Una de las conductas que no tolero, desde que era muy joven, es la falta de generosidad. En el universo de la política profesional puede llegar a asquearme. En mi primer año fuera de la casa paterna ocurrió aquel terremoto francés de 1968. Si me hubiera cogido en casa, probablemente no me hubiera enterado mucho, pero aquel curso 67/68 yo estuve en Madrid y pese a todo lo que arrastraba la España de aquel momento, había diferencias notables entre Madrid y Santander. Hace ahora tres años rescaté en este blog un hecho de aquel curso que me marcó profundamente.
https://robertoruisanchez.blogspot.com/2020/06/retirarse-tiempo.html
Aquel editorial del diario Madrid que, con la cobertura de De Gaulle, el franquismo y el propio Franco interpretaron acertadamente que también iba con ellos, especialmente con ellos. La voladura física del edificio del diario Madrid, algún tiempo después, también es señal de cómo se trataban los asuntos importantes en la España franquista.
Mientras el riego sanguíneo no me
falte, voy a seguir cultivando la memoria, incluso con M, pese a que
neofranquistas disfrazados pretendan derogar el aparato legal que todavía no ha
conseguido restaurar el nombre de algunas calles. El título de aquel editorial era “Retirarse a tiempo: No al general De Gaulle”
Ese general que sigue siendo un recuerdo bastante transversal, en positivo, en
la sociedad francesa, que en estos días de junio, pero en 1940, hizo el
llamamiento histórico a la resistencia contra el invasor nazi,… que dirigió
Francia en dos ocasiones distintas con mano dura pero respetando las formas
democráticas, que liquidó la guerra de Argelia…Ese general que no se contentó
con la sumisión total a la política exterior norteamericana… Ese general, en el
orden histórico, pertenece a una galaxia distinta a la de políticos actuales
que ya deberían haber hecho las maletas…
No sé si es muy erróneo mezclarlos,
pero tomo un racimo equivalente a los dedos de una mano y creo con firmeza que Revilla, Belarra, Montero, Echenique e Iglesias ya se deberían haber retirado. El primero, con muy poco
que ver con todos los demás –aunque la gozó en otro tiempo recibiendo al líder
ascendente de Podemos en Peña Herbosa hace unos años- perdió una ocasión de oro
en los últimos meses. Retirarse con 80 años, al final de su cuarta legislatura
como presidente de Cantabria, a las que hay que añadir dos más como
vicepresidente –un cuarto de siglo en lo más alto del poder autonómico- le
hubiera garantizado un juicio más benigno que el que ahora le espera. Empezando
por los suyos, a los que ha conducido al desastre, y que al día siguiente ya
han encontrado brechas para ir separándose de la opinión del hasta ayer amado
líder.
Los otros, como un cuarteto que toca
con el agua ya en el cuello. Han destrozado en muy poco tiempo lo que pudo
haber sido una alternativa progresista. Ahora, un mínimo de generosidad les
dejaría fuera de la primera línea si es que queda algo por salvar desde una
óptica progresista. Personalmente creo que ya es tarde. Y que la fórmula final
se puede parecer demasiado a la que en Andalucía dio la mayoría absoluta a unos
conservadores que se abrazan con la extrema derecha sin tapujos cuando lo
necesitan.
El mayor problema que atisbo, y
habrá muchos, de una nueva mayoría retrógrada, es que va a seguir cavando la
fosa que separa dos territorios sin los que no vamos a poder entender su
España. Han jugado a eso hace lustros y van a conseguir el triunfo. El precio
ya se verá. Bildu lleva camino de ser la primera fuerza en el País Vasco con
tsunami azul o de otro color en el resto. Y ahora, con diez años de retraso, el
presunto dirigente conservador reconoce que el PP ha cometido errores al tratar
el asuntillo catalán. En pocos días,
con la alcaldía de Barcelona en juego, veremos lo que han aprendido de los
errores pasados. Enhorabuena a los premiados.
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