domingo, 7 de agosto de 2022

Mao, Chiang, Nixon, Gingricht y Pelosi

 

Podría recitar muchos más apellidos, chinos y estadounidenses, y me doy cuenta de que me meto en un sarao demasiado profundo para la primera entrada de agosto. Y no quiero ni puedo evitar que, aunque no había nacido cuando Mao expulsó del continente a los nacionalistas, ni puedo recordar la guerra de Corea, la crisis de 1958 ya la seguí por prensa y radio. Niño informado. Me enteré al mismo tiempo que muchos millones de españoles de que además de la VI flota, que ya atracaba en Barcelona para que los marinos y marines se aliviasen en los alrededores de las Ramblas, existía una VII flota que se colocó en el estrecho de Taiwán, donde llovía fuego maoísta como ahora ha vuelto a llover. 

Amoy, Quemoy, Chiang Kai-shek eran nombres que sonaban a diario. Chiang murió casi a la vez que Franco y ahora cuesta encontrar aquellas islas con los nuevos nombres: Xiamen, obediente a Pekín y Kinmen a Taipei. Pelosi, peso pesado demócrata no hace nada distinto a lo que hizo el radical Gingricht, que cree vivir ahora en los EE.UU socialistas de Biden, y que ya visitó la isla hace un cuarto de siglo, cuando tenía el mismo cargo que ahora Pelosi, y no hubo tanto ruido.

La actual democracia taiwanesa, no tengo información como para poner reparos, necesitó muchos años previos de dictadura y en 1971 Nixon, eligió, entre dos dictaduras, la de Mao y desde entonces la China popular es miembro permanente del Consejo de Seguridad y seguimos de postureo. Porque ¿dónde están los embajadores de casi todos los estados, en Taipei o en Pekín? Es posible que el Atlántico se haya agotado como antes se agotó el Mediterráneo. Si el futuro inmediato está en el Pacífico, la Unión Europea está en fuera de juego a pesar de algún departamento francés de ultramar. Hasta en este blog está escrito que lo de Ucrania podría ser de parvulario comparado con lo que pueda ocurrir en Taiwán/Formosa

No es que en casa no pasen cosas este verano. Pasan. Algunas de calibre notable. Acabaremos por tocar alguna. Pero lo ocurrido en Kabul el domingo pasado también merece comentario. Los drones asesinos blanquean ejecuciones extrajudiciales. El asunto es antiguo, lo único nuevo es la tecnología. El Zawahiri, sin duda, era un peligro público pero...  Si en la guerra contra el terrorismo integrista islámico usamos las mismas armas, no va a ser fácil demostrar, fuera de occidente, que nuestro bando es el de los buenos.

Y sí, en el laboratorio trumpista de la Comunidad de Madrid van a seguir creando monstruos. Lo mismo que a Aznar no se le podía decir cuánto podía beber, a Díaz Ayuso no hay quien le quite las pilas. Realmente es el conejito de aquella marca a la que no se le agotaban. Ese reparo que dan los ventrílocuos, en el caso de la presidenta madrileña queda acentuado, con sus peinados y trajes, pero a la vez, se conoce la voz de su trastienda y ese elemento, aunque se vista de seda, se queda en mona. Perversa, pero mona.

El cuñadismo en el gobierno madrileño tiene una entidad difícil de creer. El portavoz, vicepresidente y consejero de Educación, Ossorio, es un tipo con menos luces que los escaparates apagados, esos de los que acaba de escribir un tratado que conmoverá para siempre los ordenamientos jurídicos de occidente. Debería aplicarlo a las señales de limitación de velocidad en carreteras. Cuando uno ve un, por ejemplo, 60, en su circulito, Ossorio opina que es solo para unos metros. Después ya se puede acelerar de nuevo.

Y a escala local tenemos un lejano recuerdo de IDA. Gema Igual, nuestra popular alcaldesa popular, lo único que ha subrayado de los incidentes ocurridos en un festival de música en esta ciudad, con fama de sanatorio y donde supuestamente nunca pasa nada, -aunque hay asesinatos añejos sin encontrar al/ a la culpable,- es que no hay que crear alarma social. ¿Ha habido nueve pinchazos con sus asistencias hospitalarias? Parece que sí, pero mejor callar en opinión de la alcaldesa, no denunciar ¿así con todo? y no generar alarma, uff! Por edad ni IDA ni GI debieron oler la naftalina ¿De dónde les viene? Señora Igual, a pocos metros de mi dormitorio hay un botellón casi permanente. No lo he denunciado para no generar alarma social, pero creo que lo voy a hacer. Son ya muchas noches con el sueño alterado y supongo que habrá algún vecino más con el mismo problema.

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