domingo, 3 de abril de 2022

Otra velocidad

 


La actualidad, su velocidad, nos supera de nuevo. Se traga literalmente los acontecimientos. Dos que empezaron prácticamente a la vez, que merecieron frase supuestamente ingeniosa del ex presidente Aznar, sobre la guerra en Ucrania y en el PP, aparentemente se han detenido. La del PP parece que tiene alto el fuego, armisticio y tratado de paz. Una pena que nadie haya aclarado la razón última por la que empezó esa guerra, que ha hecho que quien era el mandamás y candidato indiscutido e indiscutible a presidir el gobierno, ya haya abandonado la política. En la zona en que se ha realizado el congreso se habrán dicho: “Como un toro”, con acento Jesulín.

La otra guerra, la de verdad, la de Ucrania ni se ha terminado ni se ha detenido, pero todo indica que ha empezado otra fase. Militarmente, después de cinco semanas de combates, no se puede decir que el poderoso ejército ruso haya conseguido muchos éxitos. Después, todos los demás aspectos de la guerra, como un poliedro irregular de innumerables caras: Los refugiados y las pérdidas económicas que siempre castigan más a quienes tienen menos. Los heridos, los mutilados… La política-ficción de empezar conversaciones de paz mientras se siguen alcanzando objetivos civiles y no se respetan los mínimos humanitarios, en una confrontación armada supuestamente  entre seres civilizados.

Yo me había buscado el término ruso para asesino y lo tenía guardado por ahí, esperando a ver si de verdad alguna instancia jurídica internacional procedía contra Putin. Y va el presidente norteamericano y le llama carnicero, butcher, que se le ha entendido muy bien a Mr Biden. ¿A dónde voy yo ahora con mi “ubiytsa”,(*) guardado desde hace semanas? -mi corrector me propone “uvitas”, y lo ha hecho dos veces, cosa bastante infrecuente en él-,  a ver si el  señor del Kremlin además de ubiytsa  es un uvitas, aunque sean destiladas.  Por cierto, añado que esta misma mañana, lo anterior ya estaba escrito, me ha parecido escuchar en la radio que un portavoz del gobierno ruso acusa a los europeos de estar al servicio del bourbon americano. A mí que me registren. Después de años, de verdad, de muchos años, anoche abrí una botella y cayeron unos chupitos. Eran de escocés…

Bueno que me parece muy pronto para frivolizar con esta guerra, con cualquier guerra, pero es que una vez que nos la retransmiten en directo, nos enteramos de que sigue habiendo teletrabajo, y pagos electrónicos, y trotes gimnásticos mañaneros  por los parques, y, lo que me parece más sorprendente, reparto de comida a domicilio por parte de los ciclistas de las mochilas térmicas amarillas. Demasiado, pero no es la guerra de Gila: los muertos y todo lo demás son reales.

Y hay más guerras, y algunas se atizan desde aquí. Convertirnos en vasallos de Mohamed VI va a tener muchas consecuencias y no solo para los saharauis. No es fácil asimilar que los privilegiados cerebros bien pagados próximos a Moncloa no evaluaran con alguna pizca de realismo la reacción argelina. Los alemanes siguen comprando y pagando gas ruso. Nosotros pagaremos lo que nos pidan por el gas argelino. Y a callar, por mudak, que viene a ser gilipollas en ruso.

Y hay más guerras… Es casi imposible acordarse de todas.

(*) Foto Associated Press. Mariupol

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