sábado, 16 de abril de 2022

Cosillas de Pascua

 


Mañana es Pascua. Un término un tanto confuso. Un día de estos he felicitado las Pascuas y me han contestado: “En mi casa eso es en Navidad”. Pues sí. Hay más de una Pascua. Si la etimología viene de pastos, de comer corderito que ha pastado, no sé por qué, estar como unas pascuas es estar muy contento y hacerle a alguien la Pascua es fastidiar a ese/a alguien un montonazo. Lo que no cabe duda es que estamos en plenilunio, el primero de la Primavera, por eso es Pascua. Y estamos en guerra. No sé si en otras guerras la gente viajaba/viajábamos tanto; pero en esta, ni la guerra nos ha quitado las ganas. Y no me excluyo. Tengo la mochila casi cerrada y he adelantado la comida del corderito.

Hay un par de cosillas –ojo a la rima- que me han llamado la atención en esta semana de recogimiento, que después de dos años recogidos por encima de nuestras posibilidades, tampoco parece que ha sido tanto el dicho recogimiento. Se escucha a representantes de los sectores relacionados con el turismo, exultantes. Una Semana Santa mejor que la de 2019, y con buen tiempo. Lo único que quieren es más terrazas, ya pasaremos por donde podamos.

Mientras, siguen clavándose los cuchillos de las cosillas de la corrupción sobre la silueta del PP: Trescientas tres, 303, páginas de sumario en la Audiencia Nacional vuelven a acreditar que la banda es muy profesional hasta para bautizar los alias. Lo del “Albondiguilla” me llamó la atención desde el primer momento. Y es que ese municipio que rima en consonante con el alias, Boadilla, debió ser una especie de El Dorado con trajes de diseño en vez de taparrabos. Trajes como los de los pillos -Núñez Feijóo dixit- que colocaron su mercancía averiada al Ayuntamiento de Madrid. Curiosidad/casualidad, es en ese municipio, eso sí, en la avenida de Cantabria, donde los Botín montaron su ciudad financiera, la que podía haber albergado, por ejemplo, Marina de Cudeyo.

La otra cosilla es más una cosa, une chose, porque viene del país vecino. He comentado, en un grupo de amigos, lo que me ha parecido un titular desafortunado: “La estrategia ganadora de (*) Mélenchon…” En algunos sitios, en donde ha ganado. Porque la realidad es que le han faltado medio millón de votos para disputar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia. En un país bastante más poblado que el nuestro, medio millón de votos son relativamente muy pocos. Habrá sido imposible pactar alguna retirada de candidatos de izquierda o ecologistas, que en conjunto han debido obtener diez veces más de ese medio millón que le ha faltado a Mélenchon. También puede ser que ni siquiera se haya intentado.

¿Es un puro folklore el sistema de doble vuelta que alguna vez nos ha podido parecer que rozaba la perfección? En la primera vuelta cada elector escoge lo que más le gusta y ya después afinamos y, aunque no sea muy a gusto, se vota contra el otro/la otra. O sea, lo que venimos haciendo aquí casi desde que nos volvieron a colocar las urnas en los colegios. Pero,… siempre hay peros si se buscan. El próximo domingo va a ocurrir por tercera vez, desde que ha empezado este siglo, lo que no había ocurrido nunca en la centuria anterior, desde que De Gaulle fijó las reglas del juego en 1958. ¿Y qué es, cuál es esa novedad? Pues que a la segunda vuelta se ha llegado en 2002, en 2017 y ahora con representantes del nuevo fascismo en una de las dos papeletas posibles. Supongo que en Francia tendrán alguna fórmula refranera que hable de lo del cántaro y la fuente…

A mi edad, apenas importa nada lo que le pueda pasar a uno mismo. Pienso, a diario, en la siguiente generación y en la otra y en las que no voy a conocer. En ese país vecino que ha sido durante dos siglos largos un foco con un sentido inequívoco, al menos para nosotros, los pobres vecinos del sur, con menos libertades, con más autoritarismo, ¿se podrá llegar a apagar ese foco? Si cada uno de nosotros tuviera que votar el domingo 24 contra dos opciones que no nos gustan, ¿seríamos capaces de hacer el esfuerzo, ir y escoger la que, muy en el fondo, menos nos moleste? Pues aquí, con una sola vuelta es muy parecido. Ya lo desarrollaré.

 

(*) Foto: Istockphoto

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