Reparto esta semana entre Miguel Ángel Aguilar y Cayetana
Álvarez. Cómo está la A. En mi colegio, que dividía por orden alfabético, nunca
hubieran sido mis compañeros de clase. Menos mal. Al primero, a quién admiré
durante mucho tiempo, se le ha ido marchando su antiguo ingenio hasta quedar
convertido en gregario no quiero saber de quién. Y debido a su edad, fue al
primero a quien se me ocurrió dedicarle el titular. Escribo un 30 de mayo, San
Fernando, Fernando III de Castilla, tan relacionado con esta ciudad, sede de su flota, que contribuyó de
manera decisiva a la conquista de Sevilla, pasando su Torre del Oro a nuestro escudo.
De eso hace ya casi ocho siglos. Pero un 30 de mayo, del que tengo memoria
personal, empezó la voladura del diario Madrid.
El 30 de mayo de 1968, con el telón de fondo del mayo
francés, un diario que había ido alimentando alguna resistencia a la dictadura,
se atrevió a comparar la situación del general De Gaulle con la de nuestro
general, al que no nombro por innombrable. La voladura fue física un tiempo más
tarde. No sé qué opinará una doctora en Historia por Oxford que en aquel
momento no había nacido. Los dos, Miguel Ángel y Cayetana, que se creerán muy
distanciados, tienen un demonio particular en común, al que Miguel Ángel lleva
meses llamando Pablo Manuel, y Cayetana acaba de llamar, contra evidencias ya
juzgadas, hijo de terrorista. No trato de defender al vicepresidente Iglesias,
ni me toca ni tengo mejores armas que él.
Lo de Cayetana es más fácil. Su dedicación a la política
española es puro pasatiempo. Cuando decida ella o le indiquen la puerta de
salida los que dirijan ese partido, después del equipo actual, se irá. Es
posible que se acoja incluso a otra nacionalidad. Dice la Wiki que es española
desde 2007. Y que también es argentina, -se le nota mucho al hablar-, y
francesa, que no se le nota nada. No puedo imaginarla, ni como diputada de Le
Pen, en el Palais Bourbon. Si solo fuera nacionalidades lo que acapara…En 2007,
Cayetana, yo había cotizado ya 37 años a la Seguridad Social ¿Cómo va lo suyo,
señora? Lo reduzco por asunto de edad. Cuando
yo tenía 45 años, había cotizado 25 y algún año trabajado más había sido
sumergido, señora ¿Cómo va lo suyo?
Supongo que en Oxford se enteró del significado clásico de
los aristoi, los mejores, y quien se considere uno de ellos, difícilmente se
podría comportar permanentemente en el escándalo, que es lo que parece gustarle
a Cayetana. No entro a valorar su acento cuando habla nuestra lengua, pero
otros que aquí se creen aristoi y que no estarán muy lejos de ella, a quienes
hablan como Cayetana les denominan con desprecio, sudacas. Y en esta ciudad
desde la que escribo, y en la orilla de esta bahía, gentes que se creían
aristoi arrojaban monedas al agua para que los raqueros se tirasen, desnudos, a
buscarlas ¿Sabe Cayetana lo que es un raquero? ¿Se puede ser raquera y aristoi
a la vez? Punto de tesis doctoral, señor Elliot. También parece que es aristoi
un belga que la ha liado en Córdoba, entre pares. Si eso es hoy ser aristoi,
qué suerte no serlo.
Lo de Miguel Ángel es difícil de entender. Empezando por
creer que llamarse Pablo Manuel es más ¿gracioso? que llamarse Miguel Ángel. Un
periodista curtido, que en algún momento representó también aquel ansia de
libertad contra la dictadura y que por edad puede recordar mucho mejor que yo
la voladura del Madrid, a quién tiene que obedecer hoy, cuando ha sobrepasado
ampliamente la edad de jubilación, para
diariamente buscar un hueco y meter el palo en la rueda del gobierno,
preferentemente por la parte del vicepresidente, aunque alguna de las alas
socialistas tampoco se salven. En otro tiempo, al cronista parlamentario
Aguilar algunas de las medidas adoptadas por este gobierno, empezando por la
última del ingreso mínimo vital, le hubieran parecido magníficas. Retirarse a
tiempo… muy fácil e imposible a la vez. Al parecer.
Cuando aún no había fallecido (en carne mortal, aunque muerto, desde el punto de vista político, quizá ya lo estaba) el afamado cordobés Julio Anguita ensayó la 'pinza' con el PP, para defenestrar al felipismo. Se dejaba querer, con aquello del 'sorpasso', y hasta es posible que tuviera algo que ver con el irresistible ascenso del aznarismo, aunque lo más probable es que todo hubiera sucedido exactamente igual, antes o después, pues la marca IU ya daba señales de ruina.
ResponderEliminarPues bien, en tu requisitoria creo yo ver un trasunto de aquella 'pinza', y me asalta la duda de qué tenga que ver el ínclito Aguilar con la inefable Cayetana. ¿Que ambos se las han tenido tiesas con el Preclaro Líder de Podemos? Ahí también estuvo Sánchez, quien lo tildó de populista repulsivo, y muy cerca Errejón, cuando lo acusó de maniobrero nepotista.
En el fondo, bien mirado, en el albañal que es la 'política' no hay nadie que no haya sido/dicho algo -lo que sea- y lo contrario -estrictamente lo opuesto- en meses 6. Todo muy aderezado con mireustés, mucho aspaviento e innumerables pellizcos de monja. En el fondo, el tal Aguilar no es más que un jeta, que dijo lo que convenía y dirá lo que convenga. Quizá sea de lo único que no cabe acusar a Cayetana; ella es de una aspereza petrificada, como un granito constituido de cuarzo, feldespato y mala hostia.
Me gusta mucho tu comentario de hoy. Solo una acotación. Mucho mejor el granito original, con su parte de mica. Mala hostia sobra en esta Península. No necesitamos importar más
ResponderEliminarHay personas que envejen(mos) con solera y otras a las que la solera les envejece, caso de ese grupillo de ex progres o de carcundos disfrazados de progres, al que pertenece Aguilar, Leguina, Savater, Sotillos & company. De la argentina no digo gran cosa porque su lengua bioeda la describe. Por cierto, bien traído lo aristi/raquera. La define. Un placer leerte, Roberto.
ResponderEliminarMuchas gracias, María. Un honor que te guste lo que escribo
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