domingo, 15 de mayo de 2022

De La Albericia al Báltico

 

Vamos hoy de lo cercano a lo alejado, de lo local a lo global. No se conoce con detalle  fuera de la región y es una marca notable: Santander es la única ciudad española de su importancia y tamaño que nunca ha cambiado el color de su gobierno municipal. Desde 1979 o desde cuarenta y dos años antes, a elegir. En 2019, la minoría popular tuvo que pactar con la minoría de Ciudadanos, ya no sirvió la compra de concejales como en 2015. La mayoría absoluta del PP terminó en 2011 y no es previsible que se reproduzca. El dirigente de C,s, Ceruti, que al parecer no quería el pacto, lo acató por imperativo de la dirección nacional y aclaró que iba a arreglar desde dentro todo lo que no funcionaba en la ciudad que era y es mucho.

Entramos en el último año de la legislatura municipal con la noticia bomba de la obra de una gasolinera junto a un instituto de Secundaria en La Albericia. Como si hubiera  surgido de la nada. Como si nadie se hubiera enterado de la tramitación…lo cual no se ajusta a la realidad. En la misma semana podemos ver fotos de festejos de calle para reivindicar caminos seguros hacia los colegios y el enterramiento de un gran depósito de combustible a diez metros de las aulas… Un gobierno local que da menos esperanza que el infierno de Dante.

Cuando emparentan democracia y mandarinato, la ley no tiene por qué ser igual para todos. La dirigente de VOX Olona, para presentarse a las elecciones andaluzas y que no le pasara como a Cantó en Madrid, se empadronó hace meses en Salobreña. Vox, que no se había distinguido hasta ahora por aplaudir los empadronamientos solidarios que algunos ciudadanos han hecho con inmigrantes irregulares, presenta en Andalucía a una señora que no es andaluza y que dice vivir en casa de un amigo... sin contrato de alquiler. ¿Esto es válido para cualquiera? ¿Si estuviera interesado, podría ir mañana a solicitar vecindad en  Marbella?

Otra que no parece dar mucho escándalo es la de ocupar un escaño del Senado en representación de una asamblea autonómica. La operación de Maroto en las Cortes de Castilla y León la repite ahora el jefe Feijóo en Galicia. Ocupar espacio los martes en las tertulias después de incendiar la Cámara y seguir en modo tomadura de pelo por parte de los mandarines. También lo intentó el actual ministro de Cultura, Iceta, pero lo que pareció una maniobra sectaria de los soberanistas lo impidió en el Parlament catalán.


Puede que ni Putin ni sus asesores más apreciados hubieran calculado esta derivada de su operación sobre Ucrania: La ampliación de la OTAN ahora mismo solo cuenta con un obstáculo y tiene alguna tela: Turquía. Suponiendo que esa alianza militar fuera la de las democracias frente al totalitarismo, desde su inicio tuvo borrones de distinto signo: La dictadura portuguesa, las de Grecia y Turquía estaban dentro; y la ausencia de democracias intachables como Suecia y Finlandia. Al margen de lo que guste o disguste la propuesta de ampliación, un par de consideraciones. Primera, se entiende muy bien que la ciudadanía sueca o finlandesa busque un paraguas protector frente a la irracionalidad del antiguo agente de la KGB y segunda, que sea el régimen de Erdogan quien se oponga y por lo que se opone –En Suecia y Finlandia han obtenido asilo opositores turcos- sigue revelando que la alianza atlántica es muchas cosas pero ninguna angelical.

 

 

 

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