domingo, 11 de septiembre de 2022

Empalagado

 

Catalunya, Chile, Nueva York… Hay días polisémicos y hoy es uno de ellos. Con, al menos, ese triple significado. Siglo XVIII, siglo XX, inicios del siglo XXI, han pasado muchas cosas en trescientos años, que tres de ellas confluyan en un solo día tampoco es tan extraño. Con esa atadura por la Historia, me tiene en ascuas un centenario que llega el mes próximo. Cuando repasé acontecimientos para la felicitación de este año nuevo, cuando no había empezado, el 30 de diciembre último, escribí: Es posible que la celebración del centenario de la marcha sobre Roma nos procure algún dolor de cabeza ya que los seguidores de esas ideas andan crecidos”.

https://robertoruisanchez.blogspot.com/2021/12/a-por-2022.html

Entonces no sabía que un mes antes de ese centenario iba a haber elecciones en Italia –no lo sabía nadie- y que según las encuestas, la suma de derechas y ultraderecha le puede dar la presidencia del gobierno de ese querido país a la líder del movimiento neofascista, Giorgia Meloni. Así, el centenario puede convertirse en cualquier romería carnavalesca. A veces, aprender, escarmentar en cabeza ajena, puede librarnos de males semejantes. Le dedico la última línea a Yolanda Díaz y Margarita Robles, al alimón y en plan tanto monta/monta tanto. Y una recomendación de lectura:

He tenido que buscar la última acepción que da la RAE del verbo empalagar, sentir hastío, para definir lo que me ha ocurrido esta semana con la muerte de una reina que ha vivido al menos diez años fuera de la estadística, -así se refería mi suegra a ella misma, que alcanzó la misma longevidad que la reina de los británicos y de otros muchos, ahora que nos hemos dado por enterados de quién aparece en los billetes del dólar, australiano, canadiense o neozelandés.  También ha coincidido, casi, en la fecha en que mi padre decidió que ya no se iba a despertar ningún otro día. Solo que mi padre, que había nacido quince años antes que Isabel II, hace treinta que dejó de respirar. Él no vivió fuera de la estadística ni un día. Cuestiones de clase seguramente.

Es casi lo mismo que le pasa al hijo de la difunta. Empieza a trabajar, siendo un par de años mayor que yo mismo, cuando yo ya llevo unos cuantos jubilado. Y también será cuestión de clase. No voy a seguir con esa defunción. Ha hecho que me vuelva a sentir extraterrestre. No ha tenido demasiado interés para mí. Ha muerto una señora de 96 años, la mayoría preguntaría por el lugar donde firmar para alcanzar otro tanto. Entiendo que en la BBC cubran el acontecimiento de riguroso luto y todas las horas del día, pero a mí me ha empalagado. Si soy injusto, en esta ocasión no me importa: Las monarquías, incluso las más civilizadas, me parecen reliquias del pasado y profundamente antidemocráticas.

Sé que es una entrada más corta de lo habitual pero hace una tarde espléndida y hay un festival de cine en esta ciudad y tengo entradas. A cambio, hemos vuelto a publicar en domingo. Y eso también es recuperar la normalidad.

 

 

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