ.OO. o la relativa contención frente a la insurgencia zapatista… México tan lejos, tan cerca. Con una vida mucho menos cómoda de lo que merecen sus habitantes. Con una vida mucho más peligrosa de lo que merece cualquier ser humano. Alberto Amaro no dudó en alabar nuestra vida, nuestro modo de vida, y de expresar con claridad lo difícil que es entender el conjunto de las autopuñaladas que nos asestamos.
Y corroborando lo dicho por el
periodista mejicano, al día siguiente, el Financial
Times vuelve a hacer un guiño amoroso a las políticas del gobierno de
España…
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