domingo, 24 de abril de 2022

Karst


 

El paisaje de aquí, el que nos envuelve, el que vemos en cuanto salimos de la ciudad, y que marca nuestras profundidades con simas y cuevas, producto de la relación entre el agua de lluvia, abundante, y el material principalmente calizo de nuestras rocas, tiene un nombre original que proviene de una región fronteriza, con pasado austro-húngaro, cercana a Trieste pero no lejos de Liubliana o de Rijeka. Es el karst, carso en versión italiana. Bilingüe como los rótulos de la región, hoy croata, de Istria. 

No es difícil ni muy caro llegar desde aquí con un par de horas de vuelo de bajo coste. Siempre me han interesado las rocas, el paisaje que conforman. Aprendí a leer en signos externos la composición de lo que no vemos y, aunque podría haber muerto sin ir al original, estoy satisfecho de haber ido. La cueva de Postojnska es un monumento natural bien explotado. Quizás excesivamente bien explotado. Pero un recurso de primer orden para la pequeña República de Eslovenia.

Mañana es 25 de abril, fiesta en Italia aunque aquí recordemos más la de los vecinos portugueses. Las primeras imágenes de la película Novecento recrean ese 25 de abril de 1945, una loa al triunfo partisano sobre nazis y fascistas. El sábado 23 las calles de Bérgamo aparecían llenas de banderas, italianas y de la ciudad, como una española recortada. Mojadas. Llovía bastante. En Verona las calles estaban dominadas por las pancartas electorales. El alcalde actual, figura de la derecha, se va a enfrentar a un candidato que puede dar mucho juego. Ha sido futbolista de cierto renombre. Quizás el año que viene también haya banderas en Verona por el 25 de abril.

Verona está bastante cerca de Saló, el último rincón de la infamia en Italia. Aunque es posible que Pasolini cargase las tintas sobre el final de ese periodo al ligarlo a la obra de Sade, Los 120 días de Sodoma, lo cierto es que alguna publicación española de extrema derecha ensalza al alcalde de Verona por su posición frente al presunto lobby gay. Así, volviendo de esa parte de Italia que ha normalizado a la extrema derecha, que gobierna en todas las regiones del norte, -Bérgamo es una de las excepciones-, es posible resituar la nueva normalidad en Castilla y León.

¿Se encamina Francia a una nueva normalidad después de esta segunda vuelta electoral? Lo escribo, con miedo, antes de las ocho de la tarde y confiando en que no ocurra y recordando palabras de la alcaldesa de Santander en una emisora de radio esta misma semana: aquí no se cumple la ley de Memoria por no molestar a los ancianos que viven en calles con nombres de asesinos. Gema Igual cree que los vecinos seguimos recibiendo correspondencia y que es una molestia cambiar el nombre de alguna calle, aunque el callejero siga sucio. Y aunque no se cumpla la ley.

Al día siguiente del 25 de abril se recuerda el aniversario de la destrucción de Gernika/Guernica. Si la señora Igual fuese alcaldesa de la villa foral quizás entendería mejor el significado de la Memoria. El Instituto de Investigación por la Paz, Gernika Gogoratuz, hace de esa villa hoy un ejemplo en todo el mundo y no hay una calle allí dedicada a la Legión Cóndor. Aquí mantenemos, entre otras, las dedicadas a Alonso Vega y Fidel Dávila. Sin prisas. Por aquí, cosas del clima, supongo, hay leyes que se han disuelto con más rapidez que el carbonato cálcico.

La pandemia ha hecho que traspasar fronteras no haya resultado fácil en los dos años últimos. Ahora acabo de ver, más de una vez, en puestos fronterizos que hace años que no ejercen de tal, por la pertenencia de ambos países a la Unión Europea, fronteras que ejercen de nuevo. Con controles de documentación y puestos de ayuda urgente a refugiados, con carpas de organizaciones humanitarias que codo a codo con agentes de la autoridad tratan de hacer más fácil el tránsito de los que huyen de la guerra. De esta guerra de ahora.

sábado, 16 de abril de 2022

Cosillas de Pascua

 


Mañana es Pascua. Un término un tanto confuso. Un día de estos he felicitado las Pascuas y me han contestado: “En mi casa eso es en Navidad”. Pues sí. Hay más de una Pascua. Si la etimología viene de pastos, de comer corderito que ha pastado, no sé por qué, estar como unas pascuas es estar muy contento y hacerle a alguien la Pascua es fastidiar a ese/a alguien un montonazo. Lo que no cabe duda es que estamos en plenilunio, el primero de la Primavera, por eso es Pascua. Y estamos en guerra. No sé si en otras guerras la gente viajaba/viajábamos tanto; pero en esta, ni la guerra nos ha quitado las ganas. Y no me excluyo. Tengo la mochila casi cerrada y he adelantado la comida del corderito.

Hay un par de cosillas –ojo a la rima- que me han llamado la atención en esta semana de recogimiento, que después de dos años recogidos por encima de nuestras posibilidades, tampoco parece que ha sido tanto el dicho recogimiento. Se escucha a representantes de los sectores relacionados con el turismo, exultantes. Una Semana Santa mejor que la de 2019, y con buen tiempo. Lo único que quieren es más terrazas, ya pasaremos por donde podamos.

Mientras, siguen clavándose los cuchillos de las cosillas de la corrupción sobre la silueta del PP: Trescientas tres, 303, páginas de sumario en la Audiencia Nacional vuelven a acreditar que la banda es muy profesional hasta para bautizar los alias. Lo del “Albondiguilla” me llamó la atención desde el primer momento. Y es que ese municipio que rima en consonante con el alias, Boadilla, debió ser una especie de El Dorado con trajes de diseño en vez de taparrabos. Trajes como los de los pillos -Núñez Feijóo dixit- que colocaron su mercancía averiada al Ayuntamiento de Madrid. Curiosidad/casualidad, es en ese municipio, eso sí, en la avenida de Cantabria, donde los Botín montaron su ciudad financiera, la que podía haber albergado, por ejemplo, Marina de Cudeyo.

La otra cosilla es más una cosa, une chose, porque viene del país vecino. He comentado, en un grupo de amigos, lo que me ha parecido un titular desafortunado: “La estrategia ganadora de (*) Mélenchon…” En algunos sitios, en donde ha ganado. Porque la realidad es que le han faltado medio millón de votos para disputar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia. En un país bastante más poblado que el nuestro, medio millón de votos son relativamente muy pocos. Habrá sido imposible pactar alguna retirada de candidatos de izquierda o ecologistas, que en conjunto han debido obtener diez veces más de ese medio millón que le ha faltado a Mélenchon. También puede ser que ni siquiera se haya intentado.

¿Es un puro folklore el sistema de doble vuelta que alguna vez nos ha podido parecer que rozaba la perfección? En la primera vuelta cada elector escoge lo que más le gusta y ya después afinamos y, aunque no sea muy a gusto, se vota contra el otro/la otra. O sea, lo que venimos haciendo aquí casi desde que nos volvieron a colocar las urnas en los colegios. Pero,… siempre hay peros si se buscan. El próximo domingo va a ocurrir por tercera vez, desde que ha empezado este siglo, lo que no había ocurrido nunca en la centuria anterior, desde que De Gaulle fijó las reglas del juego en 1958. ¿Y qué es, cuál es esa novedad? Pues que a la segunda vuelta se ha llegado en 2002, en 2017 y ahora con representantes del nuevo fascismo en una de las dos papeletas posibles. Supongo que en Francia tendrán alguna fórmula refranera que hable de lo del cántaro y la fuente…

A mi edad, apenas importa nada lo que le pueda pasar a uno mismo. Pienso, a diario, en la siguiente generación y en la otra y en las que no voy a conocer. En ese país vecino que ha sido durante dos siglos largos un foco con un sentido inequívoco, al menos para nosotros, los pobres vecinos del sur, con menos libertades, con más autoritarismo, ¿se podrá llegar a apagar ese foco? Si cada uno de nosotros tuviera que votar el domingo 24 contra dos opciones que no nos gustan, ¿seríamos capaces de hacer el esfuerzo, ir y escoger la que, muy en el fondo, menos nos moleste? Pues aquí, con una sola vuelta es muy parecido. Ya lo desarrollaré.

 

(*) Foto: Istockphoto

domingo, 10 de abril de 2022

85

 

Dentro de pocos días se cumple el 85º -octogésimo quinto- aniversario del bombardeo de Gernika/Guernica. Todavía no ha conseguido ser solo un hecho histórico. Es un símbolo y cada vez más, o con más descaro, sin complejos dicen ellos y ellas, es un símbolo molesto. Demostrado tras la intervención del presidente Zelenski ante las Cortes españolas. Nuestra Historia del siglo XX va a necesitar más de un siglo para que entre en vías de curación. Hay opinadores/as, personalmente es la primera vez que me entero de la existencia de la señora Jamardo, que a la ignorancia añaden mucha maldad y esa siempre ha sido una mezcla explosiva, en el 36, en el 39, en los 40, en los 60… de cualquier siglo, y ahora mismo. Pero atreverse a decir en público que ni los que bombardean son tan malos ni los que reciben las bombas son tan buenos, en un caso flagrante y contrastado de ataque a la población civil…Es un sin-complejos de libro. La equidistancia, si no se sabe manejar bien el transportador de ángulos, es feroz.

Con pocas horas de diferencia se producen acontecimientos que afectan a los dos grandes partidos españoles. A los dos que han gobernado, a los dos que seguirán gobernando aunque no lo merezcan. El mismo día de la primera entrevista entre Pedro Sánchez y Núñez Feijóo es la cena del primero en Rabat, con el rey de Marruecos, un despliegue en pleno Ramadán. Cualquiera que haya visitado un país musulmán en Ramadán habrá podido ver lo que ocurre al anochecer. A mí me han invitado a cenar familias completas, absolutamente desconocidas, cerca del zoco más famoso de El Cairo. El despliegue de propaganda se podía haber ocupado de algo más singular. Ir a Rabat en representación de una parte del gobierno, de una parte de tu propio partido, sin un voto favorable de alguien más en el pleno del Congreso…es un ejercicio extraño, pero no parece muy democrático. Sin poner en duda que la política exterior es competencia del presidente, como tantos otros aspectos de la política general, o más, debería tener unos mínimos acuerdos de política de estado: Inalterable gobiernen los unos o los otros.

Y por si faltaba algo en esas pocas horas, la representación oficial de los saharauis ha roto sus relaciones con el gobierno español, con el gobierno al completo. No he escuchado que hagan diferencias. Morder y sorber, estar en misa y repicando –en el campanario- es una práctica que se suele ver venir de lejos. Los partidos de “lucha y de gobierno” tienen que acabar inclinándose por uno de los dos factores. Todavía nadie ha cuadrado ese círculo. Y en esas mismas horas, pocas, se conoce una nueva sentencia de la Audiencia Nacional que vuelve a afirmar que el Partido Popular es una máquina de drenar dinero público para uso propio. Además los hermanísimos y los primísimos… y sus heroicas actuaciones para conseguir material sanitario a precios de metales preciosos.

Las noticias de Ucrania cada vez son más desoladoras y confirman las aspiraciones imperiales de Moscú. Se han conocido documentos teóricos que ya despedazan el país invadido. Van a dejar, para que se entienda con los occidentales, solo el oeste católico. Está narrado en este blog:https://robertoruisanchez.blogspot.com/2019/07/leopolis-mitteleuropa-ii.html

En el verano de 2019 visité Lemberg/Lviv/ Leópolis/Lvov/Lwów, la ciudad de muchos nombres, y de cambio de  manos –ocho veces entre 1914 y 1945- fue capital de provincia del Imperio austro-húngaro y lugar temporal de residencia del gobernador nazi, Frank, y lugar de nacimiento del abuelo de Philippe Sands, el autor de “Calle Este-Oeste”, cuya protagonista, de hecho, es la propia ciudad y cuya lectura me empujó a ese viaje… Los procesos de Nüremberg, los delitos de genocidio y crímenes contra la humanidad, también se relacionan con Lviv, y ahora, de nuevo.

Y una embajadora de Putin como Marine Le Pen atrae el voto de casi la cuarta parte de los electores franceses, en primera vuelta y disputará la segunda a Macron. Solo dos de cada cien han elegido a la gaditana alcaldesa de Paris, Hidalgo. Tampoco es muy fácil de entender.

domingo, 3 de abril de 2022

Otra velocidad

 


La actualidad, su velocidad, nos supera de nuevo. Se traga literalmente los acontecimientos. Dos que empezaron prácticamente a la vez, que merecieron frase supuestamente ingeniosa del ex presidente Aznar, sobre la guerra en Ucrania y en el PP, aparentemente se han detenido. La del PP parece que tiene alto el fuego, armisticio y tratado de paz. Una pena que nadie haya aclarado la razón última por la que empezó esa guerra, que ha hecho que quien era el mandamás y candidato indiscutido e indiscutible a presidir el gobierno, ya haya abandonado la política. En la zona en que se ha realizado el congreso se habrán dicho: “Como un toro”, con acento Jesulín.

La otra guerra, la de verdad, la de Ucrania ni se ha terminado ni se ha detenido, pero todo indica que ha empezado otra fase. Militarmente, después de cinco semanas de combates, no se puede decir que el poderoso ejército ruso haya conseguido muchos éxitos. Después, todos los demás aspectos de la guerra, como un poliedro irregular de innumerables caras: Los refugiados y las pérdidas económicas que siempre castigan más a quienes tienen menos. Los heridos, los mutilados… La política-ficción de empezar conversaciones de paz mientras se siguen alcanzando objetivos civiles y no se respetan los mínimos humanitarios, en una confrontación armada supuestamente  entre seres civilizados.

Yo me había buscado el término ruso para asesino y lo tenía guardado por ahí, esperando a ver si de verdad alguna instancia jurídica internacional procedía contra Putin. Y va el presidente norteamericano y le llama carnicero, butcher, que se le ha entendido muy bien a Mr Biden. ¿A dónde voy yo ahora con mi “ubiytsa”,(*) guardado desde hace semanas? -mi corrector me propone “uvitas”, y lo ha hecho dos veces, cosa bastante infrecuente en él-,  a ver si el  señor del Kremlin además de ubiytsa  es un uvitas, aunque sean destiladas.  Por cierto, añado que esta misma mañana, lo anterior ya estaba escrito, me ha parecido escuchar en la radio que un portavoz del gobierno ruso acusa a los europeos de estar al servicio del bourbon americano. A mí que me registren. Después de años, de verdad, de muchos años, anoche abrí una botella y cayeron unos chupitos. Eran de escocés…

Bueno que me parece muy pronto para frivolizar con esta guerra, con cualquier guerra, pero es que una vez que nos la retransmiten en directo, nos enteramos de que sigue habiendo teletrabajo, y pagos electrónicos, y trotes gimnásticos mañaneros  por los parques, y, lo que me parece más sorprendente, reparto de comida a domicilio por parte de los ciclistas de las mochilas térmicas amarillas. Demasiado, pero no es la guerra de Gila: los muertos y todo lo demás son reales.

Y hay más guerras, y algunas se atizan desde aquí. Convertirnos en vasallos de Mohamed VI va a tener muchas consecuencias y no solo para los saharauis. No es fácil asimilar que los privilegiados cerebros bien pagados próximos a Moncloa no evaluaran con alguna pizca de realismo la reacción argelina. Los alemanes siguen comprando y pagando gas ruso. Nosotros pagaremos lo que nos pidan por el gas argelino. Y a callar, por mudak, que viene a ser gilipollas en ruso.

Y hay más guerras… Es casi imposible acordarse de todas.

(*) Foto Associated Press. Mariupol